Julio García Mera, Jonatan Ruiz, José Ramón Sandoval, Antonio Sánchez Oliver y Manuel J. Castillo, ponentes del Foro 'Salud y Deporte' que se celebró anoche en el Teatro CajaGranada, patrocinado por Hefagra.

Sandoval: «Mejor una naranja que una pastilla»

José Ramón Sandoval afirma que cuidar la salud de los deportistas requiere «sentido común»

Inés Gallastegui

Viernes, 29 de mayo 2015, 01:50

El entrenador del Granada CF, José Ramón Sandoval, fue ayer la inesperada estrella del foro de IDEAL y Hefagra sobre Nutrición y Salud. Trescientas personas ... llenaron el Teatro de CajaGranada para escuchar al héroe futbolístico del año que, a falta de un discurso preparado sobre el tema del encuentro, lanzó un mensaje cargado de humildad, sentido común y cariño. El 'míster' aseguró que salvar al Granada del descenso a Segunda División no ha sido una labor individual, sino un trabajo de muchos; en cambio, recordó, Granada le ha salvado a él, al rescatarlo de nueve desesperantes meses en el paro y convertirlo de nuevo «en entrenador y en persona». Toda una remontada. Junto a Sandoval, participaron en el foro el catedrático de Fisiología de la UGR Manuel J. Castillo, el profesor de Actividad Física y Deportiva de Sevilla Antonio Sánchez Oliver y el excampeón de fútbol sala Julio García Mera.

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José Ramón Sandoval comenzó dando las gracias al equipo, a la afición, a la ciudad y a la prensa, que «agarrados de las manos» lograron alcanzar un sueño que parecía imposible: la permanencia en Primera. «Han sido 23 días fabulosos, un baño de masas», aseguró el entrenador, quien reconoció estar cultivando la paciencia mientras espera que el club le llame para requerir sus servicios de cara a la próxima temporada.

El 'míster' admitió que sus conocimientos sobre el tema de la nutrición en el deporte son limitados y recordó que, aunque su trabajo es «el más visible», detrás de todo entrenador hay un enorme trabajo colectivo. «En el tema salud y deporte debe imperar el sentido común», dijo Sandoval, partidario de una dieta sana natural y de un uso puntual de las ayudas ergogénicas o suplementos nutricionales. «Una naranja es mejor que una pastilla de vitaminas. Nuestro cuerpo está diseñado para asimilar mejor la naranja», aseguró.

Explicó que, cuando llegó a la ciudad de la Alhambra para tratar de frenar la imparable caída de su equipo, le sorprendió que un club relativamente modesto contase con un equipo clínico tan preparado, donde además del médico y el fisioterapeuta había un nutricionista con una estrategia perfectamente planificada. «Me encontré con una plantilla muy bien preparada física y nutricionalmente, que era capaz de hacer frente a a todos los esfuerzos que yo le pedía -explicó-. Todos los cambios durante el juego fueron pedidos por ellos, que han sido honestos y lo han hecho cuando tenían fatiga muscular, que es lo que da lugar a las lesiones».

Como ejempo, recordó el partido contra el Córdoba, que jugaron a las cuatro de la tarde y a 40 grados de temperatura. Para prevenir la deshidratación -también 'madre' de muchas lesiones deportivas- se colocaron estratégicamente botellas de sales minerales en todos los rincones del campo y se ofreció a los jugadores batidos de cereales y fruta pelada y cortada. «Son como los niños: si no les das la fruta preparada no se la comen», bromeó.

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Junto al entrenamiento físico y la buena alimentación, el estado de ánimo es también clave. «En 23 días no podía cambiar físiológicamente a los jugadores, pero sí generar confianza, ayudar a controlar los miedos, enseñarles a vivir el presente», relató. El exceso de presión es contraproducente; nadie rinde cuando le apuntan con una pistola. Por ello, Sandoval les animó a «innovar», a permitirse cometer errores, a disfrutar probando cosas nuevas sin miedo, como los niños.

«Todo suma -zanjó el entrenador de Humanes-. Al final, es la mente lo que mueve el cuerpo». En ese aspecto, recordó la dureza del deporte profesional. «Llegar ahí significa vivir en la excelencia, competir con el compañero, con el contrario , con el club... Son años siendo un esclavo de uno mismo -aseguró-. Para ser futbolista profesional hay que vivir como un futbolista, pensar como un futbolista, alimentarse como un futbolista y descansar como un futbolista. Hay un entrenamiento invisible».

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Elefantes y deportistas

La otra 'voz de la experiencia' la puso Julio García Mera, 18 años en el Inter Movistar de fútbol sala, durante los cuales ganó decenas de títulos nacionales e internacionales y, como miembro de la selección, dos campeonatos del mundo. Tras estudiar Fisioterapia y licenciarse en Periodismo, actualmente es director deportivo de su equipo de siempre.

García Mera, autor del libro 'Cuando el deporte te abandona', recordó sus inicios en el campo profesional con tan solo 17 años y coincidió con Sandoval en que jugar en la elite «te convierte en un esclavo». Subrayó que, a estos niveles, la práctica deportiva deja de ser saludable. «La competición te machaca, es antónimo de la salud», subrayó el exjugador, convencido de que el ejercicio físico moderado, realizado por placer, es mucho más sano. Lo malo es que algunos aficionados se obsesionan de tal modo que acaban dejando de lado la familia, el trabajo y sus otras aficiones por una vivencia extrema del deporte, con graves riesgos para su salud. «Hay que integrar el deporte en la vida, no la vida en el deporte», advirtió.

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El exfutbolista recordó su historial de lesiones y admitió que, en la élite, los deportistas no se preocupan por su cuerpo; solo piensan en ganar: «Ahora que soy como el papá de los jugadores, me piden que entre con ellos en el quirófano y, cuando salen, solo quieren saber cuándo podrán volver a jugar».

A su juicio, los deportistas deberían estar preparados para la retirada y tener un plan B, porque dejar la competición tiene consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas. En ese sentido, mostró su admiración por Johnny Weissmuller, el gran nadador olímpico que, al retirarse imbatido de la competición, se reinventó y se convirtió en el mejor Tarzán de todos los tiempos. García Mera utilizó, además, una metáfora sacada de la historia del Rey de los Monos: cuando van a morir, los elefantes caminan hacia el cementerio; los deportistas, en cambio, se resisten a marcharse.

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«Cuando ganas un campeonato del mundo, no te lo acabas de creer; cuando ganas dos, no debes creértelo», concluyó.

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