Llamando a las puertas de Sinatra
El último disco del legendario músico de Minnesota rinde homenaje a las canciones la 'Voz' | El Palacio de los Deportes de Granada acoge esta noche su esperado concierto
JUAN JESÚS GARCÍA
Miércoles, 8 de julio 2015, 01:32
Seguramente la madre de Dylan nunca vio a un veteranísimo Antonio Machín en el teatro Isabel la Católica, y por tanto nunca le recomendó, como ... cuenta Miguel Ríos, no hacerse excesivamente mayor en el escenario. O si ocurrió desechó la idea: a los 74 años el judío/cristiano de Minnesota sigue al trote cabalgando su 'gira interminable' sin tener intención de pisar el freno, ya que de aquí a fin de año tiene anunciados medio centenar de concierto.
Publicidad
Además de meterse muchos miles de kilómetros intercontinentales entre pecho y espalda, al señor Zimmerman le queda tiempo para preparar nuevas grabaciones, ordenar las antiguas y seguir abrumando a sus seguidores con publicaciones históricas, las 'Bootleg series'. También ha hecho radio, escrito sus 'Crónicas' y hasta se ha relajado con artísticos trabajos de metalistería. Y seguro que también ha hecho más cosas por ahora desconocidas, porque si algo ha caracterizado a este personaje es ser más opaco que un ayuntamiento español.
Dylan ha sometido a sus seguidores a todo tipo de pruebas de fidelidad. Desde que aquellos primeros disidentes que le llamaban Judas por pasarse al rock and roll hasta ahora, su carrera ha sido como un viaje en el tren de la bruja, sin cinturón de seguridad, lleno de curvas, algún derrape y no pocos escobazos. Discos, noticias y comportamientos han descabalgado a no pocos seguidores, si bien entre una producción de 65 discos 'oficiales' y centenares de 'piratas', hay puertas por las que los que habían salido despedidos se han reincorporado a la vía como si nada.
Y es que junto a las lejanas maravillas de los sesenta, como su primera trilogía indispensable ('Bringing it all back home', 'Highway 61 revisited' y 'Blonde on blonde'), maravillosamente epilogadas en los setenta ('Blood on the tracks' o 'Desire') ha habido también años, como los ochenta, salvados por los directos: 'Bob Dylan at Budokan', 'Dylan & The Dead'. Asistimos a la resurrección de fin de siglo con grandes obras como 'Oh Mercy', 'Under the red sky', y el gigante 'Time out of mind', el gran disco de 1997 producido por Daniel Lanois. A partir de aquí Dylan ha ido a más, en un crescendo que no ha defraudado en trabajos como 'Modern times' de 2006, 'Together through life' de 2009 y 'Tempest' de 2012, todo ellos ya en plena fase Juan Palomo bajo el pseudónimo de Jack Frost. Y ahora nos llega de gira convertido en una 'sombra de la noche'.
Shadows in the night
Fue Bruce Springsteen quien diría, señalando a los titanes de la música popular norteamericana del siglo pasado, que en la música estadounidense «Sinatra puso la voz, Elvis las caderas y Dylan el cerebro». A Elvis, decía Bob que estuvo a punto de verlo en la UCI, y como con Franky ha pospuesto sin fecha un posible dueto celestial, ha sorprendido a propios y extraños con un disco de homenaje al cantante favorito de Lucky Luciano.
Publicidad
Se dice que en la última gira americana en algún bis cantaba 'Stay with me', un estándar que fue éxito en la versión de Frank Sinatra, pero de ahí a grabar un disco entero de homenaje a un personaje tan diametralmente ajeno al folk y el rock hubiese sido impensable. salvo para él.
Y así 'Shadows in the night', su 36ª producción de estudio, es un recuerdo integral a 'La Voz' desde la otra orilla de la cultura americana. Con este hombre todo es posible, desde cantar 'Master of war' a los reclutas a editar una referencia de villancicos. Así que el que fuera nombrado portavoz de una generación por aclamación popular se acerca en su otoño al máximo representante de la anterior generación, la que junto nombres como Beatles o Stones él envió al museo de cera.
Publicidad
Pero Dylan casi nunca es lo que parece, y ambos artistas se han estado siguiendo a lo largo de décadas y han compartido escenario, mesa, mantel y generosas dosis de alcohol, concretamente Jack Daniels Gold Medal, el bourbon favorito del marido de Ava Gardner. Se sabe que Sinatra pensó en Dylan para sus míticos discos de duetos, concretamente le tenía reservado el tema 'That's life', y sería Phil Ramone quien hizo las gestiones.
En la biografía 'El artista y el hombre', John Lahr cuenta que recibió una contrapropuesta sorprendente: hacer un disco con canciones de Hank Williams y el productor Don Was. Algo que, al parecer, no fue de su agrado, por lo que abortó la operación. Mas tarde sería a través de Bono que Dylan fue invitado, y participó, en la fiesta-concierto del octogésimo cumpleaños de Sinatra, si bien, en la misma biografía se da cuenta de la juerga que se corrieron los dos, junto a Bruce Springsteen y sus respectivas señoras, en la mansión que el actor y cantante tenía en Beverly Hills. La bien regada cena terminó en el piano con, entre otras, 'Strangers in the night', una grabación que valdría su peso en diamantes. Al día siguiente Dylan complacería la petición del homenajeado de interpretar 'Restless farewell', de 'The times they are a-changin') y al finalizar se dirigió al anfitrión con un «Feliz cumpleaños, Frank» del que sí queda constancia.
Publicidad
'Shadows in the night' es un ejemplo más del 'método Dylan', tratamiento de/reconstructivo habitual en un artista que no respeta ni sus propias canciones a la hora de meterles el pico y la pala. Así su lectura del libreto Sinatra se ha realizado dentro de su espacio vital, el del country y blues, con una voz que no remite a la de 'Self Portrait' desengrasando las grandilocuencias orquestales habituales en el crooner italoamericano, evitando también las piezas mas transitadas, esquivando la obviedad y también las comparaciones. Este es el repertorio nuevo que trae a esta gira, si bien como todos los seguidores de Dylan saben -y los hay auténticos doctores 'cum laude'- tener un disco fresco no garantiza absolutamente nada en sus conciertos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión