Fin a los cortes de luz en Plaza Nueva

«Esperemos no tener que seguir tirando dinero por el desagüe»

Una semana más tarde, los arreglos han terminado tras otro fin de semana en el que los comerciantes de la zona volvieron a reportar varios cortes. El sábado se produjeron dos distintos en hora punta, tanto por el día como por la noche. Desde la continuación de los trabajos el lunes, no han vuelto a producirse sobrecargas, por lo que los vecinos esperan que se convierta en el final definitivo de un problema «que lleva sucediendo demasiados años ya», como refleja Cristobal Gallardo, dueño de El Mercader, uno de los negocios afectados.

«Estas últimas semanas han sido como tirar dinero por el desagüe», explica Cristobal, cuyo negocio se ha visto especialmente afectado por los cortes de luz. En este local funcionan únicamente a base de reservas, por lo que no poder dar un servicio «afecta a nuestra reputación«. «La gente viene expresamente a nuestro establecimiento y se van sin poder comer por culpa de los cortes». El hostelero calcula que en las últimas dos semanas han perdido entre 40 y 45 mesas, de mucha gente que quizá ya no vuelva por temor a no poder ser atendidos. Ahora, muchos negocios cuentan con un sistema de seguridad en el mecanismo para activar el gas a la hora de cocinar, el cual cuando se va la luz se bloquea e impide su funcionamiento. De esta manera, estos restaurantes no se quedaban únicamente sin ventilación, sino que perdían toda su capacidad para atender a los clientes, sin la certeza de cuándo volvería el suministro.

Estos trabajos culminan un largo período de reclamaciones de estos comerciantes, que durante años han sufrido por culpa de los fallos en el sistema eléctrico. Los propietarios lamentan que se haya tardado tanto en encontrar una solución a este problema, hasta un momento en que ha resultado ya «insostenible». De primeras, lo único que han tenido disponible en el barrio ha sido un retén de Felmosur prácticamente instalado en la zona, atentos por si en cualquier momento se producía la sobrecarga. «Si que es cierto que habitualmente han sido ágiles para venir a arreglarlo, pero aún así te descoloca totalmente», relata Cristobal. Así, los hosteleros suspiran con alivio, ya que no tendrán que volver a pasar el mal rato de tener que explicarle a los clientes que no podían atenderlos.