Empresarios de la Hoya de la Mora aseguran que la zona «es un marrón» que hay que reordenar
Los responsables de los negocios de este paraje de la Sierra temen que tras el vallado de la zona haya un plan para crear un parque de ocio «con precios altos»
Domingo, 22 de agosto 2021, 00:55
En la Hoya de la Mora, en agosto, hay ciclistas, moteros y muchos coches. Los arcenes de la carretera sirven para aliviar las necesidades de ... los visitantes ya que las zonas asfaltadas para aparcar se quedan pequeñas. El sol empieza a calentar este paraje natural, que esta semana ha estrenado vallas, y ya no queda hueco para estacionar. La zona, que ahora es un erial y que en invierno es una pista improvisada y espontánea donde de trineos, ha sido cercada por Cetursa para impedir que entren los coches a aparcar y pisen lo que es Parque Nacional.
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Cetursa argumenta que el cerco evitará que los vehículos invadan la zona protegida, aunque esta versión no convence a los empresarios de la zona –nueve familias– que consideran que la dirección de la Sierra planea convertir aquel espacio gratuito en un parque de actividades de pago.
«La Hoya de la Mora es un marrón de 200.000 visitantes al año que hay que ordenar. Lo primero no debería haber sido cercarlo. Había mucha más necesidad de instalar baños, tapar los baches o promover un sistema de transporte público que acabe con la gran afluencia de coches», explica Francisco Peña, un enamorado de la Hoya y que regenta el kiosco-bar de esta zona, en el que los deportistas reposan el ejercicio tomando unas cervezas desde las alturas.
Domingueros y trineos
Francisco es el embajador de la Hoya y piensa pelear por ella junto al resto de empresarios, que recibieron hace 40 años el permiso para poder asentarse. Este empresario resalta el encanto de este paraje donde las familias los domingueros y los visitantes de otras provincias vienen a echar el día en Sierra Nevada sin necesidad de esquiar ni de pagar nada por accesos o actividades. Y con ese espíritu popular quieren mantenerlo.
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Pero ahí está la valla que los amenaza y que Cetursa ha colocado coincidiendo con la inactividad del mes de agosto. «Creemos que la intención de la estación es poner aquí otro 'Mirlo Blanco'. Un parque de actividades con precios elevados que no están al alcance de todas las familias», explica Francisco Peña que cuenta que es necesaria la reordenación de la zona, que ya está desbordada de público, pero que ruega que, si no es gratis, tenga precios populares y se diferencien de la otra zona de la estación «donde cobran 8 euros por media hora».
Peña asegura que lo de los coches es una excusa para haber colocado las vallas ya que eran «4 o 6 vehículos los que entraban en una zona ya de por sí deteriorada», anota. Los empresarios de la Hoya de la Mora quieren que la zona se regularice y que lleguen los servicios porque, tal y como explica este representante de los negocios, el turismo del visitante de la Sierra que no va a esquiar se ha disparado y hay que dotar este espacio de medios.
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El cerramiento de la montaña, que está en construcción, está formado por vallas de madera unidas por cables de acero, algo muy peligroso si se quedase así cuando llegue la nieve y comiencen a circular los trineos.
Información sobre el futuro de la zona
«Yo no creo que sea para que no entren los coches. Tiene pinta de ser para cobrar por entrar o para controlar ya que ha habido accidentes de gente que termina chocando con los vehículos que están aparcados en la primera fila», expresa Jose, un granadino que acude en moto y que no tiene problemas de aparcamiento. Por allí está también Francisco José Quesada, de Jaén, que deja su coche en el último rincón que queda libre. «He notado un aumento de afluencia del año pasado a este. Deberían pensar algún sistema para poder aparcar sin problema», plantea este corredor de montaña.
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Por ahora, los empresarios de la Hoya quieren información. Saber para qué son realmente las vallas –que suben por el cerro hasta zonas donde no entrarían los coches– y si tiene que ver con una reordenación de la zona que ponga precio al placer, hasta ahora gratuito, de tirarse con trineo. «Soy optimista y creo que va a seguir conservando el encanto», desea Francisco Peña.
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