La caza del 'ladrón del muñón' de Granada: robaba negocios en 10 segundos
La Policía Nacional llevó a cabo una compleja investigación durante casi tres meses para encontrarlo, con batidas diarias y hasta drones
Era tan organizado como imprevisible. Por un lado, cuando cometía los robos siempre llevaba prendas para ocultarse la cara, lo que implica cierta preparación, y ... sabía cómo romper los cristales de los escaparates de un solo golpe. Por otra parte, elegía al azar los negocios y era imposible saber cuándo y dónde iba a actuar. La Policía Nacional la denominó Operación Muñón por dos motivos: el hombre comenzó atracando negocios de manicura y no tenía miedo de cortarse con los cristales de los escaparates que rompía; cualquier día se podía haber quedado sin mano. Ha sido uno de esos casos que trae de cabeza a los agentes. Atacó más de 30 negocios en Granada capital en apenas tres meses para, al parecer, conseguir dinero para salir de fiesta. De hecho, solía actuar cuando volvía a casa tras una noche de copas.
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La investigación fue, cuanto menos, trepidante. Dio comienzo a finales de enero, con el primer robo, y finalizó en abril. Al principio actuaba de noche, después comenzó a hacerlo también de día. «Vimos que siempre era el mismo hombre y no tardaba ni diez segundos en hacerlo. Era completamente arbitrario; pasaba por una tienda, miraba el escaparate, buscaba un objeto para romperlo y entraba», explica Antonio Vilchez, jefe de Robos y delegado de Patrimonio Histórico. Solía utilizar tapas de alcantarillas o piedras para destrozarlo. Y, lo más curioso, accedía a los locales mientras caían los cristales; tenía demasiada prisa como para malgastar esos segundos.
Los robos los cometía supuestamente para pagarse sus gastos cuando salía de fiesta; fue enviado a prisión provisional
Los robos no cesaban y el autor era el mismo, como pudo comprobar la Policía Nacional. Solo buscaba el dinero de la caja registradora, no se llevaba nada más. Se hizo con un botín de miles de euros, aunque no siempre eran fructíferos sus «palos». «En una peluquería cogió lo que había en la hucha, seis euros», cuenta Antonio Vilchez. Le daba igual el tipo de comercio que fuese. Bazares, tiendas de ropa, centros de belleza, bares… cualquiera era susceptible de ser elegido.
Uno de los afectados fue el estudio de fotografía Mundo imagen, ubicado en la calle Alhamar, donde apenas robaron dinero. El destrozo del cristal fue lo más doloroso, según explica su dueño, Miguel Ángel Fernández. «Entró el sábado, 15 de marzo, a las 7.00 horas. Al menos no me tocaron la tienda, que es lo que yo hubiera sufrido más», explica. En su caso, el robo se alargó unos quince segundos porque se equivocó al localizar la caja registradora. Si no, hubieran sido probablemente menos de diez.
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El tema pasó a ser una prioridad absoluta para el grupo de Robos. Había cierta alarma social entre los comerciantes y una necesidad imperiosa de dar con el hombre que tenía en vilo al Centro de la ciudad. «Visionamos muchísimas imágenes, fue una cantidad enorme de trabajo», admite el jefe del área. Empezaron a abrir y cerrar líneas de investigación. Algunas de ellas dieron resultado y siguieron tirando del hilo. Lograron una imagen del presunto autor y se centraron en acotar su domicilio. Descubrieron que vivía en la calle Pedro Antonio de Alarcón y que ya había pasado por comisaría recientemente, en diciembre del año pasado, por un tema menor.
Amplio dispositivo
La Jefatura entera se volcó para localizar al individuo durante dos meses. «Llegamos a salir 20 coches cada noche de todas las unidades: Robos, Seguridad Ciudadana, Información, Extranjería… Incluso utilizamos drones, pero no podíamos tenerlos todos los días, porque íbamos buscando a un hombre impredecible», detalla el investigador. Nada fue casualidad. La detención fue fruto del intenso esfuerzo de toda la Jefatura Provincial. Lo cazaron cerca de su lugar de residencia habitual, un piso en el que tenía compartida una habitación.
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La Policía Científica cotejó el ADN y confirmó que el principal sospechoso era él, un hombre de 37 años, natural de Guadix. Las numerosas evidencias recogidas durante la investigación permitieron atribuirle la supuesta autoría de más de 30 robos. Fue enviado a prisión provisional y continúa en la cárcel. Como es lógico, recuperar el dinero es tarea imposible.
Las pesquisas continuaron y se completaron con las entrevistas realizadas al individuo, que prácticamente no contaba con antecedentes. La Policía Nacional descubrió que el detenido pertenecía a una familia económicamente en buenas condiciones, y que los robos los cometía supuestamente para pagarse sus gastos cuando salía de fiesta. «Cuando lo arrestamos fue muy satisfactorio», admite Antonio Vilchez. No deja de ser, dice, un puzzle con piezas muy dispersas que tienen que ser encajadas. «Podemos tardar más o menos, pero siempre lo sacamos», concluye orgulloso.
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