Asociaciones agrarias llaman a planificar la campaña del pepino para poner fin a la sobreproducción y evitar más crisis
Los agricultores afectados esperan que, con la llegada del frío, suban los precios para no endeudarse y critican que su producto en los supermercado vale hasta un 90% más de lo que reciben
Pilar garcía-Trevijano
Motril
Viernes, 27 de noviembre 2020, 01:41
La tierra ya no es de quien la trabaja. El campo encadena una crisis con otra y en esta campaña el pepino ha vuelto a ... tocar fondo. El desplome de la cotización del fruto, coincidiendo con un pico de producción por altas temperaturas, satura el mercado. No es un problema nuevo, sino que se repite de forma cíclica. El valor de esta hortaliza es una montaña rusa. Junto a los males 'endémicos' de producción, el pepino había arrastrado en campañas pasadas las consecuencias del desprestigio que sufrió el producto en 2011, tras un brote de E. Coli que se achacó erróneamente al cultivo español, y los efectos que el veto de Rusia tuvo en a la compra de productos de Europa. El campo había conseguido reponerse de estos contratiempos y la pasada campaña se cerró sin pérdidas para los productores.
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En enero, el precio más alto que percibía el agricultor por kilo rondaba los 1, 54 euros y desde el 16 de noviembre se sitúa en 13 céntimos, una caída del 71%, según los datos que se extraen del Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía. El descenso es inasumible para el agro. El calor inusual en otoño y el aumento de una producción a la que no se está dando salida en Europa –actualmente en la Costa hay alrededor de 1.200 hectáreas frente a las 80 que había hace 15 años, según COAG–, ha obligado a las organizaciones agrarias y comercializadoras a retirar y tirar directamente a la basura cerca del 30% del pepino que se pretende poner a la venta. La semana pasada entre la Costa y la provincia de Almería se tiraron 2, 5 millones de kilos. Las cooperativas granadinas producen entre 130 y 140 millones de kilos al año, según señala Alfonso Zamora, gerente de Ecohal. A la semana, la producción media es de 21 millones de kilos entre las dos provincias. Aún no se han calculados las pérdidas que recaen sobre el bolsillo de las comercializadoras y los agricultores, pero se estima en que se han tirado más de un millón de kilos de producto en las provincias durante una semana. Confían que la retirada ayude a reajustar los precios próximamente, mientras que los agricultores miran al cielo lluvioso con el sueño de que baje el mercurio lo suficiente para cerrar la campaña sin más deudas.
«Hace 20 años, el cultivo del pepino no era así. A mi padre le pagaban el mismo precio que ahora sin tener tantos gastos de producción. Tenía tres hectáreas de invernadero y tras varias malas campañas me he quedado con una. Produzco 20.000 kilos de pepino a la semana y es como si no hubiera trabajado. Podré afrontar este mal año gracias a haber guardado algo de dinero de la campaña anterior. Esto es un sinvivir, no damos para créditos bancarios», lamenta Roberto García, agricultor del Castell de Ferro. Los pepinos se amontonan en cada cuneta de Carchuna. El recinto ferial de Motril es un cementerio de verduras. Allí se hace acopio de parte del producto que irá a la planta de compostaje. David Morales es otro de los agricultores motrileños que se rasca los bolsillos. «Cultivo 1, 5 hectáreas de pepino holandés. Producimos para vivir, pero las comercializadoras y los supermercados son los únicos eslabones que se benefician de esto. Pagan una miseria por kilo, mientras que en las tiendas de España están hasta dos euros el kilo y en Europa llegan alcanza los cinco», lamenta. Los afectados critican que en los supermercados su producto vale hasta un 90% más de lo que ellos reciben.
Desigualdad en el mercado
Para Agricultura Viva enAcción el buen tiempo de estas semanas «no es excusa». «Mandan las distribuidoras que tienen que obtener beneficios y buscan estrategias para cerrar bien el año. Achacan el problema también a la competencia con terceros países, pero en el cultivo del pepino llevamos nosotros la voz cantante.Hace un par de años pasó lo mismo y hacía frío. En Europa dependen de nosotros, pero no estamos unidos como para hacer presión e intentar cambiar esta explotación», dice Marina Alonso, portavoz.
Para Miguel Monferrer, responsable de COAG, el problema es la falta de coordinación entre agricultores y comercializadoras para planificar las campañas. «Los gastos de producción son menores que en otras hortalizas y en 35 días tras su plantación ya se puede comenzar a recoger, algo que es atractivo para los propietarios de las fincas. Nos hacemos la competencia a nosotros mismos. La campaña que viene, tras la caída de precios de ésta, muchos agricultores dejaran de cultivarlo. Siempre pasa lo mismo. Si toda la balanza va al mismo sitio, los precios caen abajo», asegura. Nicolás Chica, responsable de UPA, coincide. «Hemos llegado tarde esta campaña y los precios son ruinosos. Debemos crear una Interprofesional, como con el aceite de oliva, para controlar la retirada de producto y que sea igualitaria para todos los agricultores», señala. Por su parte,Alfonso Zamora, responsable de Ecohal, sostiene que la retirada es la opción viable para tratar de reajustar los precios, pero apunta que es desigual para los agricultores. La consejera de Agricultura,Carmen Crespo, se ha solidarizado con los afectados, y les ha pedido, en declaraciones a Canal Sur, «organizarse» para que no haya producciones excesivas. Exige al Gobierno la regulación de la cadena alimentaria.
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