El eterno verano en la Costa Tropical deja temperaturas primaverales
En pleno enero, Almuñécar alcanza los 19 grados centígrados, mientras los vecinos y turistas disfrutan del mar con un clima que desafía al invierno granadino
En pleno enero, mientras gran parte de Granada amanece congelada y con temperaturas bajo cero, en la Costa Tropical de Granada el sol sigue ... siendo el gran protagonista. Almuñécar presume de unas temperaturas que rondan los 19 grados, mientras que Motril este miércoles registraba la temperatura más alta de Andalucía con 17 grados en el mercurio.
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Pasear por sus playas es todo un espectáculo. Las palmeras recortan su silueta contra un cielo despejado, bañistas que desafían la fecha del calendario y vecinos que disfrutan de este eterno verano con mangas cortas y sonrisas en el rostro. Y no es para menos, las temperaturas primaverales han convertido al litoral granadino en un rincón privilegiado, donde el invierno solo se aprecia, como dicen sus vecinos, «por foto».
El clima de la Costa Tropical siempre ha sido una de sus señas de identidad, pero en los últimos años, algunos vecinos han notado un aumento de estas temperaturas suaves incluso en pleno invierno. José, nacido y criado en Almuñécar, sale todos los días a pasear a su perra. Asombrado mira el mercurio de la farmacia que marca los 19 grados centígrados: «Esto ya no es normal. Siempre hemos tenido buen clima, pero últimamente parece que el invierno ha desaparecido. No sé si será cosa del cambio climático o de nuestro microclima, pero aquí pasamos las Navidades en la playa como si fuera agosto».
Mangas cortas, sombreros y gorras son los mejores aliados para los viandantes que salen de casa para disfrutar del buen clima. Jesús, otro residente, lo tiene claro: «Aquí hace calor todo el año. Yo, trabajando, me he tenido que remangar porque no se aguanta con manga larga. Hay gente que hasta se baña todos los días.» Y no es una exageración. En el paseo marítimo es fácil encontrar a turistas como Lluis, de Estonia, que aprovechan el buen tiempo para nadar todos los días en el mar. «Vivo en mi caravana y me quedo aquí hasta septiembre porque este clima no lo encuentro en ningún otro sitio,» asegura.
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Nute, de Noruega, se deja ver en un banco junto a la playa, tomando el sol como si estuviera en pleno verano. Para él, la Costa Tropical es el refugio ideal contra los inviernos largos y oscuros de su país natal.
Un paraíso
Para los vecinos de toda la vida, el buen tiempo forma parte de su día a día, y lo aprovechan al máximo. Irene, una apasionada del deporte, recorre cada mañana el paseo marítimo en tirantes: «me encanta salir a andar cuando hace sol. Estamos en enero y, lejos de pasar frío, me da calor. Aquí se está de la gloria, ni frío ni nubes, todo perfecto. Por eso no me gustaría irme de mi pueblo nunca, este clima es único».
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Desde la calle Acuario hasta Cotobro, Irene completa una ruta de más de una hora escuchando alguna que otra canción de reggaetón en sus cascos y acumulando miles de pasos.
Paseando se encuentra a Jorge, un sexitano que estudia en Melilla, y explica cómo es el contraste entre el día y la noche: «Al sol, estás perfecto con pantalón corto y camiseta. Pero cuando cae la noche y sube la humedad, el frío es distinto al de Granada. Aquí necesitas chaquetón porque se te mete en los huesos, aunque sea menos seco». Jorge, muchas veces, va a Guadix, de donde es su padre. «En navidades estuve en casa de mis abuelos en el pueblo y allí hace un frío que pela, nada que ver con esto», detalla.
En pleno enero, la Costa Tropical recuerda que hay lugares donde el invierno se convierte en un espejismo y la vida sigue su curso al calor del sol. Para los sexitanos, este clima no solo es una bendición sino una forma de entender la vida. Como concluye Irene, «aquí se está tan bien que no me imagino viviendo en otro sitio. Esto es el paraíso».
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