Un barco en el que cabe un pueblo y tres campos de fútbol atracado en Motril

El gigante marino acaparó la vista de Motril por la A-44 desde las seis de la madrugada, hora en la que el barco besó el muelle. Ni el cerro de la Virgen, que se levanta sobre la ciudad, le quitaba miradas. En el centro de la localidad no se vieron en otra igual y los comerciantes levantaron persianas antes de tiempo para hacer caja.

Los turistas deambulaban, mapa en mano, por la localidad, mientras en el muelle Dique un trajín de autobuses recogía a los pasajeros para esparcirlos por la Costa, Granada capital, Vélez de Benaudalla, Málaga y la Alpujarra. El litoral tuvo que moviliza una flota de 41 autobuses para hacer frente a la demanda. El barco, con capacidad para 4.000 pasajeros, llegó a bordo con 3.862 cruceristas y 1.724 tripulantes.

Los turistas se bajaron del crucero y un grupo de curiosos y periodistas hicieron una incursión a las entrañas del buque. Muchas distracciones y una 'Mimosa' nada más llegar. 14 plantas, 15 si se cuenta la sala de máquinas, que son una tortura para los indecisos. No le falta un detalle. En este barco cabe de todo, empezando por un casino.

Luces y colores que acercan a cualquiera al peligro de darle a un botón para dejarse caer en los brazos de la fortuna. Un gancho de feria –sin peluches– donde los premios son rollos y rollos del verde dólar con la cara de George Washington.

22 bares y restaurantes, seis de ellos temáticos. Ice Bar y hasta la recreación de la taberna (Liverpoll Cavern) donde tocaban los Beatles. Cine, teatro con capacidad para 600 personas, bolera, rocódromo, parque acuático, piscinas, peluquería, Spa y otros lujos que harían al ciudadano de a pie sentirse pequeño.

Sin embargo, pese a las apariencias y ampulsidad, el pasaje medio del crucero es de 6.000 euros, al alcance bolsillos acaudalados y de los que se afanan en ahorrar para vivir la experiencia.

El Norwegian Epic inició su recorrido en Nueva York y, tras adentrarse en el Atlántico, ha tocado las islas portuguesas de Azores y Funchal para llegar a España a través de Cádiz.

El gigante marino, esa ciudad flotante que se agregó a Motril por unas horas, se marchó a las 17.00 horas para continuar la travesía hasta tocar Ibiza, Palma de Mallorca y Barcelona, donde finalizará el periplo. Cuando se construyó en 2010 era el tercer crucero más grande del mundo.

Al tratarse de su primera escala en el puerto de Motril, se le ha hecho entrega de una metopa en un acto a bordo del buque en el que han participado el capitán del Norwegian Epic, el presidente de la Autoridad Portuaria, José García Fuentes, el concejal de Turismo, José Lemos, y la alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro.

«Es todo un acontecimiento tener el crucero más grande de la historia de los que han llegado al puerto de Motril. La compañía, Norwegian Cruises empieza a fidelizarse en la localidad después de un trabajo de tres años», destacó García fuentes. «Es toda una ciudad flotante, no le faltan equipamientos en sus 329 metros de eslora, una extensión que equivale a la longitud de tres campos y medio de fútbol. Los cruceristas generan riqueza en la localidad», concluyó.

Por su parte, la alcaldesa de Motril aseguró que se había tenido que reforzar el personal en la oficina de Turismo por la afluencia. «Es un día histórico para Motril hay que ser agradecidos. Esto no es fruto de la casualidad, hay mucho trabajo y horas de reuniones detrás. Se ha reforzado el personal de la oficina de Turismo, están los trabajadores desbordados», comentaba. Al terminar la excursión, el buque se llevaba consigo una parte de Granada. Mercancías y alimentos para alimentar 4.000 bocas. Más de un comerciante se fue feliz a casa.