Mujeres de la Chana y migratnes del programa de Accem participan en una actividad intercultural. Blanca Rodríguez

Cruzar barreras por la integración

Accem trabaja para que los acogidos formen parte de la vida del barrio en el que están residiendo

Lunes, 10 de marzo 2025, 00:08

Dame, Ousmane, Ibrahim, Fallieu, Daniel... Son los nombres propios de algunos de los migrantes de origen subsahariano que hace unas semanas (o unos meses) llegaron ... a Canarias en cayuco. Ahora viven en Granada de forma temporal. Y están afincados en el barrio de la Chana, dentro de un programa para personas solicitantes de asilo que gestiona la ONG Accem. El camino para ellos no ha sido fácil, pero desde esta entidad trabajan para que se integren en la vida del barrio. El objetivo es que ellos se sientan parte del entorno en el que viven y que los vecinos también los vean como nuevos vecinos, sin más.

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El 1 de enero, para arrancar el año, Accem aterrizaba en la ciudad. Esta entidad que trabaja en todo el país, atendió a cerca de 100.000 personas sólo en 2024. Llegaron a Granada para abordar un proyecto de atención a personas migrantes solicitantes de asilo. Desde entonces, atiende a decenas de subsaharianos.

Antes de las cinco de la tarde, algunos de los migrantes alojados en el barrio salían para participar en la actividad que ha puesto en marcha la entidad en colaboración asociaciones de vecinos y comerciantes del barrio. Muchos de ellos están ahora mismo en Ramadán, pero confían en que haya tiempo de regresar antes de la ruptura del ayuno. El objetivo es que formen parte del barrio. Lo que ahora llaman un 'win-win', la zona cuenta con nuevos residentes con ganas de participar en las actividades y ellos dejan, aunque sea por un rato, de ser personas de ningún sitio, y forman parte de una comunidad. Para muchos puede parecer algo insignificante, para el que ha sorteado un mar y un mundo en busca de una vida, la comunidad es clave para que, aunque no todo, al menos un poco, haya merecido la pena.

En las jardineras que hay delante del teatro del barrio, en un edificio que se levantó hace décadas con espíritu de mercado, plantan semillas de claveles morados. Es una acción de Accem que tiene mucho significado. El clavel, que es una flor cuyo origen está en la antigua Grecia, forma ahora parte de la cultura española y andaluza. Y eso es lo que quieren, que cuando los vecinos del barrio pasen por las jardineras y las flores hayan crecido, recuerden a los que allí vivieron y que forman parte ya del espacio.

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Accem siembra claveles como algo simbólico, porque son una flor que vino de Grecia y se ha convertioen símbolo de España. Blanca Rodríguez

Tras la plantación llegan al centro cívico. Un espacio ubicado en la urbanización de Las Perlas, donde antes se ubicaba el centro de salud del barrio, en una muestra más de que las personas y los lugares se adaptan a las circunstancias y evolucionan para ser y seguir perteneciendo. Allí un grupo de mujeres bailaba al ritmo de una música latina, hasta que el ritmo cambia y los migrantes se suman al festejo. No todos. Los que están en Ramadán observaban para sumarse cuando parase la música.

No fue un encuentro casual. La idea, explican desde Accem, es que haya encuentros mensuales. ¿Para qué? Es sencillo: para que todos sean parte de una misma realidad.

No es lo único en lo que pretenden que el barrio sea protagonista. También apuestan por el comercio local en todas las compras que van necesitando. Y por eso, entre los implicados en las actividades están también los miembros de la asociación de comerciantes del barrio. Quieren conseguir que estos migrantes, y los que vendrán, sean vistos por los residentes como personas que hacen barrio, que suman, que dan vida a las calles de la Chana. Y esto que puede ser algo pequeño, no lo es. Ni para los que llevan toda la vida allí ni para los que acaban de llegar.

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Estos chicos, que bailaban junto a mujeres que podrían ser sus madres y sus abuelas, atravesaron en una embarcación precaria una de las rutas más mortíferas del Mediterráneo. Llegaron a Canarias. De allí a Granada. Y de Granada pasarán a su próximo destino. Crear una red de apoyo no es poca cosa cuando hay un mar, muchas vidas y un continente en medio. Sacan sus móviles y graban. Tal vez quieran contarle a alguien que, a pesar del miedo que tuvieron en mitad de ese agua tan oscura, no ha ido tan mal. Y ahí está la ausencia de diferencia. Todos queremos dejar tranquilos a los que queremos.

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