«Ahora puedo comparar, y la OCG destaca por su cohesión y su entrega»
Pablo Heras-Casado dirige a la Orquesta Ciudad de Granada en la fiesta de apertura de la temporada que conmemora el 25º cumpleaños de la formación musical
Inés Gallastegui
Jueves, 17 de septiembre 2015, 12:52
Pablo Heras-Casado (Granada, 1977) regresa este viernes a Granada para dirigir a la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) en su concierto de inauguración de ... la temporada 2015/16, con el que se celebra el 25º aniversario de la formación musical. Con un programa operístico que da un gran protagonismo a la orquesta, Heras-Casado dirigirá por primera vez a la soprano Mariola Cantarero, compañera de aventuras musicales desde la infancia, y contará con la participación de los coros de la OCG y la Basílica de San Juan de Dios. El granadino vive una de las carreras más fulgurantes del panorama internacional: además de dirigir orquestas por todo el mundo, es director titular de la Saint Luke's de Nueva York -fue elegido mejor director de 2013 en Estados Unidos- y principal director invitado del Teatro Real. Pese a su amor declarado por Granada -ciudad que visita con frecuencia y de la que es 'embajador'-, ver dirigir a Heras-Casado en su tierra es toda una oportunidad: apenas ha comandado en dos o tres ocasiones a la OCG y su paso por el Festival de Música y Danza ha sido muy puntual.
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-Después de dirigir en los mejores auditorios del mundo, ¿qué significa para usted hacerlo en la plaza de toros de su ciudad?
-Significa estar en mi tierra, con mi familia y mi gente, con todo el mundo que conozco y que quiero, y eso es muy importante. Solo en algunas ocasiones te pueden acompañar algunos amigos, pero aquí los tengo a todos. Esa dimensión personal está a veces por encima de los grandes auditorios.
-En ocasiones ha comentado que aprendió escuchando ensayos y conciertos de la OCG. ¿Le emociona que le hayan invitado en su 25º cumpleaños?
-Es un honor que me inviten. La OCG es donde yo aprendí a oír a una orquesta: hablando con los músicos, preguntándoles, aprendí el proceso de preparar un concierto. Luego fueron mis compañeros de viaje cuando yo emprendí mis propios ensembles y otros proyectos en Granada... Es estar en familia, con mucha responsabilidad, pero en familia. A pesar de que nos conozcamos y seamos amigos casi desde que yo era un crío, hay un componente de mayor responsabilidad. O quizá precisamente por eso. Para mí ellos son un referente y lo seguirán siendo. Es un momento muy importante del año en el que la orquesta se abre a la ciudad y demuestra lo que es, y la ciudad entera viene hacia la orquesta; no es solo un concierto popular.
-¿Qué momento vive la OCG?
-La veo en un momento de consolidación y de madurez, como institución y como grupo humano. Siempre la he visto como un grupo de referencia, y ahora puedo comparar porque he visto muchas orquestas de todo el mundo: en esta orquesta puedo ver la cohesión, el ánimo y la entrega, algo que es fácil perder y contaminar. Lo he visto desde el principio, cuando estos músicos eran veinte años mas jóvenes que ahora, y cuando han pasado por épocas difíciles. La OCG sigue viva porque los músicos han luchado por ella y se han cohesionado para que por encima de todo la orquesta siga existiendo y siendo el corazón cultural de la ciudad. Contra viento y marea política, la orquesta ha sabido defenderse y consolidarse, y eso tiene un mérito enorme.
Distribuidas las 12.000 invitaciones
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La Orquesta Ciudad de Granada informó esta semana que las 12.000 localidades disponibles para la Fiesta de la Música de este viernes en la Plaza de Toros ya han sido distribuidas.
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El programa del concierto, que abre la temporada 2015/16 y celebra el 25º aniversario de la OCG, incluye piezas de óperas tan conocidas como Carmen (Bizet), El Barbero de Sevilla (Rossini), Il Trovatore, La Traviata y Nabucco (Verdi), Norma (Bellini) y Las Valkirias (Wagner).
Carta blanca
-Aunque usted y Mariola se conocen desde hace muchos años, nunca la había dirigido...
-Mariola y yo nos conocemos desde los 10 años, pero no hemos coincidido nunca. Cuando me plantearon la posibilidad de este concierto, me dieron carta blanca y dije que me encantaría hacer una noche operística y contar con los dos cantantes de referencia en Granada, que son además amigos de la infancia: Mariola Cantarero y José Manuel Zapata. Era un sueño bonito pero finalmente, por desgracia, José Manuel no ha podido arreglar su agenda.
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-También participan dos coros: el de la OCG y el de San Juan de Dios. Usted fundó un coro siendo muy joven y siempre ha estado especialmente vinculado a la música coral...
-El programa era un lienzo en blanco y una de las cosas que le pedí a la orquesta era que participase el coro, porque nunca había trabajado con él y porque para mí Granada es mi cuna musical también como director. Yo soy director de orquesta porque en Granada estuve muy activo en el mundo del coro como cantante en muchísimos grupos y fundé mis propios grupos. Para mí el mundo coral granadino ha sido mi cuna musical, junto con el conservatorio. Me da mucha alegría porque me voy a encontrar a amigos de la actualidad, que pertenecen a mi círculo más íntimo, y viejos amigos que han formado parte de mi grupo de amistades de cuando vivía en Granada. Los directores de los dos coros y muchos de sus cantantes son también familia, parte de mi pasado y de mi grupo de salir de tapas.
-Hábleme del programa. ¿A qué criterios responde?
-Por vocación y por filiación me gustaba la idea de una noche de ópera, y también tuvimos en cuenta que la fiesta del año anterior estuvo dedicada a la zarzuela. La ópera permite introducir mucha variedad, involucrar a cantantes y coro. Dentro del mundo de la ópera hay un abanico enorme de posibilidades: es un repertorio básicamente conocido, accesible y popular, pero también de alto nivel. La voz está muy presente pero para mí lo importante y lo central -porque la ópera da para mucho- es la orquesta: celebramos el 25º aniversario y me he empeñado en que toda la música orquestal sea brillante y virtuosística, para que la OCG se luzca y sea la protagonista. Hay Bellini, Verdi y Rossini, pasando por Borodin, música muy brillante que permite a la orquesta sea el epicentro.
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La carne en el asador
-La Fiesta de la Música es gratuita y popular. El público que asiste no es el que acude regularmente a la temporada de la OCG o al Festival de Música. ¿Eso es relevante para el director?
-Es una oportunidad de abrir las puertas de la música sinfónica a un rango de público más diverso y más numeroso que en un concierto habitual. Es una oportunidad para que la música salga a la calle y el público vea que es parte de sus vidas y parte de la cultura con mayúsculas. Es un concierto de mucha responsabilidad, en el que hay que invertir mucho esfuerzo y poner toda la carne en el asador. Y de alguna manera dar la bienvenida al que no haya ido nunca a un concierto y animarlo a que vaya durante el resto del año a conocer a la orquesta.
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-Desde el punto de vista técnico, ¿qué limitaciones impone tocar al aire libre y en un espacio como una plaza de toros?
-Nos limita un poco a todos porque no son las condiciones ideales de un espacio cerrado con una acústica cuidada. Hace falta amplificación. Hay algo que pierdes, pero también es muchísimo lo que se gana. Todas las orquestas del mundo que habitualmente tocan en lugares cerrados hacen este tipo de conciertos al aire libre para un público más abierto y más heterogéneo. El ambiente que se respira, la energía, la vibración de una cantidad de público tan enorme... compensan. No me lo planteocomo una limitación. Es muy emocionante.
24/7 al 200%
-En pocos años ha dado un gran salto profesional, con compromisos en auditorios de todo el mundo. ¿Se siente algo desbordado?
-No, si me desborda el trabajo, mal andamos. El trabajo debe ser el que yo pueda asumir con un nivel de respuesta y de calidad. El reconocimiento viene respaldado por el trabajo. Lo único que me podría desbordar es no llegar a cumplir mis objetivos.
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-Pero todos esos compromisos exigirán una capacidad de trabajo impresionante...
-Mucho, mucho, mucho trabajo... Es una dedicación completa. Como dicen los americanos, 24/7: 24 horas al día, 7 días a la semana. No es llegar a un sitio sino estar en cada momento y en cada lugar al 200%
-Hace un par de años comentaba que si no dirigía más en España era porque el sistema de programación español era distinto al del resto de Europa y había menos capacidad de planificar a medio plazo. ¿Sigue siendo igual?
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-No lo sé, la verdad. Ahora mismo no estoy en contacto con orquestas de España, salvo con la de Granada. Con el Teatro Real, que es uno de los grandes teatros a nivel mundial, estamos planificando a 7 u 8 años vista, y así es como se hace. Antes podía improvisar un poco más, pero ahora no.
-Su elección como principal director invitado del Teatro Real, ¿ha cambiado su relación con otras instituciones musicales españolas?
-Mi relación con el Teatro Real es un privilegio enorme. Para mí no significa nada el título; para mí el privilegio es tener libertad creativa para programar y plantear proyectos y construir cosas juntos. Es maravilloso trabajar así. Estoy muy contento con esta relación, pero no creo que tenga ningún impacto en el resto de instituciones españolas. No es algo que me preocupe. Para mí lo importante es el proyecto en sí; si tiene lugar en España, de maravilla, pero si es en otros países de Europa, allí es donde lo haré.
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-Teniendo en cuenta que es la gran esperanza de la dirección orquestal española, ¿no le gustaría dirigir a otras orquestas españolas?
-A mí me gusta estar donde soy querido y donde puedo desarrollar mi trabajo, y hay muy pocas orquestas españolas que me hayan invitado a dirigir. En Granada siempre voy a estar porque es mi ciudad y mi familia y aquí tengo el cariño y el respeto de todo el mundo, pero en otros lugares de España no me lo planteo porque no se ha dado la posibilidad.
Economía de doble filo
-En alguna entrevistas interpretaba que la crisis podía tener un efecto de doble filo: por un lado, arruinar los avances de los últimos años en materia de educación musical y, por otro, revalorizar a los jóvenes músicos a los que, en tiempos de vacas gordas, no se hacía ni caso. ¿Se han cumplido sus predicciones?
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-Sí. Veo que las orquestas españolas acuden ahora a músicos jóvenes, solistas y directores que antes estaban fuera. Aunque sea forzado, creo que es bueno que haya una especie de justicia divina para que estos músicos tengan su espacio: no podía ser que estuvieran ganando premios y ocupando plazas importantes en el extranjero sin poder actuar en España. En cuando a la formación, para mí es tan importante la de los músicos como la del público: hay que educar al público ofreciendo posibilidades, una programación bien hecha, actividades al alcance de todo el mundo. Igual que las orquestas, como la de Granada, han sido muy valientes y han luchado por mantener, en malas condiciones, su lugar en la vida cultural, también el público sigue acudiendo a los conciertos, a pesar de las dificultades, de los precios desorbitados de las entradas, los libros, los discos... Esto es gracias a que el público ha madurado y ha incluido la música y las artes escénicas en su cotidianidad, pero la situación no ha mejorado. Hoy en día sigue siendo heroico pagar una entrada para un concierto, porque sigue siendo muy caro, y sigue siendo heroico para una orquesta o una compañía de teatro o de danza montar un espectáculo, porque los impuestos y las cargas económicas son brutales. Esto sigue siendo muy salvaje y la situación no ha mejorado nada.
-¿Tiene algún proyecto entre manos con la OCG o con el Festival de Música?
-Por ahora, ninguno. Disfrutaré mucho esta semana esperando que llegue otra.
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