Coplas a la muerte civil de mi tío José
Relato de verano ·
Manuel lópez sampalo
Lunes, 24 de agosto 2020, 00:01
A mi tío José me lo han ido matando civilmente. Era él, hombre de fácil contento: con sus tres chistecillos verdes y su piropillo a ... la 'mujer de bandera' iba tirando. Se prejubiló apenas cumplida la sesentena para darse a los vicios, volcarse en la vida. Feligrés de las tabernillas, tabancos, abacerías y despachos de vino de su barrio marinero de Triana. 'Borrachín canónico', según definición de cierto 'homme de lettres' del lugar. Se echaba al pecho paquete y medio diario de tabaco moreno que le compraba de contrabando a Pepe 'El Llanito' en una callejuela trasera al mercado trianero: 'fumeque' que podía adquirir a precio idéntico en cualquier estanco, pero no así la sensación de clandestinidad.
Publicidad
Gustaba además del juego de azar. No faltaba a la mañana, después de echarse su cazallita en lo de María y ojear el periódico de la casa, a su cita con la Bonoloto, el Euromillón y los especiales que los ciegos le fueran sacando. Hará año y medio que un gol mal anulado al Sporting le privó del pleno quinielístico y de hacerse con una parcelita en Chiclana de la Frontera. A la merienda, su binguito en Los Remedios, donde, si salía buena la tarde, no se dejaba más allá de cincuenta euros y le sacaba, de paso, los colores a alguna marquesa solterona, menopáusica e hija de militar de las que tienen 200m² en Virgen de Luján y apartamento en Chipiona o La Antilla.
Se daba a las cartas –julepe, tute, chinchón, cinquillo, mus y truco argentino– en la peña bética de Triana o en la Casa del Pueblo en San Jacinto. Si se terciaba, la partidita de dominó al mediodía acompañando la copita de oloroso. En las noches de purillo y ron pálido de Motril se iba dejando la pensión de los hijos que Dios no le dio en la clandestinidad de póker del sotanillo de su compadre Isidro. A los sobrinos, cuando íbamos a visitarlo a su pisito de alquiler nos sacaba el parchís, además de las viandas de la noche anterior.
Aparte del fútbol y el toro, las mujeres eran su grande devoción. Ya digo que era hombre de natural epigrama a la fémina, de cuartetilla en el aire al paso de la señorita: 'Óle y óle los caracole', 'Venga, las mujeres guapas' o 'Quién fuera viento pa' abrazarte por el talle, niña'. Jamás un requiebro suyo había sido tomado a mal; por el contrario, sacaba la sonrisa y arrebolaba las mejillas de la lisonjeada. Pero, ay, este feminismo de tercera, cuarta o séptima ola me lo fueron castrando verbalmente. Al domingo no faltaba la búlgara en casa o la dominicana si el Betis sumaba o Curro / Morante cortaba oreja.
También, en las noches de luna, gustaba de perderse por las callejas portuariasde la vereda de Triana buscando 'putiferios' o casinillos de servicios varios. Aunque estuvo casado una época, se habla en los mentideros –y él aviva las habladurías dejándose caer con su fuelle verbal– de un 'affaire' con Carmina Ordóñez y de una noche traviesa con cierta folklórica que se galanteó en una escapada a una zambra del Sacromonte. A la 'sobrinería', al segundo vermú, nos iba mostrando fotos de juventud en donde se aprecia cierta guapería como de torero gitano o almadrabero con posibles.
Publicidad
«Los interneles y esas puñetas», como solía decir, además de la toma de la sociedad por los 'ismos', fueron dejando a mi tío José fuera de juego, cual delantero lento ante defensa táctica. No es que él se moviera hacia la reacción; es que no supo o no quiso coger la ola –mas lo intentó– de un mundo que le era ajeno y que por arte de birlibirloque degradaba o elevaba sus vicios a Pecados Capitales. Él, que siempre había votado socialista, se vio convertido de la noche al día en un 'facha' y un 'machista'. Como solía recitar, él era «socialista de los de antaño, / Felipe y Guerra en los escaños».
De natural prudente, fue inhibiéndose en sus vicios. Atragantándosele el pareado al pasar de la fémina y apretando la mirada al frente; sustituyendo la negraza o la eslava por la autosatisfacción; el Machaco de Rute por el Nestea cero azúcar o el pajarito frito y las ancas de rana por el puré de quinoa; alejándose de la Real Maestranza de barrera y puro y acercándose con un interés impostado al titiriterismo vegano.
Publicidad
Lo que no había conseguido el doctor Veguillas en diez años y por consejo médico, lo hizo la 'nouvelle vague' totalizadora en diez minutos cortos, como quien dice. Hasta llegó a dar un voto de confianza al 'sanchismo', que a la postre le costaría su segundo baipás. Volvió también a la grada a ver a su Betis, pero sin su 'Gordo' corriendo la banda a medias bajadas y con un tal Fekir y aquél 'aparato del demonio' llamado VAR, se le fueron quitando las ganas.
Una mañana que pasé por lo suyo a echarme un cortaíto de máquina, no sé si fue el mate de su mirada o el apreciar que había cambiado a su Herrera por la SER, que le solté sin paños calientes que no podía seguir así, 'tito', que 'por qué cojones' se estaba 'humillando' de aquella manera. Creo humildemente que mi gota fue la que colmó su vasillo de aguardiente, aunque es justo reconocer que fueron sus compadres de las peñas quienes le fueron recordando quién era él, y que «pa' lo que te quea' en er convento te caga dentro, Pepe», como bien le escuché una vez a su amigo Abelardo.
Publicidad
Convencido, empezó el año 2020 devolviéndose a su viciosidad, resucitándose. Pero, aunque ni le pilló el virus ni el jamacuco; ay, del confinamiento, que me lo fue matando en vida. Se olvidó el doctor Simón de contar en sus cifras de fallecidos por la cosa-19 a estos señores de su tiempo que, si ya los «ochoemes» y demás memeces los tenían en la UVI, la privación de derechos fundamentales decretada por el Gobierno me los hizo, ay, cadáveres civiles.
Ni peña, ni casinillo, ni 'maríamagdalenas', ni parroquia de tahúres, ni primavera faldicorta, ni feria de pueblo, ni fútbol, ni orujillo en la barra, ni tauromaquia, ni siestecilla de Tour, ni nada. ¿Alguien durante este infierno vírico pensó en mi tío José? ¿Quién guardo, si quiera, un minuto de silencio por tantos tíos Josés que hasta entonces sostenían la canallería patria? Luego lloraremos al lince ibérico…
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión