«No hay ni para calentarnos la comida y pasamos frío... Estamos en un tsunami»

En el interior de las instalaciones, se encuentra la concejala de Servicios Sociales y Bienestar Social, Jemi Sánchez, que tiene apuntadas en un folio las 22 familias que recogerán hoy el menú. Cada bolsa contiene, aparte de una botellita de agua, un primero, un segundo, pan y postre. Hoy había garbanzos, varitas de merluza con pisto y yogur. Mientras retira los alimentos, Mari Ángeles conversa con desparpajo con la edil y con otras personas que se han acercado a colaborar en esta iniciativa municipal para ayudar a los perjudicados. «He tenido que pedir dinero para comprarme un motor y para una estufa, para que mis niños estén calientes», se queja Mari Ángeles, que accede a hablar con la prensa a regañadientes, pero se resiste a posar para la cámara.

«Esto no es humano... ya está. ¡Es que estoy irritada!», confiesa la mujer mientras se centra el nudo del cinturón de la bata y cruza sus brazos con enojo. Tiene tres niños y desde el 25 de enero está sin luz. «No podemos salir a la calle, ni podemos hacer hogueras».

Entre las personas que la escuchan hay otra vecina de Molino Nuevo, Susana Ortega, que pese a estar también afectada y apuntada en la lista de los menús, acude para echar una mano. «Hoy tengo luz, pero se va y viene«, explica la mujer, que ha tenido que ingresar a su padre en el hospital al ser una persona «electrodependiente», pues debe estar conectado a una máquina enchufada a la corriente. Ortega, que aplaude la ayuda municipal, denuncia el hecho de que «cada dos por tres» los técnicos vayan a su barrio para «arrancar» los cables y lo justifiquen en que es para evitar la defraudación del fluido eléctrico para las plantaciones de marihuana.

«Endesa tiene un problema con la luz en distrito Norte y no es de ahora, es de toda la vida. Yo he tenido contrato de luz, pero como la empresa suministradora no es responsable tuve que dar de baja el contrato. ¡No voy a estar pagando una luz que nadie va a garantizarme!», subraya Ortega, que confiesa que sus vecinos están cansados de que les etiqueten. «Aquí hay muchos que tienen contratada la luz y no la tienen. Y ni tienen plantas ni tienen nada», insiste.

Otra mujer que está sentada al lado de ella asiente. Es Pilar, miembro de la asociación Anaquerando, que tiene su sede en la misma calle Molino Nuevo y lleva también sin luz varios días pese a tener contador, contrato vigente y estar al día en el pago de facturas. «Llevamos ocho días sin poder trabajar, sin internet y muertos de frío», cofirma la mujer, que recuerda que si no les dan una solución tienen previsto manifestarse el próximo día 7 de febrero. La mafiestación saldrá del Triunfo y está previsto que acabe en la Plaza del Caremn, en la puerta de Endesa.

Ángel Rubio, responsable de la piscina y presidente de la Asociación de Vecinos de Almanjáyar, no para de entrar y de salir. Está ayudando en la organización y recuerda a todo el que acdue que tiene a su disposición un microondas para los alimentos. Explica a IDEAL que se han abierto las 14 duchas que hay en el vestuario de mujeres por si alguien quiere asearse con agua caliente. «Aquí se ha montado el dispositivo, que está muy bien, por si alguna de las familias tiene necesidad de venir, pero lo que les hace falta es la luz», subraya Rubio.

«Hay vecinos que tienen contrato, pero como hay un corte general, porque son líneas que dan servicio a una zona concreta, pues el corte es para toda la zona», explica el representante vecinal, a la vez que recuerda que en otras ocasiones ha habido otros cortes, pero intermitentes, de 12, 14 o 16 horas.

Para Rubio, no hay duda de que este corte de larga duración es «una medida de presión» de la compañía por los enganches ilegales. Pero pagan justos por pecadores. «Es inhumano, con esta ola de frío», sentencia, al tiempo que apela a la sensibilidad de una empresa como Endesa, «de ámbito nacional y con los ingresos que tiene». En su opinión, antes de una interrupción del suministro tan drástica sus responsables se tenían que haber sentado con los colectivos y con los vecinos del barrio para consensuar una solución en vez de llegar a estos extremos.

Durante la primera hora desde que se pusieron a disposición vecinal las instalaciones (las puertas se abrieron a las 13.00 horas y no se cerrarán hasta las 20.00 horas) nadie acude a darse un baño. Probablemente porque a lo largo de la mañana ha habido algunos hogares en los que la luz ha vuelto un rato y les ha permitido asearse en sus casas o en las de sus familiares.

No sólo se ha habilitado la piscina de este barrio de la Zona Norte de la ciudad, donde además habrá durante todo el día un vigilante (Víctor Páramo) por si hubiera algún incidente. También el Centro Cívico ha abierto sus puertas entre las 9.00 y las 13.00 horas para que los vecinos cargaran sus dispositivos electrónicos. Ambos edificios públicos cuentan con conexiones seguras. «Nosotros tenemos que ser previsores y poder dar estas alternativas a los vecinos», comenta Jemi Sánchez, que confirma que es la primera vez que se habilitan estas instalaciones municipales ante una situación que tilda de «emergencia».