La posibilidad de conciliación entre la vida laboral y familiar es una de las principales razones para querer reducir la jornada de trabajo. IDEAL

Se duplica en cinco años el número de granadinos que quieren trabajar menos aunque pierdan sueldo

Los expertos apuntan a que este es un cambio estructural en el mercado de trabajo de toda Europa mientras los trabajadores rechazan la jornada a turno partido

Juanjo Cerero

Granada

Domingo, 11 de septiembre 2022, 23:59

Trabajar menos como un horizonte parece una propuesta extraña en un país con tasas de paro como las que presenta habitualmente España, y más en ... concreto Andalucía. Pero es una cuestión cada vez más común, y que la situación derivada de la pandemia no ha hecho sino profundizar. A este país, de hecho, llega más tarde que a otros territorios europeos, señalan los expertos en relaciones laborales que estudian el panorama internacional. Consideran que va a ser una cuestión cada vez más habitual y que refleja una polarización en el mercado de trabajo, con sueldos cada vez más dispares, que se refleja igualmente en el conjunto de la economía. Los trabajadores que siguen esta línea de pensamiento, por su parte, consideran que el trabajo a turno partido es una lacra del sistema laboral español y defienden un orden de prioridades en el que el trabajo ya no ocupa el primer lugar.

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En Granada, de acuerdo con los microdatos más recientes de la Encuesta de Población Activa (EPA), que publica cada trimestre el Instituto Nacional de Estadística (INE), cerca del tres por ciento de los trabajadores aseguran ya que preferirían trabajar menos horas de las que lo hacen en la actualidad, incluso aunque eso supusiese una reducción del sueldo. En términos ajustados a la última cifra de ocupados, eso supone hasta un total de 9.354 granadinos. La cifra ha aumentado en más de dos mil personas en los últimos doce meses, y es más del doble que la registrada solo cinco años antes. A lo largo del segundo trimestre de 2017, por ejemplo, solo el 1,2% de los asalariados encuestados por el INE afirmaron encontrarse en esta misma posición, lo que se traduce en unas 4.095 personas. Es decir, que hoy son más del doble que entonces (+128%).

La cifra, apuntan los expertos, comienza a mostrar una tendencia que lleva años siendo visible en otros países europeos. Así lo explica Francisco Díaz Bretones, decano de la Facultad de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de la Universidad de Granada (UGR) y director del grupo de investigación en Salud y Bienestar Organizacional. «La Unión Europea viene señalando esta tendencia desde 2010 en algunos de sus informes», detalla, «y es una situación que se deriva de una creciente polarización en el mercado de trabajo», en la que los sueldos mejoran sobre todo en algunas franjas y sectores mientras buena parte de la masa de trabajadores reciben recortes o revisiones salariales que se quedan lejos de compensar el aumento del coste de la vida, más aún en una situación inflacionaria de doble dígito como la actual.

Un cambio estructural

Para Díaz Bretones, esta tendencia es un síntoma de un cambio estructural más grande, que afecta a la visión del trabajo en términos generales dentro del entorno vital, y que la crisis económica de 2008 y la situación de pandemia no han hecho sino agravar. «El modelo que teníamos en mente es el de mitad del siglo XX, que llegó hasta principios de este siglo, pero se está acabando», asegura el experto, que remarca que «estamos en un proceso de transición que a veces es complicado ver estando dentro, pero vamos a vivir». La pandemia y los meses de teletrabajo obligatorio en muchos sectores también han contribuido a esta dinámica:«Muchos trabajadores han descubierto lo que es trabajar desde casa y han podido desarrollar cuidados compaginándolo con su trabajo».

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En esta situación se encuentra Jorge Maqueda, granadino de 42 años, que tras trabajar en Berlín volvió a la capital y tuvo como prioridad tener un trabajo que le permitiese compaginar con los cuidados que necesita su madre. Maqueda apunta a este cambio en el orden de prioridades, y asegura que ha adaptado su «estructura de vida en función de las necesidades» de sus familiares. Pero también es verdad que puede permitírselo:«Me compensa cobrar menos porque no tengo otros gastos». Además, carga contra la jornada a tiempo partido, una particularidad de los horarios españoles no habitual en Europa:«Nunca volvería a trabajar en esa condiciones, me parece una barbaridad; trabajar menos implica mucho menos estrés, es más saludable», recalca.

Por lo general, son personas con mayor poder adquisitivo las que se pueden permitir plantearse una situación de reducción de la jornada de trabajo pese a cobrar menos dinero. En este sentido apunta Daniel Mesa, secretario general en Granada de Comisiones Obreras:«La renuncia a horas y salario se produce más a menudo entre rentas altas, situación no muy frecuente en Granada, o entre personas trabajadoras que reciben otras rentas que no proceden del trabajo, como puede ser el alquiler de bienes inmobiliarios, algo muy común en la capital». Pese a todo, es una coyuntura cada vez más frecuente.

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Una problemática que afecta sobre todo a hombres

La mayoría de las personas que en la provincia granadina estarían dispuestas incluso a perder dinero con tal de trabajar menos horas son, en su mayoría, hombres, pese a que por lo general las tareas y cuidados son asumidos de manera más común por las mujeres.Eso sí, ellos en general tienen mejores sueldos. Según el INE, este conjunto conforma hasta casi dos tercios del total (63,63%). Por el lado contrario, las personas que aseguran que querrían trabajar más horas son, por lo general, mujeres que sufren una situación de precariedad. La tasa de parcialidad en este colectivo en la provincia alcanza el 24%.

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