Manifestación en Granada por los derechos cubanos. ALFREDO AGUILAR

El SOS de los 447 cubanos vecinos de Granada

'Patria y vida' ·

Desde la lejanía expresan preocupación y miedo por la situación de sus familiares, que luchan por una transición pacífica

laura gálvez y griselda romero

Sábado, 24 de julio 2021, 00:16

La unificación de la moneda nacional, la escasez de productos básicos como alimentos y medicinas y los continuos cortes de red eléctrica y suministros, unidos ... a la grave crisis sanitaria que azota el país, ha desembocado en una situación insostenible en Cuba.

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Actualmente, 447 personas de origen cubano residen en Granada, y desde la lejanía sufren lo que sucede en su país, donde muchos tienen a familiares y amigos. Al grito de 'Patria y vida', casi medio centenar de cubanos se concentraron el pasado domingo 19 de julio en la Fuente de las Batallas para pedir ayuda y justicia para el pueblo cubano.

Angélica Carmenate

«La economía cubana vive en constante guerra»

Residente en Monachil desde el año 2000, Angélica es cubana y ejerció como profesora de Ciencias Económicas y en España estudió Historia del Arte. Cuando llegó a Granada creó la 'Asociación de Cubanos Residentes en Andalucía', cuyo objetivo es ayudar a las familias cubanas que llegaban a España y no disponían de ningún apoyo.

Respecto al «desbarajuste» de las comunicaciones en Cuba, Angélica pensó que «se acababa el mundo». Estuvo aproximadamente 24 horas sin poder contactar con su familia, pero sus seres queridos, los cuales viven en una zona de La Habana llamada 'El Cerro', se encuentran tranquilos y sin ningún percance.

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«Las distancias son largas y las manifestaciones se llevan a cabo en sitios puntuales, además de que no son multitudinarias», explica Angélica. Al principio pensaba que lo ocurrido sería una «nueva edición del Maleconazo», sin embargo, según la cubana, el principal problema radica en la desinformación. «Día tras día llegan videos e imágenes sobre lo que pasa en Cuba pero muchas de ellas ni siquiera son de La Habana», añade la cubana.

En la familia de Angélica la mayoría son funcionarios; su hermana es científica y tiene otra que es profesora en la universidad, pero asegura que todos ellos se encuentran sometidos a las mismas restricciones que la media y cobran también en la moneda nacional. «Se ha llevado a cabo una reforma salarial que ha incrementado la paga de los cubanos, hecho que no puede considerarse suficiente puesto que la inflación del país junto a la escasez hacen que siga faltando dinero, aún así, los disturbios y el llamamiento a lincharse no está justificado», expresa Angélica.

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«Si realmente queremos que en Cuba las cosas vayan bien tenemos que acabar con el bloqueo económico de las familias que viven allí», sentencia Angélica en referencia al bloqueo impuesto por Estados Unidos.

Ismary

«Hay colas de casi un día para comprar un trozo de pollo»

La cubana, que lleva 26 años en Granada, habla desde el anonimato por miedo a posibles represalias a su familia que vive en Cuba. «La situación que se está viviendo en Cuba es caótica y nos cogió por sorpresa», asegura Ismary. En su país los jornaleros cobran en monedas como el dólar y el euro y los productos se adquieren en pesos cubanos, por lo que no pueden pagarlos.

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Explica que al extranjero solamente llega «la información que ellos quieren», y pone de ejemplo los casos covid que se publicaban, que eran mínimos «porque al gobierno no le interesaba». La cubana añade que «hay colas de casi un día para comprar un trozo de pollo y las medicinas no se reparten al pueblo, van directamente a las tiendas».

Ismary cuenta que la comunicación es pésima y que la mayoría de los días no puede contactar con su familia. Consiguió hablar con su tía, la cual grabó unos videos «desoladores» en su móvil ya que una de las manifestaciones más multitudinarias sucedió en la puerta de su casa, pero no tiene forma de enviárselos.

