Los árboles renacen después del incendio. MJAT

Peña Escrita, el paraíso que renace de sus cenizas

Casi un año después del incendio que arrasó 600 hectáreas en Almuñécar, el zoológico busca una segunda vida como enclave de turismo rural

MJ Arrebola

Granada

Sábado, 2 de agosto 2025, 23:43

A veces, los lugares hablan. A veces, incluso después del fuego, susurran. Y hay que acercarse en silencio, con los ojos bien abiertos, para escucharlos. ... Peña Escrita es uno de esos lugares.

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Por allí, el aire huele a resina y a hierba nueva. Las lluvias de primavera han obrado su pequeño «milagro», y el monte, herido pero fuerte, empieza a reverdecer de nuevo.

Era agosto de 2024 cuando la tragedia tocó la puerta del municipio sexitano. Un incendio forestal, uno de los más graves registrados en la Costa en la última década, arrasó unas 600 hectáreas, 450 forestales y 150 agrícolas y otras. La lengua de fuego afectó a cultivos de aguacate, mango y olivo, y destruyó sistemas de riego y redes de infraestructura.

Sobre el terreno llegaron a desplazarse 200 efectivos, tanto del Plan Infoca como de otros cuerpos como Bomberos de la Diputación de los parques de Guadix, Cádiar, Granada, Motril y Almuñécar que trabajaron para detener las llamas con rachas de viento de hasta 80 kilómetros por hora.

Carlos Ferrón, concejal de Agricultura, ha sido uno de los responsables de coordinar la respuesta a los damnificados. «Nos encontramos con una situación devastadora, pero actuamos rápido. Abrimos una oficina de atención al agricultor, hicimos un estudio técnico vía satélite y presupuestamos hasta 100.000 euros en ayudas directas, ampliables según necesidad», explica.

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Ferrón detalla que las ayudas estarán enfocadas a la reposición de sistemas de riego, replantación de árboles y trabajos de poda. «Estamos agilizando los trámites para que antes de terminar el año todos los agricultores tengan sus ayudas», relata.

A pesar de las pérdidas, la primavera trajo consigo lluvias abundantes que ayudaron a regenerar parte del paisaje.

La zona, dicen los técnicos, ha resistido bien. No se han producido grandes erosiones ni deslizamientos, y el bosque mediterráneo comienza a recobrar color.

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Un zoo sin vida

Casi un año después del incendio que calcinó parte de sus montes, el viejo parque zoológico de la sierra no ruge, solo emite el eco metálico de las jaulas oxidadas. Ya no hay tigres, ni osos, ni los hipopótamos que una vez pastaban bajo el cielo sexitano. Tampoco hay turistas. Solo quedan las cabañas de madera, muchas con las puertas abiertas del viento, como si quisieran volver a ser hogar.

Peña Escrita fue, en su día, uno de esos proyectos que se idean desde las ganas de hacer algo grande. En 1997, el entonces alcalde de Almuñécar Juan Carlos Benavides decidió transformar este rincón escondido entre la costa y la sierra en un zoológico.

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Entre pinares y fincas de aguacates llegaron a vivir más de 150 animales exóticos que costaban al Ayuntamiento más de 300.000 euros al año solo en comida. Fue un sueño raro, ambicioso, y quizás mal planteado.

Durante años, convivieron allí los tigres con los macacos, los avestruces con los lobos. El parque sobrevivía, pero a costa de las arcas municipales.

En 2008 obtuvo una autorización provisional de la Junta de Andalucía, ésta venía condicionada a una larga lista de requisitos que nunca se cumplieron.

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En 2011, la nueva corporación municipal se encontró con un zoo «ruinoso e insostenible». Se iniciaron los trámites para el desalojo de los animales.

En 2015, la Junta de Andalucía obligó a cerrar el parque al público, ya que el recinto se encontraba en una situación irregular y sin permiso para tener algunos animales. En ese momento, comenzó el silencio.

Hacia la revitalización

En medio del dolor por todo lo que se perdió, se abren nuevos caminos. Y el más prometedor, aunque aún incierto, tiene forma de turismo rural.

Según confirma a este medio, Luis Aragón, concejal de Medio Rural, actualmente hay dos empresas interesadas en explotar las instalaciones del zoológico mediante una concesión administrativa.

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Una de ellas está vinculada al turismo deportivo. Su idea es crear un centro de actividades en la naturaleza. «Están realizando un estudio de mercado y un seguimiento climático durante un año completo para ver si el lugar es viable», explica Aragón.

La segunda empresa tiene un enfoque más espiritual. Plantea desarrollar en Peña Escrita un espacio para el retiro, el yoga, la meditación y la desconexión . Actualmente están buscando vías de financiación, según ha podido saber este medio.

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«Todo el que ha venido interesado ha podido visitar el lugar y ver el estado de las instalaciones», comenta el concejal. «De momento, ambas empresas estudian la viabilidad», añade el concejal.

Ambas propuestas podrían devolverle a Peña Escrita la función para la que se concibió: ser un espacio de turismo rural lleno de vida y respetuoso con el Medio Ambiente.

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