Comerciantes de la Avenida de Dílar denuncian la «invasión» de contenedores en las aceras

Una comerciante y vecina del barrio que «ha protestado mucho» por esta situación, según Jiménez, es Purificación Mingorance, la titular de la Farmacia Mingorance, ubicada en el número 120 de esta avenida, haciendo esquina con la calle Xauen. «Tiene cuatro contenedores delante, de cristal, de cartón, de plástico, de orgánico… Está la pobre desesperada. Ella tiene un negocio sanitario y dice que no está bien, que ha visto ratas deambulando por allí», indicó el presidente de Zaidín-Campus.

De hecho, su hija, Marta Delgado, opina lo mismo. «No debería haber ningún contenedor de basura a las puertas de ningún establecimiento sanitario, ya sea farmacia, centro de salud, hospital o clínica. Si tú estás vendiendo salud, higiene, etcétera, no es bonito ni salubre que haya contenedores de esa clase delante», expresó la farmacéutica. «Pero eso no es todo –apuntó–. En el Zaidín, la gente tira la basura a deshora, por dentro los contenedores están muy sucios y enseguida se llena todo de moscas».

Delgado también aseguró que «por la mañana está todo lleno de muebles y bolsas abiertas porque alguien se dedica a hurgar». Desde su punto de vista, el problema ya no es que el «exceso» de containers afecte a la farmacia en un sentido económico, sino en materia de higiene. «La imagen ya da hasta igual. Nos entran cucarachas, moscas… Y se supone que tenemos que cumplir una serie de requisitos y regulaciones higiénicas que no cumplimos por culpa de esos contenedores y toda esa basura», aseveró.

Por si fuera poco, «hay gente que se dedica a recoger muebles, los almacena detrás de la farmacia y cuando no le sirven, los tira en los contenedores que están delante», criticó la farmacéutica del Zaidín.

Los comerciantes de la Avenida de Dílar llevan ya un par de años así, antes una situación que tachan de «insostenible». Esta «invasión» también afecta a otros negocios de la zona, como Librería Mesa, por ejemplo, que «también tiene un montón de contenedores en la puerta». Los hay incluso al final de la manzana, donde no hay negocios, solo una casa que lleva tiempo en venta.

«¿De verdad hacen falta tantos contenedores?», se preguntan los vecinos. La mayoría ha contactado con el Ayuntamiento y con Inagra tanto a título personal como a través de la Asociación de Vecinos Zaidín-Campus, pero la respuesta siempre es la misma. «Vino hasta un inspector, revisó todo y dijo que no iban a retirarlos –señaló Delgado–. Pero ni ahora ni nunca».