Un dispositivo de búsqueda de personas. ideal

Buscan a 236 personas desaparecidas en la provincia de Granada

Una cuarta parte de las denuncias presentadas el pasado año era de reincidentes y las 'fugas' más frecuentes son las de adolescentes, uno sumó 30 huidas de casa

Jueves, 11 de marzo 2021, 00:41

El último informe sobre desaparecidos del Ministerio del Interior, presentado el martes, registra 236 desapariciones activas de personas en Granada a 31 de diciembre ... de 2020. Guardia Civil y Policía Nacional disponen en sus archivos de las fichas de estas personas cuya denuncia se presentó el pasado año o en ejercicios anteriores; y aún se les busca.

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«Gran parte de las desapariciones son de menores, suelen ser fugas de casa. Nos hemos encontrado con algún adolescente que ha protagonizado treinta de estas desapariciones. Después hay otro grupo de adultos que se marchan de forma voluntaria sin decir nada y después está el colectivo de personas con problemas de salud mental o enfermedades cognitivas», apunta Joaquín Amills, presidente y fundador de SOS Desaparecidos.

En Granada se presentaron el pasado año 414 denuncias por desapariciones, algo más de una al día; y 130 se correspondieron con personas reincidentes. Dicho de otra manera, una de cuatro desaparecidos ya se habían 'fugado' con anterioridad. Granada en 2019 registró 1.309 denuncias por desaparición, aunque 1.196 eran de menores no acompañados ingresados en centros de protección. En la estadística de este año, los miembros de este colectivo dejan de ser tenidos en cuenta como desaparecidos si suman más de seis meses sin saber de ellos. Se hace así porque la inmensa mayoría de ellos que llegaban en patera o en los bajos de un camión paraban en Granada, pero su destino estaba en otro país del norte de Europa, y por ello se fugaban de los centros donde eran acogidos.

Asignaturas pendientes

España ha pasado de ser un país tercermundista en el capítulo de desapariciones a uno de los que se encuentran mejor situados en el mundo en cuanto a protocolos policiales e investigaciones en todo lo referente a desapariciones. Todo ello en apenas una década.Pese a estos avances sigue habiendo asignaturas pendientes aún no resueltas ante este problema.

«Ante personas con problemas de salud mental que protagonizan desapariciones es necesario que se pueda promover su incapacitación. Debe prevalecer esta y no que por ser mayor de edad pueda adoptar decisiones erróneas. Esa incapacitación la debe adoptar la propia fiscalía de oficio», advierte Amills. Otras dos peticiones son la posibilidad de intervenir teléfonos para geolocalizar al desaparecido sin necesidad del trámite burocrático de la compañía de rigor. Y por último, «no se puede esperar, como marca la ley, diez años para dar por fallecida a una persona desaparecida, debe articularse alguna medida legal para que la familia pueda gestionar burocracia, como herencias o propiedades, sin esperar tanto tiempo».

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Las singularidades provocadas por la pandemia del coronavirus especialmente entre los meses de marzo y junio del pasado año hizo que en esos meses solo se denunciaran 55 desapariciones cuando la cifra hubiera sido el doble o más en circunstancias normales. «La pandemia ha provocado un descenso en las desapariciones».

Mientras tanto, en Granada aún hay familias que no pierden la esperanza de encontrar a sus seres queridos aunque hayan transcurridos ya veinte años como es el caso de los padres de María Teresa, aquella adolescente desaparecida en Motril hace dos décadas. La familia ha recibido un homenaje desde el Ayuntamiento de Motril con la colaboración del cantante Javi Mota.

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En cualquier caso y sea cual sea el motivo que haya detrás de la ausencia de una persona, cuando las familias se ponen en contacto con SOS Desaparecidos, éstos les explican cuáles son los primeros pasos que tienen que dar: comprobar los registros de llamadas y localizar la ubicación de los teléfonos, revisar si ha habido movimientos en las cuentas bancarias, hablar con las últimas personas que hayan estado con la persona desaparecida o incluso realizar pruebas de ADN a los familiares. Con esto último se aceleran los trámites de identificación en el caso de que se encuentre un cuerpo sin vida, para saber cuál es su identidad.

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