«Era tan solo un niño y me sorprendió que tras lo ocurrido, no se escuchaba ni un alma en la calle»
Rafael Gómez tenía 11 años cuando «la gran nube del 73» arrasó Albuñol
Para Rafael, que apenas tenía once años, esa noche de 1973 sigue siendo una mezcla de «terror y asombro» que nunca ha logrado olvidar. Recuerda ... cómo el sonido de la lluvia y el retumbar del agua lo mantuvieron despierto durante toda la noche. «Pasamos toda la noche sin dormir, pegados unos a otros, pensando que el techo se iba a venir abajo en cualquier momento,» relata con un tono que aún denota el miedo que sintió entonces.
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Al amanecer, salió con su padre a la calle. Lo que vio aquella mañana lo dejó sin palabras. Las calles estaban llenas de escombros, lodo y restos de viviendas destruidas. «Era como si el río hubiera arrastrado todo a su paso y no hubiera dejado nada en pie», describe. Lo que más le impactó fueron los rostros de sus vecinos, quienes parecían tan destruidos como el pueblo mismo, caminando en silencio, algunos llorando en silencio. «Era tan sólo un niño y me sorprendió que tras lo ocurrido, no se escuchaba ni un alma en la calle», detalla.
Aún recuerda como sus amigos se fueron lejos para encontrar una vida mejor lejos del paisaje devastador que había dejado la inmensa lluvia: «después de aquella noche, muchos se marcharon; familias enteras se fueron a otros lugares buscando seguridad y un futuro mejor,» explica.
Aquel niño creció y con el tiempo vio como su pueblo se fue reconstruyendo poco a poco pero también ha notado que con algunas decisiones de reconstrucción «parecen no haber aprendido del desastre que vivieron». «Han vuelto a construir sobre zonas que quedaron completamente destruidas, como si el río nunca hubiera pasado por allí,» señala con preocupación.
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