Andrea (nombre ficticio) posa con la denuncia interpuesta contra su agresor. Blanca Rodríguez

Agresiones en Granada

Denuncias por situaciones de «violencia» en el Albaicín: «Ya no paseo tranquila»

Tres mujeres exponen a IDEAL episodios traumáticos vividos en los últimos meses y una plataforma vecinal reclama más presencia policial

Laura Velasco

Granada

Lunes, 24 de febrero 2025

El barrio con mejores vistas de la Alhambra no siempre es noticia por ser Patrimonio de la Humanidad. La Policía Nacional actúa allí regularmente por ... hechos delictivos de diversa naturaleza, principalmente robos a vecinos o turistas aprovechando la discreción de la noche. Los últimos detenidos, según informa el Cuerpo, fueron el pasado fin de semana, precisamente por este motivo. A principios de mes arrestaron a otros jóvenes también por robos, algunos de los cuales habían actuado en este barrio. La Policía Nacional no ofrece datos sobre si las denuncias por hechos de este tipo han aumentado allí en los últimos tiempos, pero hay quienes aseguran que la zona no es lo que era. La plataforma Por un Albaicín seguro asegura que está relacionado con el fenómeno de la okupación en la zona, con viviendas convertidas en «puntos de tráfico de drogas», y pide más presencia policial.

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IDEAL ha podido hablar con tres mujeres que han presentado denuncias por haber sufrido actos violentos. Cuentan que se encuentran «asustadas» desde entonces y conviven con el «miedo» de que los episodios se vuelvan a repetir. Prefieren mantenerse en el anonimato por el miedo a represalias de sus agresores, todos extranjeros, según coinciden. Asimismo, reclaman más presencia policial y «leyes más duras».

Una de ellas es Noelia (nombre ficticio), que denunció una agresión sexual en la puerta de su casa. Cuando estaba cerrando la puerta, un hombre se le abalanzó. «Me tocó el pecho y se restregó, intentaba meterme dentro de la casa. Creo que me hubiera violado. Nos caímos cuando intentaba zafarme y me hice daño en la muñeca, me tuvieron que operar el mes pasado», recuerda a duras penas. Le cuesta horrores hablar del tema. Finalmente, pudo escapar y pedir ayuda.

Noelia cuenta que a su agresor, con una edad que ronda los treinta años, lo detuvieron muy cerca de allí. Tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad al día siguiente. «Me sentí vulnerable y desprotegida. Le pusieron una orden de alejamiento, pero no sirve de nada, sigue paseando por el barrio», lamenta. Ha pasado ya un tiempo desde aquello, pero las secuelas psicológicas permanecen. «Siempre he salido a correr y ahora me da pánico. No salgo de noche ni cojo el transporte público, mi libertad se ha visto perjudicada solo por ser mujer y encontrarme con un salvaje. Intento pasar página, pero me da miedo hasta ir a comprar. Ya no paseo tranquila», sentencia.

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Estampada contra un muro

El caso de Andrea (nombre ficticio) ha tenido varios episodios. Todo comenzó cuando se cruzó con un vehículo a una velocidad excesiva y le recriminó su actitud al conductor. Este se bajó del coche y, según consta en la denuncia, la agarró fuertemente del pelo y la estampó contra el muro. «Me dijo: te voy a enseñar yo lo que es conducir», recuerda Andrea, a la que le «duele el cuerpo» cuando lo cuenta. La atendieron al día siguiente en el centro de salud y denunció ante la Policía Nacional, adjuntando el parte de lesiones.

El siguiente capítulo llegó cuando este mismo hombre presuntamente se acercó hasta la tienda en la que trabaja Andrea para amenazarla para que retirara la denuncia. Ella no estaba aquel día, pero se lo dijo a su compañero. No se había recuperado del susto cuando volvió a encontrarse al individuo. «Apareció con dos hierros en la mano para amenazarme con lo mismo», explica. Ha vuelto a denunciarlo y ha solicitado una orden de alejamiento. «Si lo vuelvo a ver me voy a desmayar, quiere matarme», afirma contundente. Según su versión, tiene problemas con más vecinos del barrio, especialmente mujeres. «No tiene escrúpulos ni moral y estoy asustada, tengo una hija», apostilla.

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«Le tengo miedo»

La última denunciante es Patricia (nombre ficticio), una artesana que ha denunciado «amenazas y provocaciones» por parte del mismo hombre que presuntamente atacó a Andrea. «Me tiró el móvil y me empujó», señala. Ese fue el detonante para que interpusiera la primera denuncia. «Le tengo miedo, porque sé que ha agredido a otras personas y es violento», comenta. Le acabaron poniendo una orden de alejamiento, pero sabe que sigue en el barrio. «Si lo veo me echo a temblar, me invade la impotencia y la rabia», concluye.

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