Una socorrista advierte a los bañistas del cierre de la playa de Carchuna en el mes de agosto, por tercera vez. MJ Arrebola

Una búsqueda sin resultados tras los vertidos en las playas

La contaminación fecal ha obligado a Carchuna y Salobreña a cerrar sus playas en varias ocasiones este verano; semanas después no se ha averiguado de dónde proceden las bacterias

MJ Arrebola

Granada

Domingo, 14 de septiembre 2025, 00:02

. Llegó el buen tiempo, era pleno verano y miles de vecinos y turistas acudían a la Costa para disfrutar de sus playas. Este año, ... por sorpresa, se han encontrado con la misma imagen en distintas playas del litoral granadino: banderas rojas ondeando sobre los mástiles, esta vez no por oleaje o por los temporales de otros veranos. La contaminación del agua obligaba a cerrar las playas al baño, como en el verano de 2023. La recomendación de no bañarse era la única opción para los bañistas que, con toalla en mano, llegaban a la playa para disfrutar de una buena jornada de chapuzones en los días más calurosos del verano. La causa era la detección de bacterias fecales en el agua, principalmente E. coli y enterococos intestinales, parámetros que superaban los límites sanitarios.

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Sin embargo, meses de análisis, denuncias, reuniones y comunicados no han servido para responder a la pregunta más importante: ¿de dónde vienen esos vertidos? Casi dos meses después del primer corte, no se ha logrado identificar de dónde procedían esas bacterias.

Los carchuneros se llevaron la peor parte. En apenas dos meses les cerraron la playa tres veces. La primera alerta llegó el 10 de julio, cuando se comunicó oficialmente el cierre de la zona comprendida entre el Castillo y La Patana. Para Juan Alberto Ferrer, presidente de la ELA Carchuna-Calahonda, fue un «mazazo» inesperado: «en todos estos años nunca había pasado». Con sorpresa y desconfianza, decidieron encargar un contranálisis privado a la empresa Tropiclab en la zona de la Rambla del Rejón.

Algunas sospechas

Las muestras revelaron que por encima de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), donde vierte la comunidad de regantes, los valores eran normales. Por debajo de la depuradora, los niveles de E. coli y enterococo se disparaban.

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Las sospechas se dirigieron entonces a la EDAR, cuya agua llega al mar a través de la rambla. Los resultados se comunicaron a Fiscalía y Seprona y se comenzó a preparar una denuncia. Según Ferrer, la planta solo dispone de tratamiento primario y secundario, no de un terciario que elimine totalmente las bacterias. La Mancomunidad, que gestiona la estación, no quiso hacer ninguna declaración al respecto y se remitió a las conclusiones a las que llegue el Seprona de la Guardia Civil, que está ya investigando.

Con el tercer cierre, en agosto, desde la ELA empezaron a preguntarse si se estaban recogiendo correctamente las muestras o si había irregularidades en el proceso. En uno de los muestreos realizados hace dos semanas desde la ELA detectaron ciertas «anomalías» en la forma en que se recogían las muestras oficiales. Ese mismo día, por primera vez, varios agentes de la Guardia Civil y Seprona se presentaron junto a los inspectores para supervisar la toma de muestras. También recogieron directamente agua de la rambla. Para los responsables de la ELA esto supone un alivio: «nos tranquiliza que por fin estén trabajando en esclarecer la causa».

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Problema reincidente

En Salobreña la historia se repite dos años después. En pleno agosto, con el litoral a rebosar de bañistas, la delegación de Salud prohíbe el baño en la playa de La Charca, como ya había ocurrido en 2023. El tramo afectado era el espacio comprendido entre el límite oeste de la playa y la zona de El Molino, con una extensión de entre 100 y 250 metros.

En aquel momento, el Ayuntamiento señaló al balate que desemboca en la playa como vía de llegada de las bacterias. Desde entonces, el Consistorio ha realizado analíticas independientes a lo largo de todo el curso de agua y promovió la creación de la Mesa del Agua, un órgano de coordinación con representantes del Ayuntamiento, Junta de Andalucía, Agricultura y Pesca, Universidad de Granada, entre otros.

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El regidor denuncia que, pese a los compromisos de las distintas administraciones, «dos años después no se ha hecho nada». Ortega subraya que el Ayuntamiento ha asumido competencias impropias, como la realización de controles diarios de las aguas de baño, cuyos resultados, asegura, confirman en su mayoría la salubridad de la playa.

El alcalde adelantó que la denuncia que se presentará ante la Fiscalía de Granada esta misma semana no busca señalar culpables, sino forzar la determinación de qué organismos deben actuar. «No podemos consentir que se siga dejando de lado un asunto tan grave, que afecta a la imagen turística y a la economía de Salobreña», añadió.

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Según apuntó el propio alcalde a este periódico, en la última reunión de la Mesa del Agua se planteó incluso la posibilidad de desviar los balates que desembocan en la playa hacia zonas de filtración natural, con el fin de reducir los vertidos directos al mar.

El Ayuntamiento reclama apoyo económico para acometer esta medida si fuese necesario, mientras sigue su curso la investigación que ya ha abierto la Guardia Civil.

Los análisis de la Junta y la ausencia de denuncias por vertidos sin control

Carchuna y Salobreña comparten un mismo patrón: playas cerradas, pruebas contradictorias, denuncias sin resolver y un gran vacío de respuestas. La incertidumbre no solo afecta a los vecinos, que ven restringido su derecho a disfrutar del mar, sino también al motor económico de la Costa, que es el turismo. Cada día que cierra la playa supone pérdidas para hoteles, bares y chiringuitos, además de un golpe a la imagen de toda la comarca. Desde la Junta de Andalucía insisten en que su labor se limita a analizar y valorar las muestras de agua de baño para proteger la salud. El saneamiento y depuración, recuerdan, son competencia municipal. «Los vertidos accidentales deben ser comunicados al organismo de cuenca, y si no se notifican, resulta muy difícil determinar el origen cuando ya han cesado», señalan. No ha habido denuncias de este tipo este verano. Mientras tanto, colectivos como Guadalfeo-Ecologistas en Acción han querido visibilizar lo que consideran una «crisis ambiental y de salud pública». Este verano desplegaron una bandera marrón en diez emisarios submarinos y playas con vertidos directos, para advertir a los bañistas del riesgo. «No queremos más vertidos, ni en mares ni en ríos», denuncian desde la confederación. Además, señalan que las aguas residuales sin depurar ya sean urbanas e industriales, se siguen vertiendo pese a que los ciudadanos ya pagan en sus recibos por un servicio de depuración que debería ser universales.

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