Salvada en Granada
Los tres 'magos' que le devolvieron la vida a Diana en Navidad en MotrilJuan, Laura y Manuel, agentes de la Policía Nacional de Motril, salvan a una niña de 13 años de morir ahogada
Diana es una niña «delicada», sus padres, Yusimi Domenech y David Martín, la cuidan con mucho mimo y le dedican prácticamente cada segundo del día ... desde hace 13 años, desde que nació. La pequeña llegó al mundo para hacerles más felices, darles coraje, valor, fuerza y amor. Esta menor tiene una enfermedad rara y sin nombre porque no termina de estar diagnosticada y hay pocas personas como ella. Las consecuencias de su dolencia por poco le cuestan la vida en la madrugada del 23 de diciembre, en vísperas de Navidad. Por «suerte o por un milagro» la rápida actuación de Juan, Laura y Manuel, tres agentes de la Policía Nacional de Motril, evitó que Diana, inconsciente y «negra» por ahogamiento perdiera el hilo que le conectaba con los vivos.
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«Mi hija era una muñeca de trapo, no respiraba y no reaccionaba a nada. Pensé que estaba muerta», cuenta la madre mientras sujeta en brazos a la niña con algo de incredulidad todavía en el cuerpo, aunque con el susto ya pasado. La familia Martín Domenech atiende a IDEAL en su domicilio, en la motrileña calle de San Marcos. Es un día especial y diferente. Han montado un pequeño picnic en la cocina para los tres agentes que con su trabajo cotidiano hiceron magia. Es su forma de darle las gracias, un gesto modesto y bonito en una sociedad en la que cada vez hay que dar menos valores por sentado.
«Mi hija era una muñeca de trapo. Estaba negra»
Madre de Diana
Los padres de Diana decidieron pasar unos días de vacaciones fuera de casa. Con los problemas de movilidad de la menor hay pocas opciones de viajar así que cogieron el carrito y las maletas para pasar unos días junto al mar, en el hotel Impressive. Un cambio de aires dentro de la misma ciudad. «Fuimos a echar el fin de semana para despejarnos, no podemos salir mucho con la niña y en la primera noche tuvimos un accidente que nunca habíamos tenido», explica la madre. El reloj daba las cinco de la mañana y los padres no notaron a su hija, que normalmente a esa hora ya está con los ojos abiertos como un búho y activa.
Rapidez de la Policía Nacional
«Me pareció raro que no hiciera ruido. Le di apiretal porque tuvo unas décimas de fiebre por la tarde. Lo que pasó esa noche es que tuvo una broncoaspiracion, los mocos y las flemas se le fueron a los pulmones y no tenía fuerza para expulsarlo. Se empezó a poner negra y parecía que estaba muerta. No respiraba, trate de sacarle las flemas con la mano y empezamos a moverla, a darle en la espalda para que lo echara. Le hice hasta el boca boca», narra la mujer.
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Mientras intentaban todo por salvar la vida a la niña sin saber a ciencia cierta si Diana seguía con ellos, el padre agarró el teléfono y avisó a la recepción del hotel. «Me quedé bloqueado y no se me ocurrió llamar directamente a los servicios de emergencias, estábamos haciendo todo lo posible porque respirara», señala David. Y menos mal que esa llamada fue a recepción. El hotel avisó a una patrulla de Policía Nacional que se encontraba en las inmediaciones y llevó su coche a la misma puerta de la habitación.
«La ambulancia iba a tardar y pensamos que era mejor salir corriendo. Nos tocaba atravesar el césped y llegar hasta el parking, montando a la niña en un carro. No nos iba a dar tiempo ni de broma, pero de pronto llamaron a la puerta y vimos a tres personas de negro. Aparcaron justo delante de la habitación y cogí a mi niña y me monté en el coche. Tardé un rato en darme cuenta de que era la policía. No estaba pensando en otra cosa que en la niña«, recuerda.
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Juan, agente de Policía Nacional, explica junto a Laura y Manuel, sus compañeros, cómo fue la intervención. «Dejamos el coche en la misma puerta de la habitación y vimos a la niña inmóvil y morada. Pensábamos que estaba muerta y que tendríamos que iniciar el protocolo. Temíamos lo peor y se lo íbamos a decir a la familia cuando de pronto escuchamos que hizo un ruido. No había tiempo que perder».
En poco tiempo la menor era atendida por los médicos. 20 minutos de frenesí desde la primera llamada en busca de auxilio que acabaron con final feliz en el hospital. Los agentes dejaron a la familia en las Urgencias del Hospital Santa Ana de Motril y los médicos se llevaron a Di, que presentaba cianosis. Consiguieron despejarles las vías respiratorias y reanimarla. Permaneció cuatro días bajo vigilancia hasta que pudo volver a casa, un poco convaleciente, para recuperarse rodeada de los suyos. «En nuestro trabajo pasamos por muchas situaciones y es muy gratificante vivir estas experiencias y que salga todo bien. Es un honor servir», concluyen los policías.
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