«Compartíamos gastos, condones, cocaína y juegos eróticos. Éramos amigas»
Declaran ocho acusados de explotar sexualmente a una decena de chicas en casas del Zaidín y Cúllar Vega, además de obligarlas a vender droga y viagra
La propietaria que alquilaba su vivienda en el Zaidín asegura que no sabía que en el interior se ejercía la prostitución, aunque llegaban a su ... nombre pedidos con 720 preservativos, 150 sábanas desechables o 100 lubricantes para las inquilinas. Las víctimas explotadas sexualmente en esta casa y otra en Cúllar Vega, alquiladas por madre, hija y yerno, debían estar disponibles 22 horas al día, sus proxenetas controlaban sus movimientos, no las dejaban salir, espiaban sus teléfonos, custodiaban su documentación y estaban obligadas a entregar el 70% de sus ganancias.
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En la zona, los vecinos conocían lo que se cocía entre esas cuatro paredes y hasta la Cruz Roja acudía a los domicilios a atender a las chicas. Las afectadas, una decena de mujeres, se encontraban en situación de calle o tenían cargas familiares, enviaban lo que percibían de sus ganancias a sus allegados en Sudamérica. La sección primera de la Audiencia Provincial ha acogido este martes la primera sesión del juicio contra ocho acusados -cinco mujeres y tres hombres- por pertenecer presuntamente a una red criminal dedicada a explotar sexualmente entre 2019 y 2021 a mujeres extranjeras y obligarlas a vender droga y viagra. La fiscalía solicita para ellos penas que suman 12 años de cárcel. Los acusados, que han negado los hechos, mantienen entre sí relaciones de parentesco. Son dos familias diferenciadas y un amigo que hacía de taxista para las prostitutas.
Los arrendadores de las viviendas, madre, hija y el yerno, cobraban 1.500 euros en efectivo por el alquiler de cada uno de los inmuebles. La hija, propietaria de un pub en Armilla frecuentado por las mujeres, era dueña de una casa en el Zaidín, pero su madre subarrendaba la vivienda que ella tenía alquilada a las chicas. Durante el interrogatorio, han asegurado a la fiscal que no sabían que en el interior de la vivienda se ejercía la prostitución. Eso sí, conocían que las dos mujeres que le pagaban el alquiler eran prostitutas. Según ha expuesto fiscalía en el juicio, la hija y el yerno fueron investigados anteriormente por un delito de prostitución del que quedaron absueltos y tienen pendiente otra causa.
De igual forma han declarado otras tres acusadas. Las mujeres eran presuntamente las madames de las chicas, aunque en el juicio han asegurado que tanto ellas como las víctimas se prostituían con libertad. Dos de ellas, excuñadas entre sí, habrían sometido presuntamente a las mujeres en la misma vivienda. Una de ellas ha confesado que ejerce la prostitución desde 2015. «Yo me encargaba de la casa porque pagaba el alquiler, pero las chicas no tenían condiciones ni horarios. Eran libres. Nos dividíamos proporcionalmente y por igual los gastos de los condones, el agua y la luz. Usábamos cuatro cuartos para los clientes y en los otros dos dormíamos las seis chicas. Éramos amigas», ha manifestado ante el tribunal, presidido por el magistrado Jesús Flores Domínguez.
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Droga compartida
Por su parte, la excuñada, que también se encargaba presuntamente de controlar y prostituir a las chicas, ha manifestado que entró como limpiadora de la vivienda por una oferta que le hizo la pareja de su hermano y decidió prostituirse. «Ingresé en la prostitución al ver el lujo que las chicas podían dale a sus familias. Compartíamos los gastos de la casa y de los juegos eróticos», ha comentado. En la misma línea que su excuñada, ha negado que obligaran a las chicas a prostituirse. «Las chicas se movían con libertad. Salíamos e íbamos a la peluquería juntas para ponernos guapas para los clientes», ha añadido. «Nos movíamos por los pubs porque nos gusta la música latina», han remachado ante la acusación de que trasladaban a las mujeres a locales de Granada y Armilla para captar clientes. De igual forma, han afirmado que desconocían si sus arrendadoras estaban al tanto de la actividad de la casa.
Otra cosa que compartían las inquilinas era la droga. Las consumidoras tenían un suministro común de cocaína. Las acusadas han negado que traficaran con estupefacientes. «Los clientes traían su propia droga y nosotras teníamos la nuestra», han puntualizado. Por último, también han prestado declaración la supuesta madame de la segunda vivienda, así como un hombre, expareja y hermano de las prostitutas, y un amigo de la familia que trasladaba a las chicas en taxi. Todos han negado los hechos.
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La segunda sesión del juicio continuará mañana con la declaración de las prostitutas como testigos protegidos.
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