La brusca caída de reservas para el verano alarma a los hoteles de Granada capital

En lo que va de mes han tenido días de tres, dos o una habitación ocupada. Y estos hoteles no son las excepciones. La inusualmente baja ocupación turística en este mes de julio es un mal generalizado en el sector turístico de la capital.

La Federación provincial de Hostelería y Turismo califica la situación de «dramática» y constata que desde que comenzó julio se está sufriendo una brusca y preocupante caída de las reservas en los hoteles de la capital, que contrasta con los buenos registros de la Costa Tropical.

Los hoteles de la ciudad han pasado de una media del 75% de ocupación en los meses de primavera a desplomarse por debajo del 30% desde que comenzó julio, unos niveles que no les garantizan una mínima rentabilidad en plena escalada de costes.

Las perspectivas desastrosas han activado las alarmas en los hoteles de la capital, que aspiraban a repetir las marcas del último verano prepandemia, en el que ocuparon entre el 60 y70% de las habitaciones.

No solo no llegarán al nivel de 2019, sino que, por el momento, están muy por debajo de las reservas del verano de 2021. «La situación ahora mismo está feísima, un 25% por debajo de 2021. Nos enfrentamos un panorama muy duro», resume el presidente de la Asociación Provincial de Hospedaje, Trinitario Betoret.

El descenso de ocupación coincide, además, con el aumento de los gastos de mantenimiento de los hoteles, que estrechan el margen de beneficio de las empresas. «El gasto en suministros se ha doblado y la factura eléctrica llega a quintuplicarse en estas fechas con el aire acondicionado. Asumimos una subida de costes absolutamente terrible en un momento en el que, además, las empresas estamos empezando a pagar los créditos ICO y las obligaciones que asumimos para poder seguir con la puerta abierta», recuerda Betoret.

El verano 2022 acaba de comenzar así con fuertes contrastes. Mientras en la Costa Tropical el nivel de reservas y los números son por el momento excelentes –incluso por encima de los niveles prepandemia– la planta hotelera de la capital ha comenzado sufriendo como nunca y teme no llegar a remontar.

Los motivos del bajón de reservas de la capital hay que buscarlos, según concluyen los hoteleros, en varios factores, entre ellos los efectos de la crisis inflacionaria. Por una parte, los españoles son conscientes de que pintan bastos en materia económica a la vuelta del verano y han optado por recortar vacaciones en el ámbito urbano y centrarlas en exclusivamente en las costas.

Otra teoría para explicar el bajón, según el propietario del Grupo Maxi Hoteles, Gerardo Castilla, es que la clientela nacional que apoyaba los destinos urbanos está empezando a viajar fuera de España este verano mientras que el turista internacional sigue sin recuperarse, por lo que la capital se está resintiendo.

«Pero además está el factor clave de l subida del coste de la vida, hay menos dinero y esto retiene las reservas. Si no sube la ocupación difícilmente vamos a cubrir gastos... y probablemente muchos hoteles entren en pérdidas en estos meses», augura.

Aún hay esperanzas de que las reservas de última hora tiren al alza de la ocupación sobre todo en el mes de agosto, que por el momento está desplomado.«Pero las previsiones no son nada esperanzadoras, tampoco de cara al otoño», apunta el presidente de la Asociación Provincial de Hospedaje, Trinitario Betoret.

En la misma línea, el director comercial del Alhambra Palace, Ignacio Durán, también muestra su preocupación por el nivel de reservas y es optimista sobre una posible remontada en agosto.

«El verano está flojo desde el principio y aunque agosto puede ser un mes de última hora tienes que partir de un colchón mínimo que no ha llegado», esgrime el director comercial del emblemático cinco estrellas granadino. Explica que aunque hace diez años el verano tenía ocupaciones bajas en Granada, entre los años 2015 y 2019 las reservas de julio y agosto mejoraron muchísimo «porque al estar las costas llenas la gente también salía de vacaciones al urbano».

El cliente internacional suponía el grueso de las reservas del Alhambra Palace antes de la pandemia y lo siguen echando de menos.

«Los mercados internacionales están parados y la inflación también afecta al turista de alto poder adquisitivo. La crisis de la guerra de Ucrania no ayuda a que el turista internacional piense en venir a Europa y el de larga distancia sigue muy por debajo de lo que teníamos», analiza el director comercial del Alhambra Palace.

En el hotel –que pasó los dos veranos anteriores cerrado– han recuperado «la mitad» de los clientes que recibían de Estados Unidos, pero el turista asiático y de Oriente Medio sigue desaparecido y también está «muy flojo» el europeo, con la excepción de Reino Unido y Francia. «La vuelta del verano está mejor, suben las reservas para septiembre y octubre que es temporada alta en Granada, pero también para entonces puede haber cancelaciones», concluye el director comercial del Alhambra Palace.

La cuota de negocio que han perdido los hoteles tampoco se ha trasvasado a los apartamentos turísticos. Ellos también están sufriendo dificultades este verano en la capital, según asegura el presidente de la Asociación de Alojamientos Turísticos de Andalucía, Jorge Luque. «Hemos pasado de tener un boom de clientes en primavera a la nada. El movimiento se ha cortado de golpe. De una ocupación del 95% hemos caído al 10%», resume Luque, que dice que la ola de calor marcó el punto de inflexión del «bajonazo». «Será un conjunto de todo, la gente tiene ganas de playa y chiringuito, el calor, la incertidumbre, la inflación y que han desaparecido clientes importantes para Granada como el asiático», concluye.