Condenan a una pareja que traficaba con heroína en compañía de su hija de seis años
Los jueces determinan que sus padres la usaron para tratar de pasar desapercibidos mientras intentaban colocar la droga, un alijo de medio kilo de «caballo» con una pureza cercana al 20%
Jueves, 4 de junio 2020, 14:30
A simple vista, parecía una ingenua excursión familiar, pero en realidad era un sórdido engaño. La Audiencia provincial ha condenado a un pareja que fue ... sorprendida cuando traficaba con heroína en compañía de su hija de solo seis años. Los tres residían en Málaga, pero se desplazaron hasta Granada para vender la mercancía, una operación en la que la niña, que lógicamente era ajena a esos manejos, iba a tener un papel protagonista. Efectivamente, en su sentencia, el tribunal provincial, que impone una pena de cuatro años de cárcel a cada uno de los progenitores de la menor, resalta que la presencia de la pequeña no fue precisamente casual. Los jueces determinan en este sentido que sus padres la usaron para tratar de pasar desapercibidos mientras intentaban colocar la droga, un alijo de medio kilo de «caballo» con una pureza cercana al 20%.
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Una casualidad
Los encausados, redunda la resolución judicial en sus reproches, no dudaron «en llevarse» a «su pequeña» y «utilizar su inocente presencia« para trapichear. Si iban en compañía de la niña »fue para disimular la operación de transporte y venta« de la heroína »bajo el manto de una« cándida »salida« dominical »de la familia para almorzar fuera de casa«, expone el tribunal en el fallo.
El azar quiso que los encausados coincidieran con investigadores de la Unidad contra el Crimen Organizado de la Policía
El suceso ocurrió del día 22 de septiembre de 2019, cuando los ahora condenados (que ya entonces acumulaban un amplio historial delictivo) y su hija de seis años estacionaron el vehículo en el que habían viajado desde Málaga a Granada en una zona cercana a un hotel ubicado en el término municipal de la capital. Tampoco fue una casualidad que se detuvieran en ese punto en concreto. Según la Audiencia, era un lugar conocido por las fuerzas de seguridad porque en él solían cerrar sus tratos los narcotraficantes.
Aparcar en ese sitio fue la perdición de la pareja. Sin saberlo, se habían metido en la boca del lobo. Cayeron en una trampa por casualidad. En la zona en cuestión estaban trabajando varios agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado de la Policía Nacional, un grupo de élite que persigue a las mafias. Su objetivo no era la pareja, pero sus extraños movimientos acabaron por llamar la atención de los investigadores, que llevaban a cabo una serie de pesquisas por otro asunto. «(Los encausados), con el común objetivo de facilitar allí a un tercero los cinco paquetes conteniendo heroína con un peso conjunto aproximado de 500 gramos que llevaban consigo dentro de un bolso, para lo cual, una vez aparcado el automóvil, (el hombre) cogió de la zona de la guantera del coche el bolso donde guardaban la droga y (...) se lo alargó (a su mujer), quien, en compañía de la niña, se desplazó unos veinte metros para dejarlo oculto entre unos matorrales. La sospechosa conducta de la pareja fue observada por dos de los varios agentes camuflados de Policía de la Udyco, que casualmente se encontraban de servicio en el lugar cumpliendo funciones de apostadero y vigilancia en otra investigación en curso sin relación con los acusados, lo que les llevó a comprobar qué contenía el bolso y a detener a los acusados«, refiere la resolución judicial cómo se desarrollaron los acontecimientos.
Antecedentes
En el juicio, el padre de la pequeña alegó en su descargo que no tenían intención de lucrarse con la venta de la droga, si no que la iban a tirar. También argumentó que creía que era hachís y no heroína. La mujer, por su parte, se exculpó y atribuyó toda la responsabilidad a su compañero sentimental. Ella, vino a decir, no sabía que contenían los paquetes.
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La Audiencia no les creyó y los ha condenado, «como autores responsables de un delito de tráfico de drogas que causan grave daño a la salud, a las penas de cuatro años de prisión» y al pago de una multa de 7.367 euros. Los dos procesados habían tenido numerosos encontronazos con la justicia. El varón, por ejemplo, tenía antecedentes penales «por delitos de violencia de género, quebrantamiento de condena, resistencia o desobediencia y abandono de familia».
La mujer, por su parte, había sido encausada por hurto, receptación, falsedad documental y estafa«. La sentencia puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
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