No hubo –como suele ocurrir– declaraciones, pero quedó claro que la reina Doña Sofía no perdió la oportunidad de preguntar e interesarse por los más ... pequeños detalles de su visita a las instalaciones del Banco de Alimentos de Granada.
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Una visita que también dejó casi sin palabras a su presidente, Indalecio García, cuando en la despedida, reconocía «estar en una nube», consciente de la importancia de la presencia de la reina emérita para seguir dando a conocer el papel fundamental que se está haciendo con los más desfavorecidos y, sobre todo, viniendo de una persona, Doña Sofía, a la que definió de gran sensibilidad, muy entrañable y que conoce bien las necesidades «a las que mira de frente».
A las once en punto llegaba a las puertas del local situado en Mercagranada donde era recibida por las principales autoridades: el alcalde, Francisco Cuenca, el presidente de la Diputación, José Entrena; la subdelegada del Gobierno de España, Inmaculada López; y el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, Pablo García.
Por parte de la Fundación se encontraban Pedro Llorca y Gregorio Pérez, presidente y tesorero de la Federación Española de Bancos de Alimentos, FESBAL, además del presidente local. Indalecio García contó a la regia invitada el trabajo realizado solo en Granada, con casi seis millones de kilos de alimentos repartidos y casi 50.000 personas beneficiarias en el año 2020, con más de 150 voluntarios estables, muchos benefactores y cinco delegaciones en toda la provincia.
Doña Sofía mostró su conocimiento de esa labor. No en vano, desde la Fundación que lleva su nombre colabora con los Bancos de Alimentos desde hace más de una década. Participó en una reunión de trabajo en la que conoció las necesidades y posibles vías de ayuda para continuar.
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Se interesó por los productos, en especial por los frescos, y conoció que, en Granada, el tratamiento a estos artículos está considerado de excelencia, como luego me apuntaba la propia subdelegada del Gobierno, Inmaculada López.
Tras algo más de una hora recorriendo las instalaciones, la reina emérita aún tuvo tiempo de ver el trabajo de recogida que, en esta ocasión, realizaba el grupo de la asociación de vecinos del Zaidín. Allí estaban Antonio Ruiz, Félix Romero, Jacinto Navas y Manuel Palomo… y Paquillo –«Fue alumno mío», me dijo el alcalde– que se ocupaba de las cajas y que, junto a sus compañeros, charlaron con Doña Sofía, que recibió primero una granada y más tarde un caqui, parte de la carga que en ese momento se estaba realizando. Fue un momento especial, fuera de todo protocolo, que terminaba en una foto de recuerdo con brazo de Paquillo incluido por encima del hombro de la Reina.
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Me contaron también que saludó afectuosamente a los invitados, la mayoría benefactores del Banco, caso de Javier Martínez, con el que comparte su vínculo scout. Allí estaban también Joaquín Ruiz, de Kolmer; Poli Servián, de Caja Rural; Angustias Fernández, de la Fundación Manuela; Fernando Alex, de SECOT; Isabel Ruiz, del Cortijo Cuevas; Manuel Frechilla, de Lactalis Puleva; José Francisco Muñoz, de Covirán y, por supuesto, el director de Mercagranada, Adolfo Orti, «muy orgulloso de la visita».
También acudieron la diputada Olvido de la Rosa y la concejala, Nuria Gutiérrez; empleados del Banco y representantes de las delegaciones en la provincia; y también Juan de Dios Gutiérrez, insignia de Oro de FESBAL, por ser el voluntario en activo más antiguo de España, que le entregaba la propia Doña Sofía.
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Los aplausos sonaron de forma espontánea cuando la comitiva volvía a salir y comenzaba la sesión fotográfica, en la que no faltaron los miembros del Patronato granadino, con Margarita Álvarez, Manuel Marchar, Juan Antonio Maldonado, Mª Teresa Martínez, Ana Isla, Felipe Alva, Rufo del Castillo, Dionisio Carrión y Juan Luis Castillo.
Y, por supuesto, los ex presidentes Francisco Galindo y Antonio López Barajas, así como el patrono honorario vitalicio y fundador del Banco de Alimentos en Granada, Esteban Feriche, con el que tuve una apasionante charla, recordando cómo fue aquello, hace ya más de un cuarto de siglo.
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Fue una mañana llena de momentos para el recuerdo –gracias, María García–. Doña Sofía se lleva de primera mano la información de un trabajo intenso que no solo consiste en repartir mercancía –que ya es importante– sino que pretende favorecer la inserción laboral y, algo en lo que toda la sociedad puede contribuir, luchar contra el despilfarro de alimentos.
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