Almuñécar homenajea al doctor 'Willy' y le dedica una calle
El médico dominicano afincado en la localidad, ejerció durante más de 40 años como dermatólogo, consejero y amigo de sus vecinos
El recuerdo del doctor Wilfredo Portorreal Guerrero sigue vivo en cada rincón de Almuñécar. Para muchos vecinos fue mucho más que un médico, una voz ... cercana en momentos de angustia, un consejero dispuesto a escuchar y un amigo con el que siempre se podía contar
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El Pasaje de la Carrera, donde el doctor ejerció su labor durante 40 años, pasará a llamarse Pasaje Doctor Wilfredo Portorreal. Así lo ha decidido esta mañana el pleno municipal que ha aprobado por unanimidad dedicar este pasaje al médico como homenaje a su entrega profesional y a la huella humana que dejó tras su muerte en la localidad sexitana.
Será además el escenario de un acto institucional de inauguración en el que familiares, vecinos y autoridades rendirán tributo a un hombre que curó mucho más que cuerpos: también calmó preocupaciones, escuchó a quien lo necesitaba y se ganó el afecto de toda una comunidad.
Durante el pleno, la emoción estaba a flor de piel. Los distintos portavoces políticos coincidieron en que el reconocimiento era más que merecido. Desde el equipo socialista, Rocío Palacios subrayó la cercanía del doctor, recordando cómo cada vecino guarda alguna anécdota de las veces que les atendió, escuchó o resolvió un problema de salud. Su consulta, aunque era privada, fue durante décadas un lugar al que acudían personas de todo el pueblo y donde siempre había tiempo para escuchar.
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Desde Convergencia Andaluza se puso en valor su trayectoria intachable y su capacidad de empatía. Quienes trabajaron junto a él recuerdan su entrega en las guardias del antiguo hospitalillo de Las Monjas y cómo, más allá de la profesión, sabía acompañar en problemas personales o emocionales. Más de cuarenta años de dedicación, señalaron, dejan un legado «que no tiene precio».
El propio alcalde, Juan José Ruiz Joya, reconoció que la iniciativa nace del sentir generalizado de los vecinos. «Curó cuerpos y calmó almas; ahora su nombre seguirá presente en el lugar donde tantos encontraron ayuda y consuelo», resumió.
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Una vida dedicada a los demás
El Dr. Willy nació en Higüey, República Dominicana. Llegó a Granada en 1963 con la ilusión de convertirse en médico y su esfuerzo como único compañero. Trabajaba en la cafetería de un hotel para costearse los estudios, sin perder nunca la sonrisa ni la vocación.
Cuando finalizó la carrera eligió Almuñécar para echar raíces. Aquí formó una familia con su esposa Teresa, junto a la que crió a sus hijos Wilfredo y Juan. En los últimos años su mayor orgullo fue su nieto Oliver, al que mencionaba siempre con ternura.
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En su consulta, además de atender problemas dermatológicos —su especialidad—, ofrecía palabras de aliento, consejos oportunos y un hombro en el que apoyarse. No eran pocos los que salían con la receta en la mano y con el ánimo renovado, porque, según los que lo conocían, para él la medicina no terminaba en el diagnóstico, sino en el trato humano.
La noche del 27 de julio, el doctor comenzó a sentirse mal y fue trasladado primero al hospital de Motril y después al PTS de Granada. Allí mostró cierta mejoría, pero una complicación cardíaca apagó de golpe su vida días después. La noticia corrió como la pólvora y generó gran conmoción en el municipio. En cuestión de horas, las redes sociales se llenaron de mensajes de gratitud y tristeza.
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La propia familia del fallecido publicaba horas después de su muerte en redes sociales: «Deseamos expresar nuestro agradeciemiento por las muestras de cariño que ha volcado al pueblo durante las últimas horas en redes sociales. El doctor, quien ha cuidado de la salud de cientos de sexitanos durante años, estaría agradecido de ser recordado por su gente con el amor con el que lo están haciendo».
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