La iglesia de El Pozuelo abre sus puertas a los fieles después del ataque vandálico
El arzobispo de Granada José María Gil Tamayo visitó el templo, mientras los vecinos se esfuerzan en dejarlo apunto para la reconstrucción
Tres semanas después del incendio y los destrozos que sufrió la iglesia de Santiago Apóstol de El Pozuelo a manos de un joven de origen ... marroquí, el templo vuelve a abrir sus puertas a sus vecinos.
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El joven se atrincheró en el interior de la iglesia, provocó un incendio y destrozó las imágenes religiosas, el altar, la sacristía, los objetos litúrgicos e incluso el sistema eléctrico y la campana. Apenas quedaron en pie las paredes y los bancos del templo. r. El fuego y los golpes redujeron a cenizas décadas de esfuerzo y devoción de un pueblo que había levantado su templo en los años 90 con sus propias manos.
El recuerdo sigue fresco entre quienes estuvieron allí aquella tarde. El humo saliendo por puertas y ventanas, los vecinos concentrados en la plaza, la Guardia Civil y los bomberos trabajando contrarreloj. La iglesia, construida en 1994 después de que durante años las misas se celebraran en una cochera, quedó prácticamente arrasada. Se perdieron imágenes históricas, la talla del patrón Santiago Apóstol, San Juan, la Virgen María, además de un Belén, los tronos procesionales y los objetos de Semana Santa. Los libros de catequesis, los manteles, las velas de los donativos, incluso el joven cortó la campana.
El pasado sábado, el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, se desplazó hasta El Pozuelo para transmitir personalmente su apoyo. Llegó con un claro mensaje de serenidad: no dejar que el odio ni la desesperanza se instalen en el pueblo. Como gesto reparador, llevó consigo una imagen de Santiago y una pequeña Virgen María, símbolos que devuelven al templo parte de la espiritualidad.
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«El obispado no se desentiende de lo que ha pasado. Está preocupado y muy empeñado en ayudarnos», explicó el nuevo párroco, Freddy Vanua, destinado a esta parroquia. «Nos ha pedido vivir este tiempo con paz, serenidad y fe. La verdadera iglesia no son las paredes, sino la comunidad que se une en torno a Dios. Y en eso estamos».
La herida que dejó el ataque es grande, pero en lugar de dividir, parece haber fortalecido la unión de sus vecinos. Estefanía, una joven del pueblo explica que: «La juventud estaba un poco apartada de las tradiciones, pero esto ha sido como un toque de atención. Nos ha hecho ver que tenemos que luchar por lo nuestro. Ahora estamos más unidos que nunca, como si fuéramos una sola familia».
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Una reconstrucción en marcha
La reconstrucción ya está en marcha y los trabajadores podrían comenzar con las obras la próxima semana, según informa el párroco. «Con el seguro creemos que solo se cubre el 60% o el 70% de los destrozos, el resto tendremos que sacarlo con donaciones», explica Francisco José Titos, hermano de la Hermandad de Santiago Apóstol. «Quizás otras parroquias o familias colaboren».
Las cifras asustan a los feligreses: una talla de Santiago como la destruida puede costar entre 7.000 y 8.500 euros. La Virgen, al ser de madera, podrá restaurarse, pero las imágenes de escayola quizá haya que reponerlas. Los tronos de procesión también se perdieron, y solo su reposición costaría miles de euros. «De momento, se va a empezar por lo más urgente: reparar la estructura y las paredes, y más adelante ya iremos recuperando lo demás», explica el párroco.
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Mientras tanto, los vecinos se han arremangado para limpiar, quitar polvo y adecentar lo que se puede. De cara a las próximas semanas, el pueblo se prepara para celebrar la fiesta de la Virgen del Mar, una de sus citas más importantes. «La Virgen viene a manifestar la fe del pueblo, esa fe que no nos pueden arrebatar», afirma el cura Freddy.
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