Carmen, José María (pacientes) y Concha, madre de la fallecida Miriam, tocan una de las nuevas Campanas de los sueños del Clínico. Ramón L. Pérez

La campana que los pacientes con cáncer de Granada sueñan con tocar

Desde ahora, los enfermos oncológicos del Clínico podrán repicar cuando reciban buenas noticias, una iniciativa diseñada por la joven Miriam, fallecida hace cinco años

Laura Velasco

Granada

Martes, 10 de enero 2023, 18:42

«Soñar con llegar al final. Soñar con volver a empezar». Así empieza el poema que la joven Miriam Segura escribió al finalizar una de ... las sesiones del tratamiento para el cáncer que padecía. Cogió el móvil y lo escribió en un atisbo de inspiración. Su idea era que el texto fuese de la mano de una idea mucho más ambiciosa que la tenía obsesionada: instalar campanas en las salas de Oncología para que las tocasen aquellos que recibieran buenas noticias. Ella llegó a hacerlo en Toronto (Canadá), el lugar en el que residía por aquel entonces. Después, regresó a su Málaga y se empeñó en traer las campanas a todos los hospitales de la provincia. Y en que su poema estuviese reflejado en todas ellas. No lo consiguió, falleció a los 33 años por esa cruda enfermedad; pero su deseo se ha materializado gracias a su madre, que quiere llevarlas a todos los hospitales españoles en su honor.

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Ya están colocadas en la totalidad de centros de Málaga y Cádiz, y desde este martes, 10 de enero, también hay en Granada, concretamente en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio, el primero en recibirlas. La ciudad era muy especial para Miriam, puesto que aquí estudió su carrera y máster. «Pusimos la primera y pensé que ya había acabado mi tarea, pero los propios pacientes las han ido reclamado. Llevamos más de 40 en toda España, hasta hay una en Playa del Carmen (México), zona que a ella le encantaba», comenta Concha Navarro, madre de Miriam. La Asociación Española contra el Cáncer (Aecc) ha impulsado la iniciativa junto a ella. La joven dejó absolutamente todo diseñado antes de fallecer. Solo había que culminar su labor.

María Jesús Rodríguez estrenó la Campana de los sueños. Ramón L. Pérez

Lo que motiva a Concha a seguir adelante son los rostros de los pacientes cuando cogen la cuerda y hacen que suene. «No se puede explicar, es una ilusión increíble la que transmiten», asegura. Hay que vivirlo en primera persona o bien de cerca para saber lo que significa. El objetivo no es solo que repiquen los que finalizan su tratamiento de quimioterapia o radioterapia, sino también aquellos que reciben buenas noticias, del tipo que sean. «Si hay un paciente crónico que sabe que nunca va a superar el cáncer, puede hacerlo ante una buena analítica o revisión», apostilla por su parte Paloma Gómez, miembro de la Aecc y coordinadora de la campaña. En este punto, recuerda que la asociación está a disposición de los pacientes con apoyo psicológico, social, etcétera.

Los tres primeros pacientes

En el Clínico se han instalado tres campanas, en el Hospital de Día Oncológico, el Hospital de Día Hematológico y Oncología Radioterápica. Cada una de ellas ha sido utilizada por primera vez por tres pacientes. María Jesús Rodríguez fue la que la estrenó. Hace justo un año le comunicaron que padecía cáncer de mama. En marzo le quitaron el pecho y las glándulas de alrededor y, tras someterse a radioterapia, sus analíticas indican que todo va bien. «Lo pasé muy mal, me hundí, pero he podido salir gracias a los profesionales. Me han ayudado mucho», comenta. Escucharla es un soplo de alegría. No para de repetir lo contesta que está.

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Poema de Miriam Segura, promotora de la iniciativa, que aparece en todas las campanas instaladas. Ramón L. Pérez

Otro paciente que desprende alegría es José María Sánchez, diagnosticado hace un año de un linfoma de Hodgkin. Dice que ha sido duro, muy duro, pero cada vez se encuentra mejor. Sus ciclos de tratamiento han concluido y solo tiene que acudir a las revisiones. «Supone el fin de una guerra, al menos de esta guerra. Mi único deseo es salud para todo el mundo, que nadie pase por lo que he pasado yo. Hay muchos que ahora están en el proceso y van a tocar esa campana», afirma cargado de optimismo.

«Si hay un paciente crónico que sabe que nunca va a superarlo, puede tocarla ante una buena analítica o revisión»

Paloma Gómez, miembro de la Aecc y coordinadora de la campaña.

Por último, en el Hospital de Día Oncológico repicó con fuerza Carmen León, natural de Venezuela y residente en Cúllar Vega, una mujer con garra a la que le cambió la vida hace dos años, cuando le comunicaron que padecía cáncer en las glándulas salivales. La operaron rápidamente y comenzó la quimioterapia. «Ya me encuentro en la fase de revisiones, estoy muy feliz. Cada día a las doce de la noche le doy las gracias a Dios por estar un día más sin cáncer. En Venezuela ya me habría muerto», señala de forma reivindicativa.

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A su alrededor se respira empatía. Los pacientes reciben el tratamiento o esperan para ser atendidos por sus oncólogos mientras los otros tocan la campana. Es una novedad que muchos desconocen. «¿Por qué lo hacen? ¿Significa que ya se encuentran bien?», pregunta una mujer en el Hospital de Día Hematológico. Cuando le responden que sí, añade: «Lo importante entonces es que acabemos tocándola todos».

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