La caída de producción por la sequía eleva el precio del aceite a su récord histórico
La campaña más corta desde 2005 supondrá un golpe al empleo en 34 pueblos olivareros granadinos donde se perderán la mitad de los jornales
Llevaban meses viendo venir el desastre que se cernía sobre el olivar por culpa de la sequía, pero en el momento en el que las ... previsiones ruinosas se han trasladado al papel oficial y la Junta ha confirmado en su aforo de la campaña 2022-23 que Andalucía perderá este año la mitad de la cosecha de aceituna, se han encendido todas las alarmas.
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«Ahora ya sí que nos hemos asustado todos», resume el representante sectorial del aceite de oliva en Cooperativas Agro-alimentarias Granada y presidente de Aceites Algarinejo, Rafael Almirón. En concreto, la producción de aceite de oliva en Granada para la campaña 2022-2023 será de 70.000 toneladas, una reducción del 41,4 % con respecto a la producción final del año anterior y un 43,3 % menos que la media de las últimas cinco campañas.
El primer efecto, tras constatarse que Andalucía se enfrenta a la segunda peor cosecha de aceituna del siglo, ha sido que el precio del aceite en España se ha disparado hasta niveles de récord histórico. En esta última semana los agricultores han percibido de media 4,36 euros por kilo de aceite de oliva virgen extra y se han llegado a registrar operaciones que han rozado los 4,8 euros, según el sistema Poolred.
«El panorama ante la sequía es dramático, hay que invertir en poner en riego el olivar si queremos seguir comiendo»
Director General Dcoop
El precio medio de todas las categorías se ha situado en 4,312 euros el kilo, por encima de los máximos que ha alcanzado el aceite en los últimos 20 años.
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En las campañas 2004/05 y 2006, desastrosas por las heladas, se rozaron estos niveles de precios con 4,26 euros de media por kilo y también puntualmente en las campañas de 2014, 2015 y 2017 la cotización del aceite se situó por encima de los cuatro euros en origen, pero jamás se había llegado a pagar tanto como ahora.
«El consumo caerá en los próximos meses con estos precios y lo que perdamos costará recuperarlo»
luis torres morente
Consejero delegado Aceites Maeva
La diferencia se acentúa si se tiene en cuenta que hace tan solo dos años los olivareros estaban en la calle, protestando desesperados, porque no cubrían ni los costes de producción con el aceite desplomado a dos euros. En verano de 2020 se llegó a pagar el kilo de aceite a 1,79 euros.
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Ahora la cotización del oro verde se ha disparado pero el balance de cuentas para la mayoría de los olivareros seguirá siendo negativo, ya que no lograrán compensar la merma de sus cosechas y el incremento de los costes producción, con el gasóleo o abonos disparados.
«La situación es crítica, el que logre salvar la cosecha porque tiene riego sí verá beneficios importantes con este nivel de precio, pero la gran mayoría de los olivareros no tienen aceituna, por lo que no les afecta el precio, es trágico», analiza el director general de Dcoop, Rafael Sánchez Puerta. El subidón hasta niveles récord era a su juicio «inevitable», pura ley de la oferta y la demanda. «El precio seguirá al alza hasta que lo regule la demanda porque inevitablemente el consumo bajará», esgrime.
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«La campaña está perdida pero si no llueve también peligra la próxima y eso sería la catástrofe total»
rafael almirón
Cooperativas Agroalimentarias Granada
El director general de Grupo Dcoop, en el que se integran veinte cooperativas olivareras granadinas, incide en la gran preocupación que tiene todo el sector por la sequía persistente, que hace imprescindible planificar infraestructuras de riego. «Tenemos el cultivo que con menos agua mejor respuesta tiene, pero es una desgracia la dependencia enorme que tenemos de la climatología. Hay que invertir en poner en riego el olivar si queremos seguir comiendo, es una prioridad absoluta en la que todos los gobiernos tienen que trabajar», sentencia rotundo.
Hasta el momento el mercado mantiene su dinamismo y los últimos indicadores de ventas de septiembre son muy buenos, pero los conocedores del mundo del aceite están convencidos de que el consumo se retraerá con estos precios tan altos en origen.
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«Tendremos estos niveles de precios o incluso superiores hasta que se perciba que no va a haber escasez y esto se producirá bien porque llueva o bien porque caiga el consumo y se regule el mercado», explica el consejero delegado de Aceites Maeva, Luis Torres Morente. El empresario recuerda que el mercado funciona con inercias y las reacciones no son inmediatas, por lo que los precios del aceite en el supermercado aún no reflejan la subida actual. «En Estados Unidos los precios de las tiendas aún son lo que dimos el año pasado, pero ya vemos indicios, en la industria están cambiando formulaciones para prescindir del aceite de oliva», esgrime Torres Morente.
A su juicio, una cosecha tan corta «es mala para todos». «Estos niveles de precios son letales para el consumo y el mercado que se pierda luego cuesta mucho tiempo y trabajo recuperarlo», concluye.
El empleo
Otro de los efectos más negativos de la falta de aceituna es el impacto en el empleo. La cosecha agrícola más importante de Granada genera entorno a dos millones de jornales que en esta campaña se quedarán en la mitad, según los cálculos de Cooperativas Agroalimentarias de Granada. Esto significa un mazazo para el empleo en los 34 pueblos granadinos que tienen al olivar como espina dorsal de su economía.
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«En nuestra cooperativa vamos a recoger un 40% de la producción, por más que el poco que hay se venda a precio de oro no compensa», lamenta el presidente de Aceites Algarinejo, Rafael Almirón. «Esta campaña la damos por perdida, pero si no llueve peligra también la producción de la próxima y eso ya sería una catástrofe», apunta preocupado.
«Este año habrá un millón menos moviéndose por el pueblo»
Además presidente de la Cooperativa San Rogelio de Íllora, Cristóbal García López es empresario agrícola y se dedica a la recogida profesional de aceituna. «Este año el empleo va a caer a la mitad. Hay cortes a los que no hay que ir porque no hay aceituna, tenía trece trabajadores y en esta campaña iremos siete», esgrime el empresario que prevé terminar la recogida en 45 o 50 días, en lugar de los cien habituales. «Es un año desastroso para casi todos los olivareros y cada día sin llover se agrava la situación porque hay menos producción», resume García, preocupado por los efectos acumulados de la sequía en las plantas, que ponen en riesgo también la próxima campaña. «Una reducción de hasta el 60% de los jornales deja a pueblos como Íllora en una situación económica muy complicada. A la cooperativa San Rogelio van a dejar de entrar este año diez millones de kilos de aceituna, esto significa que va a haber casi un millón de euros menos moviéndose por el pueblo», resume.
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