Camioneros granadinos: «Francia da miedo, nunca hemos pillado una huelga tan fuerte»
Los transportistas relatan a IDEAL su odisea para llegar a España, un viaje en el que casi «besan el suelo» al cruzar la frontera
París no es ninguna fiesta. Los transportistas se comen caravanas, cogen desvíos «interminables» y aguardan horas en áreas de descanso colapsadas. IDEAL habla con varios ... camioneros que cuentan la odisea por el país galo.
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José Antonio Sánchez, transportista de 39 años de edad y responsable junto con su padre de la empresa Sabio de Toro, sigue desde casa tras horas de carretera el día a día de sus compañeros en Francia. Atiende a IDEAL en el centro logístico que esta compañía, nacida en Albuñol, tiene en Motril. «Es una situación desastrosa y que nos genera mucha incertidumbre. Bajar de Francia es muy complicado», resume.
«Uno de nuestros camiones se ha tirado cinco días intentado llegar a España y otro de los compañeros ha sufrido altercados bastante grandes donde los franceses han amarrado las puertas con cuerdas para arrancarlas, han echado los extintores, roto la ventillas y las mangueras del semirremolque. Es una locura», cuenta. «Las áreas de descanso estaban colapsadas y era misión imposible encontrar un hueco, como estaban vigiladas todos querían parar allí», añade.
«Están todos los compañeros aterrorizados. Los seguros no se suelen hacer cargo de este tipo de eventualidades y tiene que responder el transportista», explica. Para los transportistas granadinos, acostumbrados a la furia francesa y a los imprevistos, es la primera vez que una protesta alcanza estas magnitudes. «Nunca hemos pillado nada tan fuerte como esto en días, con tanta unión. Ahora sacamos lo más urgente para arriba y el resto lo acumulamos en cámaras frigoríficas de los vehículos para ir dando salida conforme se calma la cosa», afirma.
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«Al cruzar la frontera me faltó besar el suelo como el Papa»
José Manuel Ballesteros
Camionero
Por su parte, José Manuel Ballesteros, camionero con más de 30 años de experiencia y conductor en la cooperativa Comotrans, acaba de aterrizar en Motril después de 10 días de viaje. Sin dormir, recibe a este medio para relatar las vicisitudes del trayecto. «Llevo muchos desvíos largos, pueblos recorridos, carreteras estrechas, sin marcar o sin señalizar… una aventura», detalla. «He hecho 250 kilómetros más para llegar a casa. Fui a Londres a descargar en un primer viaje y cargué nueva mercancía en Bélgica, dando vueltas en la zona de Lille y Dunkerque para alejarme lo posible de París y otras zonas afectadas . He vivido varias protestas, hace 15 años estuve siete días parado, pero no había follones de este tipo, esto ha sido único», narra.
«Las áreas de descanso estaban todas llenas por los desvíos que hacía la policía. Todos en mogollón. Al llegar y cruzar la frontera podría haber besado el suelo como el Papa, estaba frito por estar en España», concluye el camionero. Ballesteros, que descansará un par de días, tendrá que regresar a las carreteras previsiblemente para el fin de semana y confía que para entonces a Francia se le hayan bajado los humos.
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