Valeriano López y el fantasma lorquiano. IDEAL
Pues no estamos tan mal / Valeriano López, artista

«Los espíritus se me manifestaban tan rápido que corrió la voz de que era médium»

Valeriano López, que está triunfando con su película 'Juana la Lorca', siempre gustó de transgresiones y fantasmas. Todo empezó aquel verano en que se puso de moda el espiritismo y le cogió un vicio tremendo

Jorge Pastor

Granada

Jueves, 19 de agosto 2021, 00:07

Valeriano López no olvidará fácilmente este año 2021. Su última genialidad, el largometraje 'Juana la Lorca', está en la selección de algunos de los principales ... festivales de España, como el de Málaga. Amante empedernido de meter uno o dos pies en tierras movedidas, el punto de transgresión de sus creaciones nunca deja indifirente a nadie.Lo ha demostrado con 'Juana la Lorca', el colofón de aquella exposición 'Navidlo et on sonisesa sut' que tanto gustó y que tanto dio que hablar en la Huerta de San Vicente. Este verano se está tomando un respiro con la que expectativa de nuevos proyectos.

Publicidad

–Valeriano ¿cómo fue aquel verano que preferiría olvidar?

–Aquel verano se puso de moda hacer espiritismo. Me encantaba y cogí un vicio tremendo. Los espíritus se manifestaban tan rápido y con tanta decisión cuando yo ponía el dedo en el vaso, que se corrió la voz de que era médium. Todo el mundo me invitaba a sus sesiones y yo me hacía el interesante, hasta que una noche nos visitó un espíritu juguetón que quiso darme un susto. Lo único que recuerdo es que una mujer horrible entró en la habitación y se abalanzó sobre mí con las manos crispadas. No me quedó más remedio que saltar por la ventana. Los otros no vieron a la mujer, pero las vecinas que tomaban el fresco dijeron que salí volando. Menos mal que solo era un primer piso y que a los trece años yo era de goma.

–¿Es el verano un tiempo propicio para la creación?

–Sí, siempre que la creación sea, como para Duchamp, el resultado de una 'acción perezosa'.

–Dígame dónde está ese lugar del mundo donde le gusta perderse para encontrarse.

–Cada vez es más difícil perderse en este mundo turistificado. Pero bueno, quizá siga siendo Estambul la ciudad que más me estimula y donde yerro más a gusto.

–Menudo añito ha tenido usted con 'Juana la Lorca'. ¿Se esperaba una respuesta tan increíble por parte del público y la crítica?

–Todo es posible con 'Juana la Lorca'. Me gusta moverme en la cuerda floja y desde el principio fui consciente de que era un proyecto muy arriesgado y de difícil encaje en los circuitos habituales; demasiado cinematográfico para el circuito artístico y demasiado artístico para el cinematográfico. Además, cuando uno se atreve a ser iconoclasta con un icono tan poderoso como García Lorca, sabe que habrá sensibilidades que se incomodarán. Sin embargo, a pesar del amor generalizado por el poeta, o gracias a ello, la inmensa mayoría del público que ve la película entra en el juego y la disfruta.

Publicidad

«Cuando uno se atreve a ser iconoclasta con un icono tan poderoso como García Lorca, sabe que habrá sensibilidades que se incomodarán»

–¿Gazpacho?, ¿salmorejo?, ¿los dos?, ¿ninguno?

–Los dos y ninguno. El gazpacho de Huéscar, mi pueblo, es anterior a la conquista de América, de cuando no se conocían el tomate ni el pimiento. Pepino troceadito, aceite, sal, vinagre y abundante agua fresca. El gazpacho andaluz y el salmorejo, hasta no hace tanto, eran allí tan exóticos como la 'vichyssoise'. Pero uno se acostumbra a todo. Incluso he intentado, sin éxito, ser embajador de ambos en el extranjero. Recuerdo la cara que puso la abuela de Omar cuando probó el salmorejo que hice en respuesta a su hospitalidad; la misma que puso mi abuela cuando, a sus ochenta años, le dio un sorbo a aquella 'cosa colorá'.

–¿Qué está leyendo este verano?

–A la sombra de un cocotero, voy alternando lecturas relacionadas con un nuevo proyecto que tengo entre manos y otras que son purita evasión. Por ejemplo: 'La radicalidad del amor' de Srecko Horvat; 'Los blancos, los judíos y nosotros. Hacia una política del amor revolucionario' de Houria Bouteldja; 'Por el culo. Políticas anales' de Javier Sáez y Sejo Carrascosa; 'Temporada de huracanes' de Fernanda Melchor; 'Manuscrito encontrado en Zaragoza' de Jan Potocki… En fin, todo un plan para otro verano extraño.

Publicidad

–Una canción que escuchar mirando las estrellas.

–De mis noches estrelladas con banda sonora, no olvido una con 'Sonho meu' de Dona Ivone Lara. Fue en Ilha Grande, frente a la costa del estado de Río de Janeiro. Eran las festas juninas y he de reconocer que las caipirinhas de maracuyá también hicieron su trabajo.

«Este verano esperaba darle un buen empujón a un nuevo proyecto, pero no puedo mantener el nivel de autoexploración y necesito dar reposo en la cabeza»

–¿Cómo lleva el aire acondicionado?

–Lo llevo fatal. Cada verano es más caluroso y lo solucionamos con aire acondicionado. Por no hablar del ruido insoportable de los motores del vecindario que te obliga a cerrar las ventanas para poder dormir. Muy mal, con el aire tan fresquito que corre por la noche en Graná.

Publicidad

–¿Echa de menos a los alumnos?

–Tanto como ellos a mí. La experiencia educativa es de ida y vuelta. Pero, como en toda relación, es muy saludable tomarse un descanso de vez en cuando.

–Hablemos de sus proyectos. Me consta que no para de darle vueltas a la cabeza y que no tardaremos en conocer algunas de sus nuevas creaciones.

–Este verano esperaba darle un buen empujón a ese nuevo proyecto que he mencionado antes, pero no puedo mantener el nivel de autoexploración al que me he sometido últimamente y necesito, más que nunca, dejar la cabeza en reposo y el cuerpo en remojo. Además, los ecos de 'Juana la Lorca' me obligan a seguir atendiéndola. Menuda es ella.

Publicidad

–Pues no estamos tan mal ¿verdad?

–No hemos aprendido nada, pero sí, peor podríamos estar. Algunos están muy bien, incluso.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad