Burlas por redes o quedadas a las que nadie acude: las nuevas formas de acoso escolar

Los casos que ha tratado comienzan a los 9-10 años y se dan también la adolescencia. Algunos cuentan historias que bien podían haberse dado hace dos décadas, como que les dejan solos en clase o que soportan cuchicheos, insultos o miradas agresivas. «Vino una chica cuya foto habían pasado por las redes sociales en modo burla, como una caricatura», cuenta Rocío. Otra de esas historias que duelen es la de menores que reciben mensajes de compañeros que quieren quedar con ellos. Cuando acuden a la cita, no hay nadie. «Es una forma de humillar», argumenta.

Los que llegan a consulta sienten mucha «vergüenza», no asumen que simplemente son víctimas que no merecen lo que están viviendo. Por ello, el primer paso es validar sus emociones. «A partir de ahí debemos crear un espacio en terapia y en casa para que se sientan acompañados. No hay nada más traumático que no sentirse capaz de contarlo», recalca la psicóloga, que recomienda, sobre todo, transmitir lo ocurrido al centro escolar. «Hemos llegado a plantear cambios de colegio si el niño estaba sufriendo mucho», añade.