La familia del hombre de 87 años desaparecido en Almuñécar pide refuerzos para buscarlo en el mar
Varios buzos voluntarios han comenzado a rastrear la pista del anciano en la zona de Cotobro mientras Guardia Civil, Policía Local y bomberos buscan por tierra
Francisco Pérez Bedmar, de 87 años, salió a pasear el pasado viernes 22 de marzo, como cada día desde hace 30 años, sobre las ocho ... de la tarde en Almuñécar. Aquel día se perdió su pista y nadie ha vuelto a saber nada más de él desde entonces. La última vez que se le vio fue sobre las nueve de la noche a la altura del Hotel Aleta Room, en el paseo de Cotobro. Vestía ropa deportiva, una gorra y portaba su botella de agua. Nada más. Ni móvil ni cartera.
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La familia denunció su desaparición y comenzaron las labores de búsqueda, que por ahora no han dado frutos. Su hijo Paco señala a este periódico que tanto la Guardia Civil como el alcalde de Almuñécar «se está portando fenomenal con nosotros y están haciendo todo lo que está en su mano». Aparte de la familia y los efectivos de la Benemérita y la Policía Local sexitana, se han sumado también los bomberos del consorcio provincial.
La línea de investigación no descarta ninguna hipótesis, pero los indicios hacen indicar que no hay implicadas terceras personas. El piso en el que vive Franciso está tal y como lo dejó. Tampoco ha habido ningún movimiento en sus cuentas bancarias.
El problema es que «llevamos una semana sin saber nada de mi padre», explica Paco, que pide un mayor esfuerzo de la administración. El rastreo se está llevando a cabo por tierra en las zonas donde transitó aquel día, pero la familia cree que el hombre ha podido caer al mar y piden un mayor refuerzo en su búsqueda a nivel marítimo. La hipótesis de la familia se sustenta en los propios comentarios que su padre había hecho de la zona donde se le perdió la pista en otras ocasiones: «Decía que allí se producía a veces un remolino de aire que lo empujaba hacia la playa».
Cuenta su hijo Paco que su padre no es muy corpulento (1,70 de altura y poco más de 60 kilos de peso), por eso una racha de viento podría haberlo empujado hacia la playa y, ya de noche, con la marea alta, podría haber acabado en el agua. «Hemos conseguido -explica Paco- que buzos voluntarios empiecen a rastrear la zona, pero necesitamos la ayuda del GEAS (Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil», por eso piden a la subdelegación del Gobierno que solicite su actuación en este caso.
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Aunque no pierden la esperanza de que Francisco aparezca con vida, su familia pide que se mantenga la búsqueda activa también en el mar por si, desgraciadamente apareciera aquí, «poder darle sepultura».
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