El fulgor del 'Sansón' granadino
Víctor Vázquez se proclamó en Órgiva subcampeón de España en división sub 23
Sergio Yepes
Martes, 10 de mayo 2016, 02:16
«Empecé a darme cuenta de que me pasaba algo porque me quedé muy delgado. Me hicieron pruebas y se descubrió que era diabético de ... tipo 1. Entonces la doctora que me atendía, sabiendo que yo hacía pesas, me dijo: 'haz otro deporte, porque la fuerza no te va a servir para contrarrestar los efectos de la enfermedad».
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A Víctor Vázquez, un estudiante de veinte años de Ciencias del Deporte, aún le da la risa al recordar las prescripciones médicas que se le realizaron cuando hace cosa de un lustro comenzaba a frecuentar el gimnasio por «razones estéticas». Y es que las puso todas en tela de juicio por vía de perseverar, cincelar con músculo su anatomía y convertirse en figura muy destacada del powerlifting, una joven especialidad del deporte de fuerza que consiste en el levantamiento de pesas de diferentes maneras. Comenzó a practicarla en enero de 2015. Y desde el campeonato de España celebrado en Órgiva en el pasado mes de abril se trata del subcampeón en división junior (sub 23) y también en categoría de -93 kilos, que es donde encima estableció un récord nacional que se encuentra en vigor. Flexionando rodillas elevó 242 kilos en modo sentadilla, que es uno de los tres movimientos en los que se sustenta la modalidad junto al press de banca (tumbado) y el peso muerto (levantado para tener que situar la carga a la altura de las caderas). Así que en tiempo de 'plusmarquista' se convirtió en el 'Sansón' de Granada.
«Siempre he practicado deporte. Cuando era chico jugaba al fútbol. Y al entrar al instituto me pasé al baloncesto. Pero un día un compañero de mi club (CD Fuerza Granada) me puse en contacto con su entrenador, Juan López, y desde entonces hasta ahora estoy enfocado al 100% al powerlifting», dice quien siente que su carrera no ha hecho más que comenzar.
Las esperanzas las tiene depositadas ahora en «la Copa de Europa que se celebra en Alhaurín de la Torre a finales de año y también en el campeonato europeo que tendrá lugar en Dinamarca en el próximo mes de marzo». Pero su ilusión es «llegar hasta donde me aguante el cuerpo, porque yo trabajo día a día como si fuese el último. Mientras me respeten las lesiones, no habrá problemas». En total, se 'machaca' cuatro veces a la semana, que completa con una quinta sesión «para la recuperación». Y todo, gracias al Gimnasio Triunfo, que ha tenido la gentileza de comprar el material adecuado para que el 'fortachón' se pueda preparar adecuadamente.
Le cuesta el dinero
A decir verdad, puede que sea la única ayuda que ha tenido en el desempeño de una actividad que le cuesta el dinero - «al no tener patrocinador todo me lo tengo que costear yo»- y en la que encima también ha tenido que derribar prejuicios y alguna que otra 'leyenda urbana' con respecto al dopaje. «Si compites a través de federaciones vinculadas a la IPF (International Powerlifting Federation) debes firmar un documento en el que te comprometes a pasar controles si es necesario. Siempre he abogado por la práctica de un deporte limpio. Y aunque la gente pueda pensar lo contrario, no es imposible levantar una determinada carga sin estar dopado», explica con convencimiento y reconociendo que sí que se vale de ayuda legal: la ergogénica nutricional.
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«Durante todo el año consumo proteína de suero (subproducto de la leche) o multivitamínicos. Y en algunas partes de la temporada añado algún carbohidrato de asimilación más rápida y melatonina», esgrime para acabar concluyendo que «al ser buena para poder recuperar mejor, soy un claro defensor de la suplementación».
Bien que lo saben en su entorno, que le arropa con complicidad y apoyo en sus horas de sacrificio. «Mis amigos y mi novia también están metidos en el mundo del deporte, por lo que me entienden perfectamente cuando renuncio a otras cosas por dedicarme esto. Pero bueno, no soy una persona de salir de fiesta, ni de beber ni tampoco de fumar, por lo que tampoco me estoy perdiendo nada», concluye mientras mira una pesa con deseo irrefrenable de levantarla hasta el cielo.
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