Los socorristas vigilan posibles problemas desde una lancha. Javier Martín

Los héroes sin capa de Playa Granada

El equipo de salvamento marítimo de Motril hace una labor incansable día tras día para garantizar la seguridadde los bañistas

M. J. Arrebola

Sábado, 17 de agosto 2024

El sol apenas despunta en el horizonte cuando Playa Granada comienza a llenarse de vida. Poco a poco, la arena se llena de sombrillas de ... todos los colores y toallas. Ya se dejan ver los niños correteando detrás de algunas gaviotas. Allí se haya un grupo de profesionales cuya presencia, aunque discreta, es fundamental para garantizar la seguridad de todos: el equipo de salvamento marítimo.

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En Playa Granada en Motril, la jornada de trabajo para los socorristas comienza a media mañana y está marcada por la organización y la dedicación de todos y cada uno de ellos. Cuatro socorristas vecinos de la ciudad, Javi, Alba, Serafín y Marta, integran el equipo encargado de velar por la seguridad en el puesto de salvamento marítimo ubicado en Villa Astrida.

A las 12 horas todos están en sus puestos. Con miradas atentas y walkies siempre operativos, su labor empieza con los bañistas ya sumergidos en el agua. Lo primero que hacen al llegar es guardar la comida y preparar todo el material necesario para el día.

Luego, lo más importante es izar la bandera que indica el estado del mar, un elemento crucial para la seguridad de los bañistas. En este caso, Serafín, encargado de la tarea, coloca la bandera amarilla debido a la presencia de la corriente de levante. «Desde el año pasado, estas banderas incluyen símbolos para personas daltónicas, garantizando una mayor accesibilidad para todos los vecinos y visitantes», recuerda. Además, en esta primera hora de la jornada, Serafín se dedica a la vigilancia dinámica. Equipado con aletas y un tubo de rescate, patrulla desde la el Restaurante Los Moriscos hasta el chiringuito El Espeto, asegurándose de que todo está en orden.

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Alba, por su parte, pone en funcionamiento la megafonía tanto en español como en inglés para informar a los bañistas sobre las condiciones del mar y el color de la bandera.

A unos metros, en la torre de vigilancia, Javi divisa las tres zonas clave: la zona primaria (el agua), la zona secundaria (la orilla) y la zona terciaria (los aparcamientos y la carretera). Mientras tanto, Alba va sacando los libros de la biblioteca de la playa y se mantiene en el cuartillo de curas. Marta se ocupa de preparar las sillas anfibias y se queda al mando de los baños asistidos para ayudar en todo lo necesario a aquellas personas con problemas de movilidad.

Labor de coordinación

El litoral motrileño cuenta con 19 trabajadores que velan por la seguridad y bienestar de los bañistas. Este equipo totalmente organizado sigue un estricto sistema de rotación cada hora, alternando entre cuatro modalidades: base, torre de vigilancia, dinámica y baños asistidos, lo que permite que cada socorrista cumpla dos horas en cada modalidad a lo largo del día, asegurando un descanso y una cobertura adecuada en todas las áreas.

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La tecnología también juega un papel crucial en las labores de estos socorristas. A las 12.00, 15 y 19 horas, el equipo informa al Ayuntamiento de Motril sobre el estado del mar y el color de las banderas, que puede variar según la zona, explican. «Cualquier cambio repentino en las condiciones del mar se notifica de inmediato, manteniendo a las autoridades locales informadas en tiempo real», asegura Francisco, coordinador de Playa Granada. En esta ocasión Alba remite la información al consistorio. «Hay bandera amarilla, tenemos oleaje», detalla.

Tras una mañana tranquila, llega la hora de comer. Todos realizan un pequeño descanso para reponer fuerzas y seguir con la tarea hasta las ocho de la tarde. Contentos porque ha llegado la hora de descanso, algunos aprovechan para darse un buen chapuzón antes de comer. Serafín se va directo a por la comida: «Tengo mucha hambre y hoy me he traído tortilla de patatas, mi comida favorita». Una vez están todos con la barriga llena, llega la hora de realizar el calentamiento. «Vamos chicos, movemos muñecas, hombros, cuello», anima el coordinador.

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La tarde se mantiene sin incidencias. A las 19.30 horas, el equipo comienza a recoger. Se limpia la enfermería, los baños y el módulo, se quitan las pasarelas porque pueden dañarse debido a la subida de la marea y se retira la bandera. La jornada finaliza oficialmente a las 20 horas, aunque permanecen atentos por si surge alguna emergencia, en cuyo caso hay que avisar al 112. Los socorristas también cuentan con una moto acuática y una embarcación de seis metros para intervenciones en situaciones de emergencia. Javi es conductor de la moto acuática y también socorrista, en ella lleva una camilla hawaiana para remolcar a la víctima en caso de ahogamiento. Por su parte, José es patrón de la embarcación y se dedica a patrullar la zona costera.

A pesar de la intensidad de la jornada, el equipo de socorristas destaca que este año no han tenido incidentes graves hasta el momento. Lo más común son las heridas leves o las picaduras de medusa, situaciones que son tratadas de inmediato en la enfermería, equipada con todo lo necesario, explica Javier Martínez, coordinador de salvamento marítimo en Motril.

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