«Hace casi 30 años que veraneo en el camping, una vida se va con el fuego»
Afectados y vecinos se sobreponen a un incendio, con llamaradas «de tres pisos de altura», que ha arrasado 25 parcelas y desalojado a 200 vecinos de La Herradura
Pena y fiesta se entremezclan en La Herradura. Las calles se engalanan por las celebraciones patronales de San José. Puestos de flores y arcos de ... luces en la Avenida de Andrés Segovia le roban miradas al mar, que no se inquieta. Permanece en calma invitando a todo aquel que pasea por la arena a darse un baño. Hay cierta alegría traída por la brisa del verano que se acerca. Al llegar al número 32 de Andrés Segovia se produce un paréntesis en esa felicidad. Un cordón de la Guardia Civil impide el paso.Los clientes cruzan la finca que linda con el camping para ver cómo han quedado sus pertenencias tras un incendio con varias explosiones que ha sido devastador pero que, afortunadamente, no se ha cobrado víctimas. Caras largas y caminares con lasitud, sin resistencia, hasta el final de la parcela, junto a la N-340. «Mira, mira. Esto es lo nuestro. Es un solar achicharrado», anuncia una mujer que, entre sollozos, escala la tapia con ayuda de un palé.
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Las lágrimas corren por sus mejillas, mientras sus vecinos de parcela le dan ánimos. «Me avisó mi hijo ayer. Me mandó un video que le habían pasado unos amigos en el que solo se ve el fuego», cuenta. La primera vez que Kika Lubián cruzó el Camping La Herradura fue de colonias en verano cuando era una cría y las instalaciones estaban en otra parte de la playa. Años más tarde adquirió una parcela, cuando su hijo mayor tenía 7 días. Entre lonas y árboles de sombra, la granadina de 59 años siempre ha encontrado un remanso de paz que hoy es «pavesas, tizne y cenizas». 30 años veraneando en la misma zona. Los años pasaban rápido y apenas se daba cuenta de que pasaban. Ese trozo de tierra guardaba sus recuerdos dichosos y dorados.
«Mi parcela es un solar achicharrado. Es muy triste»
Afectada
«Una pena, toda una vida se va con el fuego. Han sido muchas vivencias muy bonitas. Somos una familia todos. Trabajo en el bar en verano y este año íbamos a empezar antes. Hay mucho perdido, es muy triste. Casi 30 años viniendo a este camping. Doy gracias a Dios, no le ha pasado nada a nadie y esto se puede reponer», dice en busca de algo positivo a lo que agarrarse. «Apoyaremos al dueño, que es una bellísima persona y le queremos mucho. Ayudaremos a que puedan abrirlo, a limpiarlo, si se vuelve a abrir», añade. «Yo venía todos los fines de semana. Abrían en Semana Santa y estaba contando los días. Cada puente veníamos para echar un rato de risas, para desahogarnos y estar contentos. Aquí recargamos las pilas», recuerda.
Así ha quedado el camping de La Herradura tras el incendioVer 16 fotos
Llamas de tres pisos de altura
El fuego se inició sobre las 19.30 horas por causas que de momento se desconocen, aunque los primeros indicios apuntan a un posible cortocircuito. Las llamas se propagaron desde la mitad de las instalaciones, la zona donde estaban los baños, hasta el final de la parcela. 19 caravanas y 25 parcelas han quedado calcinadas. Una de las afectadas cuenta que, a pesar de que se han producido daños en su parcela, su caravana ha quedado ilesa. Los bomberos resfrescaron el área para evitar que las llamas alcanzaran un bloque de edificios, Jimenez II, y el colegio Las Gaviotas. En total, en el camping solía haber de media 60 caravanas. Bombonas de camping gas, frigorificos, televisores… El chasquido de la madera, los cristales haciéndose añicos y las pequeñas explosiones alarmaron a los residentes de la urbanización Jimenez II. El fuego mantuvo en vilo a La Herradura durante la tarde noche ya que las llamas eran visibles desde distintos puntos de la localidad y una enorme columna de humo negro se elevaba sobre la localidad costera en dirección Cerro Gordo.
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200 desalojados y una veintena de parcelas dañadas
La Guardia Civil desalojó por precaución y durante hora y media, a unos 200 vecino. Cuatro de los residentes eran personas con movilidad reducida. Por fortuna, una vez controlado el fuego, pudieron volver a sus casas sobre las 22.00 horas. Antonio, de 71 años, fue uno de los desalojados. El hombre de avanzada edad no escuchó las explosiones. Pero bajó a la calle para dar una vuelta y sus vecinos le advirtieron. Al salir, pudo ver que las llamas llegaban a la altura de su vivienda. «Vivo en un tercero y las llamas llegaban hasta esa altura. Nos sentamos en un banco al lado del colegio a esperar a que pasara todo. Se escuchaba el rugido y las explosiones de las bombonas y los televisores», cuenta el valiente vecino que dice que no temió por el edificio. «Estaban los bomberos aquí. Llegaron rápido», explica.
Los bomberos se han pasado toda la noche sofocando ascuas. Han refrescado con agua lo quemado y se encuentran ahora mismo en la zona para evaluar los daños. La Guardia Civil abrirá investigación cuando Bomberos le trasladen el informe.
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