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JAVIER MARTÍN

Los Reyes más Magos inundan las calles de Motril

La ilusión fue una vez más, con permiso de Melchor, Gaspar y Baltasar, la protagonista de la noche

Domingo, 5 de enero 2020

Si hay una palabra que se repita cada 5 de enero es ilusión. Y es que eso es lo que se dibuja en la cara ... de todos los niños que cada año esperan ansiosos el paso de Melchor, Gaspar y Baltasar por las calles de su ciudad. En Motril, como manda la tradición, los Reyes Magos llegaron por mar. En el puerto pesquero cientos de personas aguardaban el desembarque de sus Majestades de Oriente. Había hasta carteles en los que apuntaban verdades tan grandes como que la Navidad no sería igual sin Melchor, Gaspar y Baltasar.

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Con las cartas ya enviadas, los más pequeños llegaban pasadas las cinco de la tarde al puerto acompañados de sus padres para esperar a los Reyes. El primero en pisar tierra fue Melchor, seguido de Gaspar y Baltasar. Todos iban acompañados de sus ayudantes que fueron clave para que esta noche tengan tiempo de llevar los regalos a todas las casas de la ciudad. Serán un año más muchas horas de trabajo, pero siempre merece la pena.

Nada más bajarse de los barcos, la música se volvió la protagonista al ritmo de villancicos.

Los tres coincidieron en que llegaban a la ciudad con mucha ilusión y con ganas de hacer realidad todos los deseos que habían pedido los motrileños en sus cartas.

Tras saludar a parte de la corporación municipal, encabezada por la alcaldesa Luisa García Chamorro, y al presidente del puerto, José García Fuentes, sus Majestades de Oriente se acercaron a los niños que se congregaban allí para lanzar caramelos. En total, repartieron más de 13.000 kilos por las calles de la ciudad durante las horas de cabalgata.

El puerto fue la primera parada de una tarde intensa que se hizo noche, eso sí, sin que faltara la luz y el color en las calles motrileñas. Los Reyes recorrieron las principales vías de Motril con una comitiva de veinte carrozas y más de 700 personas sobre ellas o acompañándolas.

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Este año, aunque el número era el mismo que en el anterior, hubo novedades. Frozen se convirtió, sin duda, en una de las grandes estrellas de la noche. También paseó por primera vez por las calles de la ciudad Tarzán, junto a varios personajes de Disney en la carroza del Tío Gilito.

Una de las paradas más esperadas, como cada año, se produjo a los pies del Cerro, donde un Belén viviente esperaba la llegada de los Reyes Magos para que representaran la entrega de los regalos al Niño Jesús. Fue uno de los momentos más emotivos de una Cabalgata, en la que no faltó la música y el baile a lo largo de todo el recorrido.

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Las carrozas pasaron por la Ronda de Mediodía, Aguas del Hospital, Río Ebro, Avenida de Salobreña, Avenida de Andalucía, Cuevas, López Rubio, Rambla. de Capuchinos, Santísimo, calle Ancha, Cruces, Posta, Nueva, Teatro, Marqués de Vistabella, Catalanes, Muralla para regresar de nuevo a la avenida de Salobreña.

A la hora de cenar, los Reyes dejaron de recorrer las calles, pero a Melchor, Gaspar y Baltasar aún les quedaba por delante lo más complicado, llegar a tiempo a repartir todos los regalos que habían traído desde Oriente, después de leer las millones de cartas que durante el último mes han recibido desde puntos muy dispares de la geografía. Una lectura, eso sí, para la que contaron con sus ayudantes.

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Después de que la música, el baile y las luces lo inundaran todo. El silencio se convirtió en protagonista. Los pequeños regresaron a casa para cenar, ponerse el pijama e irse pronto a dormir con la ilusión de que esta mañana bajos los árboles de Navidad o junto a los Belenes estuvieran todos esos regalos que habían pedido en sus misivas. Quizás no hayan llegado todos, pero seguro que sus Majestades han logrado sacar muchas sonrisas.

Motril se inundó anoche, como todos los rincones del país y de la Costa Tropical, de una magia que es muy difícil de explicar con palabras. Seguramente por eso se llama magia. Todos hemos tenido una noche de 5 de enero en la que los Reyes fueron muy Magos y una mañana de 6 de enero con una alegría que alivia casi todas las penas. Empieza la cuenta atrás para la próxima Navidad.

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