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«Está muriendo gente en la calle, no hay libertad de expresión, si no eres prorrégimen te vas a la cárcel. Los cubanos carecen de armas y los adeptos al gobierno van por las casas con rifles reclutando a jóvenes para que luchen contra el pueblo y si se niegan, son detenidos», explica Ismary.

La cubana menciona a los más de 3.000 desaparecidos en La Habana, y confiesa que solo le queda mantener la esperanza de que se les dé difusión a «los crímenes que se están llevando a cabo últimamente en Cuba».

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Ana C. Fuentes

«Si no tienes acceso a la moneda libremente convertible eres un excluido»

Periodista y comprometida con su pueblo, Ana explica que loscubanos han salido a mostrar pública y pacíficamente «el hartazgo que acumulan por años y que, a raíz de la pandemia y de las últimas medidas impuestas por el régimen, se ha agudizado».

Añade que están entrando a las casas sin orden judicial a llevarse a personas identificadas en vídeos y fotos, y que no presentan cargos ni respetan derechos elementales como una llamada a la familia o contacto con abogados. «A algunos de los detenidos, entre los que hay periodistas y colaboradores de medios de prensa alternativos, los están soltando poco a poco», señala.

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«El régimen exhibe como prueba de que las manifestaciones han sido, supuestamente, una maniobra del exterior para desestabilizar el hecho de que el hashtag #SOSCuba se lanzó desde fuera de Cuba», explica Ana, a quien también sorprende que las autoridades achaquen a «elementos marginales» las protestas. «Es cierto que algunas de las manifestaciones tuvieron lugar en barrios considerados «marginales» por el régimen, pero había de todo, en particular mucha gente joven».

Es curioso que lo que el castrismo llamó «una revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes» después de 60 años tenga cada vez más bolsas de marginalidad, explica. Prácticamente cualquier persona que no tenga acceso a la moneda libremente convertible, con las que comprar artículos de primera necesidad que no se venden en las tiendas en pesos cubanos, es un «excluido».

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El sistema sanitario cubano puede ser válido en la prevención, pero en una situación de pandemia descontrolada, no tiene capacidad: las condiciones higiénicas y de infraestructuras hospitalarias son lamentables y no hay medicamentos. «Han desarrollado varias vacunas, pero en Cuba las jeringuillas son un producto deficitario hace más de 20 años», afirma Ana.

La periodista expresa la urgencia de crear un corredor humanitario que la comunidad cubana reclama, para enviar sin aranceles alimentos y medicamentos, siempre que la gestión no la lleve el gobierno ni sus ONG vinculadas. «Las donaciones a Cuba terminan vendiéndose en las tiendas en moneda libremente convertible, en dinero que no es el que le paga el Estado a los cubanos y a precios desorbitados. La gestión debería hacerla en el terreno una organización internacional creíble. En Cuba Cáritas funciona, por ejemplo», asegura.

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Ana manifiesta su deseo de que las cosas en Cuba cambien, pero deben ser los cubanos que viven en la Isla, los que decidan ese cambio. «Es importante que en Cuba se abra un diálogo real, se fortalezca a su sociedad civil y que disentir deje de considerarse delito. En Cuba ahora mismo no hay nada (ni social ni económicamente) que no esté obsoleto», finaliza Ana.

Nieves y Ricardo

«No queremos dar dinero al régimen, ni dejar de lado a nuestras familias»

El matrimonio es de La Habana y llegó a Granada hace más de 20 años. Ella estudió Bioquímica y ejercía en Cuba como científica, y él, ingeniero de telecomunicaciones, fue Mayor del Ejército. Su salida de Cuba fue traumática, y sus últimos años, muy difíciles para ambos. Cuentan cómo, durante un tiempo, el Estado cubano se entrometió en su privacidad e incluso intervino sus llamadas telefónicas y correos electrónicos. Les acusaban de querer venir a España para quedarse y, no por el doctorado y la beca que se le había concedido a Nieves, así que se les negó la salida del país.

