Amado, en el Instituto de Astrofísica de Andalucía.

¿Hay alguien ahí afuera?

Investigadores del IAA buscan planetas similares a la Tierra fuera del Sistema Solar

Inés Gallastegui

Martes, 22 de diciembre 2015, 01:51

Desde que el mundo es mundo, el ser humano ha mirado al cielo y se ha preguntado: '¿Hay alguien ahí afuera?'. La idea de que ... no estamos solos en el Universo siempre nos ha rondado la cabeza, pero desde que comenzó la carrera espacial en los años 60 del siglo pasado el desarrollo tecnológico ha multiplicado las posibilidades de convertir la fantasía extraterrestre en certeza científica. Los investigadores han confirmado la existencia de casi 2.000 exoplanetas y, de ellos, una veintena que por su composición y temperatura son potencialmente capaces de albergar vida. Buena parte de esos hallazgos se deben al telescopio espacial 'Kepler', que la NASA colocó en la órbita del Sol en 2009. Pero 2016 puede deparar la sorpresa de que las próximas exotierras no las descubra un ingenio 'made in USA', sino uno fabricado en Granada e instalado en Almería con participación alemana.

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Esta misma semana ha comenzado a funcionar en el observatorio almeriense de Calar Alto -gestionado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) y el Instituto Max Planck de Heidelberg (Alemania)- el espectrógrafo CARMENES, siglas de Calar Alto high-Resolution search for M dwarfs with Exoearths with Near-infrared and optical Échelle Spectrograph. «No tiene nada que ver que mi mujer y mi hija se llamen Carmen», asegura con una media sonrisa Pedro Amado (Ceuta, 1969), coordinador del proyecto del instituto del CSIC, que ha denominado 'Califa' y 'Alhambra' a otros de sus programas de investigación, marcando el territorio. «La noche anterior a presentar el proyecto le daba vueltas al nombre y no podía dormir -confiesa-. Si llamas a un espectrógrafo HRS no es atractivo. Quería algo que sonara a Andalucía, a Granada. Fue un poco de marketing». Y funcionó: el nombre también les encantó a los miembros alemanes del equipo, formado por un centenar de investigadores y tecnólogos de ambos países.

Hasta ahora, la detección de exoplanetas se realizaba mediante el método del tránsito, captando la pequeña reducción del brillo de una estrella que se produce cuando un planeta que la orbita pasa por delante. La aproximación de 'Cármenes' al problema es distinta: utiliza la técnica de las velocidades radiales.

Pedro Amado explica que, cuando un planeta orbita en torno a su estrella, esta, pese a ser mucho más grande y pesada, experimenta una ligerísima alteración gravitatoria. Como ejemplo, propone imaginar a un niño y un adulto jugando al corro cogidos de las manos. A causa de la diferencia de peso, pronto el mayor queda en el centro y el pequeño 'orbita' a su alrededor; pero el adulto no se queda completamente quieto; su cuerpo experimenta cierto vaivén inevitable a causa del peso que soporta. Pues bien, esa leve impronta gravitatoria es lo que el agudísimo 'Cármenes' pretende captar: su misión es apuntar a una estrella durante 10 o 15 minutos, dependiendo de su brillo, y comprobar si se produce alguna alteración; es decir, si el sol en cuestión tiene un planeta que gire en torno a él. «La variación se traduce en un cambio de color en la luz que registra el espectrógrafo: cuando la estrella, en su movimiento, se acerca a nosotros, la luz parece más azulada y cuando se aleja es más rojiza. Cuando termina el tiempo de exposición -explica el físico- tenemos una imagen que es un espectro. No es tan espectacular como una foto: es más fea, pero la información que contiene es muy valiosa».

El instrumento ya se encuentra en Calar Alto. Consta de un adaptador conectado a la parte inferior del telescopio (de 3,5 metros de diámetro) que transmite la luz de la estrella a los espectrógrafos que se encuentran un piso por debajo, dentro de sendos tanques de vacío. Uno de los principales retos tecnológicos ha sido aislar totalmente el instrumento de cualquier perturbación externa.

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Agua para la vida

Entre los casi 2.000 exoplanetas hallados hasta el momento, recuerda el científico del IAA, «se han encontrado tanto 'júpiters' calientes, es decir, gaseosos y muy cerca de sus estrellas, como planetas pequeños y muy masivos, como puro hierro». Entre esos dos extremos hay casi de todo, pero solo una veintena se consideran similares a la Tierra.

«Para que un planeta se considere habitable -explica Amado- debe estar a una distancia de su estrella que le permita tener agua líquida, es decir, que la temperatura debe estar entre 0 y 100 grados». Dado que su objetivo serán enanas rojas -estrellas en promedio más viejas y más frías que la nuestra- sus planetas habitables se encontrarán necesariamente más cerca de ellas de lo que la Tierra está del Sol (casi 150 millones de kilómetros o unos 8 minutos luz).

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La técnica de la velocidad radial se había utilizado antes, pero 'Cármenes' es el primer instrumento del mundo que operará simultáneamente en el espectro visible y en el infrarrojo con esta precisión. El científico confía en que el resultado sea espectacular: «La detección se multiplicará. Hasta ahora podían hacer falta años para confirmar que un supuesto exoplaneta lo era efectivamente, porque hay muchos factores que pueden engañar al observador. Con el nuevo espectrógrafo la verificación será muy rápida. Esperamos poder observar en los próximos 5 años unas 300 estrellas y encontrar unos 300 planetas». Eso sí, tendrán que ser otros instrumentos más precisos los que analicen su composición, la presencia de atmósfera, la temperatura, etcétera. Por ejemplo, el Telescopio Europeo Extremadamente Grande, con un espejo de 39 metros, que se está construyendo en Chile.

Pedro Amado confía en que su 'Cármenes' ayude a conocer nuevos planetas 'hermanos' de la Tierra y, por qué no, contribuya a que la Humanidad responda a una de las grandes preguntas.

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