La ciencia sale del laboratorio y entra en el Salón

'La noche europea de los investigadores' se viene haciendo desde hace años. 250 ciudades del continente han participado simultáneamente en esta edición. Granada estaba entre ellas con más de una docena de instituciones volcadas en la organización, difusión y celebración de un evento multidisciplinar y gratuito, gracias también a los 300 científicos que ayer se sumaron a esta fiesta empírica, bien amparada por las instituciones.

La Junta, la Diputación y el Ayuntamiento están incluidas, pero también el Parque Tecnológico de la Salud, el Parque de las Ciencias, el Biobanco, el Sistema Sanitario Público de Andalucía, la Escuela Andaluza de Salud Pública, el Instituto de Astrofísica de Andalucía, la Estación Experimental del Zaidín y por supuesto la Universidad de Granada, que ayer contaba con nueve de las veinte carpas que había en el Salón. Además estaba el Eurocorner, una equina pensada para los más académicos donde se presentaron proyectos de investigación del continente.

De todo

Los 'stands' acogieron casi un centenar de actividades de todo tipo entre talleres y charlas divulgativas sobre ADN, bioimpresión en 3D, cirugía, astronomía, microbios o estudios medioambientales. Para mayores y pequeños, porque la filosofía de 'La noche europea de los investigadores' es la de acercar la ciencia a todos los públicos, independientemente de su edad, ya sea con más o menos densas ponencias. De todo. También hubo simulacros de primeros auxilios, con maniquíes inclusive. Hasta un pequeño 'planetarium' que llevó el Parque de las Ciencias.

A muchos impresionó el taller sobre microbios. A la sorpresa de ver la cantidad de estos bichitos que pueblan nuestro cuerpo se sumó el pasmo al saber que hay más de cuatro kilos de en nuestro cuerpo... y que no son malos, como dejaron claros los monitores: «Son bacterias buenas, nos protegen».

El lenguaje, como ocurrió en el 'stand' de los microbios, estaba adaptado, pensado para los niños. En este caso, la forma de explicarles qué es una bacteria y para qué sirve tener tantas en el cuerpo se hacía con plastilina. Tras contarles cómo eran estas diminutas formas de vida, cogían el material moldeable y copiaban alguno de los que tenían delante. El resultado, un recuerdo simpático de lo es un microbio.

Para los más pequeños

Una de las razones por las que se celebra 'La noche europea de los investigadores' es atraer a los más pequeños al mundo de la ciencia, despertar su interés. Algunos niños de hoy serán los investigadores de mañana, sobre todo si una luz interna ilumina su destino.

Tal vez sea el destino de Marcos, Héctor y David, que ayer se lo pasaron en grande con los talleres. «A mí me ha gustado mucho lo de construir con las piezas, como las figuras de 'origami' de papel, pero con plástico para que sean más resistentes», aseguraba Marcos. «He hecho talleres sobre gravedad, ADN y más experimentos», comentaba el menudo Manuel, que espera regresar a 'La noche de los investigadores' el próximo año.

También las madres disfrutan de ver a sus hijos aprendiendo y divertiéndose. «Yo vengo cada año, me encanta, me parece maravilloso», confiesa Monsalud, que se dedica a la ciencia: «Está muy bien que mi hijo participe». Muchos más niños lo hicieron por la mañana. Visitaron el Paseo del Salón con sus centros escolares por la mañana. La tarde se quedó familiar hasta que a las 21:00 horas se clausuró esta edición de 'La noche europea de los investigadores con un concierto de la banda Befunkbop.

El 'photocall' se quedó corto

Los representantes de las distintas instituciones que participan en 'La noche europea de los investigadores' no cabían ayer en el 'photocall' corporativo. A las 18:00 horas de tuvo lugar la presentación del evento. Asistieron el alcalde de Granada, Francisco Cuenca; Víctor Medina, vicerrector de Extensión Universitaria de la UGR; Dolores Ferre, directora general de Universidades de la Consejería de Educación; Ana Muñoz, diputada de Desarrollo Sostenible; el director del Instituto de Astrofísica de Andalucía, José Vílchez; la coordinadora técnica del Biobanco del Sistema Sanitario Público de Andalucía, Anabel Sáez; el delegado provincial de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo en Granada, Juan José Martín; la directora de la Fundación Descubre, Teresa Cruz; Matilde Barón, directora de la Estación Experimental del Zaidín; José Antonio Lorente, director del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), y el gerente de la Fundación Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud de Granada, Jesús Quero.

«La ciudad se ha abierto a la ciencia, a la divulgación y al conocimiento», apuntó el alcalde de Granada. Lola Ferre, la directora general de Universidades, puso el acento en la colaboración a nivel europeo para organizar este evento: «En Andalucía, en cada una de las ciudades, también lo hemos celebrando». Y lo hicieron, aseguró Ferre, para «despertar la vocación científica de los jóvenes».

La Diputación de Granada tampoco faltó. Según dijo Ana Muñoz, diputada de Desarrollo Sostenible, la institución a la que pertenece aportó su grano de arena ofreciendo la posibilidad de asistir a decenas de niños de secundaria de toda la provincia para empaparse de ciencia: «Serán buenas voces en sus pueblos».

El vicerrector de Extensión Universitaria de la Universidad de Granada, Víctor Medina, señaló que este tipo de iniciativas son útiles para que las ciudadanía sea consciente de que «el gasto en investigación no es un gasto, sino que es una inversión de futuro».

De Granada al espacio

«Granada es la capital de la divulgación andaluza, y que nos disculpen el resto de capitales», apuntó por su parte la representante de los distintos centros del CSIC en la ciudad, Matilde Barón, que se apoyó en un ejemplo de actualidad para justificar su afirmación: «La sonda Rosetta, que hoy [ayer] ha terminado su misión, tenía componentes creados aquí, en el Instituto de Astrofísica de Astronomía». Esa parte de Granada que se fue con la sonda seguirá ahí arriba para siempre, surcando el espacio sobre el pedazo de roca y hielo que tanto ha estudiado y contra el que ayer se estrelló.

¿Serán los niños de hoy aquellos que construyan la Rosetta del mañana?