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El gobierno cubano obligó a la investigadora a elegir entre su doctorado en Granada, y su propia familia. Ella no dudó en optar por los suyos y automáticamente fue forzada a abandonar la ciencia. Ricardo fue expulsado deshonrosamente del ejército. «Nos humillaron y nos desprestigiaron tanto que hasta nuestras familias llegaron a repudiarnos», confiesa él. Finalmente, y gracias a la ayuda del Gobierno de España, Nieves consiguió salir, trajo a su pequeño meses después, y no fue hasta dos años más tarde cuando llegó Ricardo.

Hoy aseguran ser víctimas de un régimen al que ellos mismos, por sus profesiones, pertenecieron, y miran con tristeza lo que está pasando en su país, al que aún mandan dinero para que sus familias puedan sobrevivir. No obstante, acusan al Estado de quedarse con gran parte de lo que envían. «No queremos dar dinero al régimen, pero tampoco podemos dejar de lado a nuestras familias», lamenta Nieves.

La pareja expresa su empatía con los manifestantes en Cuba ya que creen que la gente ha perdido el miedo, están cansados y hambrientos, y por eso han salido a la calle, algo que consideran totalmente «humano». Sin embargo, auguran un mal futuro para Cuba, país que aseguran será muy difícil desestabilizar, ya que está tremendamente dividido y son muchos los que continúan dentro. «Es cierto que hay una generación con ganas de cambio, pero también otra que se perpetúa. Para que el régimen cayera, o bien habría de levantarse el pueblo entero, o todos los de fuera tendríamos que dejar de enviar remesas a nuestras familias, y ambas opciones son muy difíciles», expresa Ricardo.

Actualmente viven en Maracena junto a sus dos hijos, ella trabaja desde que llegó en investigación y él, en la industria del metal. Pese a haber sufrido mucho, se consideran afortunados por la vida que han conseguido en Granada y coinciden en que, aunque aman enormemente a su país, por ahora no tienen intenciones de regresar.

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Milena Rodríguez

«Son muchos años de cierre, dictadura y totalitarismo»

Llegó a Granada en 1997 para hacer su tesis doctoral, pero decidió quedarse a formar su vida, y se casó con el poeta granadino Jose Carlos Rosales. Actualmente, es profesora de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Granada y también poeta, con gran parte de su investigación centrada en poesía de su tierra, que aún anhela.

La habanera considera difícil hablar y opinar sobre su país, más aún si no se está allí. Señala que se trata de un momento delicado para Cuba, que vive enormes carencias, entre las que no solo se encuentran las materiales, sino también otras como los derechos y las libertades, que considera fundamentales y se están coartando cada vez más.

Milena tiene gran parte de su familia y amigos en Cuba, y aunque afortunadamente está en contacto con ellos y se encuentran todos bien, expresa su evidente temor a que pueda pasarles algo, y no solo a ellos, sino a su tierra en general. «Mi mayor miedo es que se produzca una situación de enfrentamiento más violento, y que lo que comenzó como algo pacífico se torne en algo terrible», confiesa la docente.

Milena expresa sus deseos de que se alcance la democracia y la ciudadanía adquiera plenamente sus derechos, aunque reconoce que, tras 62 años de régimen, le cuesta imaginar qué va a pasar en Cuba, ya que sabe que en algún momento cambiará, pero le preocupa enormemente cómo será el cambio.

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La poeta deposita su confianza en la nueva generación de gente joven y humilde, que con 'Patria y vida' como himno, protestan en las calles, y hace referencia al movimiento 'San Isidro', que tanto ha reivindicado y que aún habiéndose dirigido al gobierno con intención de diálogo, nunca ha sido escuchado. «Son ya muchos años de cierre, dictadura y totalitarismo. En una sociedad sin posibilidades de sobrevivir, la gente está buscando huecos de libertad», concluye Milena.

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