Los profesionales mueven los brazos del robot desde la máquina de control a través de dos pequeños joysticks. ALFREDO AGUILAR

Los brazos robóticos del futuro ya operan en los quirófanos de Granada

El Virgen de las Nieves ha incorporado a sus servicios el Da Vinci, un aparato que permite realizar complejas intervenciones con una gran precisión

Lunes, 9 de marzo 2020, 02:57

Las escaleras que bajan al sótano del Virgen de las Nieves conducen al futuro. Decenas de personas transitan cada día por los pasillos del hospital, ... pero casi ninguno de ellos sabe que bajo sus pies se esconde una de las tecnologías más punteras del momento, un robot con cuatro brazos mecánicos controlados a distancia por un cirujano que pueden operar con una precisión milimétrica. Gracias a estas garras robóticas y a la consola que las dirige, los cirujanos Antonio Rodríguez Oliver y Jorge Fernández Parra podrían operar desde el Virgen de las Nieves a pacientes que estén en el otro extremo del mundo, ya que el control de la máquina y los propios brazos pueden estar a miles de kilómetros de distancia sin perder conexión.

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Este invento que parece sacado de una historia de ciencia ficción recibe el nombre de Da Vinci XI. Se trata de un robot quirúrgico que el cirujano controla desde la distancia a través de una especie de consola que tiene una pantalla que amplifica la imagen del paciente para poder hacer intervenciones complejas con mayor facilidad y precisión. Este sistema, además, está formado por una torre de visión que elabora y procesa la imagen para obtener una visión 3D.

La última hora de Granada

Este aparato lleva en el hospital granadino desde principios de verano, pero no fue hasta noviembre cuando se usó por primera vez. «Fue muy emocionante. Tuvimos que formarnos antes de hacer esa primera operación porque la máquina es compleja, pero tiene muchísimas ventajas en comparación con las operaciones convencionales», explica Jorge Fernández Parra. Él y Antonio Rodríguez Oliver son los encargados de sacar adelante estas operaciones del futuro en el Virgen de las Nieves.

Para poder operar con el Da Vinci XI hace falta la labor de dos personas: una que maneje los controles desde la distancia y otro que se encargue de cambiar el aparataje que se le incorpora a cada brazos –tijeras, agujas...– según vayan siendo necesarios, así como realizar las actuaciones oportunas en el paciente para el buen desarrollo de la operación. «Nos piden que hagamos un mínimo de intervenciones en cada puesto para que afiancemos conocimientos y luego tenemos que intercambiarnos los puestos para descansar y estar preparados para ambas tareas», indica Rodríguez Oliver.

Solo dos pacientes han pasado por las manos de estos profesionales desde que el robot está en marcha en la capital y en ambos casos se han usado estas garras mecánicas para realizar histerectomía, es decir, la extirpación del útero en mujeres. «Al principio realizamos operaciones más sencillas para afianzar los conocimientos y el uso del robot, pero iremos subiendo de dificultad con el tiempo», indica Fernández Parra. A esto añade: «Lo suyo es que lo usemos en cirugías más complejas en las que hacer las intervenciones por laparoscopia –que es la técnica que usamos nosotros– es más complejo y con el robot se convierte en más accesible».

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Jorge Fernández y Antonio Rodríguez, en el quirófano. A. AGUILAR

Por el momento, ellos son los únicos profesionales que están realizando estas cirugías y lo están haciendo en el terreno de la ginecología, pero la idea es que se extienda entre todas las áreas

El hospital tiene la intención de que la cifra de operaciones realizadas con esta técnica vaya creciendo poco a poco hasta conseguir intervenir entre dos y tres personas cada día. «Hay hospitales en los que se ha llegado a hacer cinco operaciones al día», matizan. En los próximos meses se utilizará esta maquinaria también para las especialidades de medicina interna, urología y cirugía general. «Este sistema tiene un coste muy alto, así que queremos usarlo lo máximo posible para que sea rentable, porque, además, es muy beneficioso para los usuarios», señala Fernández.

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«El resto de profesionales de otras áreas no ha empezado aún con la formación porque tendría que interrumpirse durante la Navidad y nos exigen que los cursos se hagan todos seguidos. Además, piden que, nada más acabarlos, nos pongamos a operar para que los conocimientos no se pierdan», asegura Antonio Rodríguez.

Estos dos cirujanos manejan con soltura y naturalidad este enorme aparataje, pero el camino hasta llegar aquí ha sido complejo y estimulante a partes iguales. Así lo cuentan los propios protagonistas, que fueron escogidos para este fin por su pericia en el ámbito y «por lo que nos gusta todo ese cacharreo». «Al principio era como el que tiene un juguete nuevo, estábamos deseando cogerlo y hacer pruebas con el simulador para ir aprendiendo y viendo todo lo que puede hacer», señala Fernández Parra.

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Operar la piel de una uva

Para llevar a cabo las formaciones, los expertos han tenido que invertir muchas horas de esfuerzo y dedicación. Han recibido formaciones en Granada, han viajado a Barcelona a ver cómo se realizaban operaciones con este aparato e, incluso, han acudido a Estrasburgo para formarse en la casa en la que se ha creado este robot.

Cuando hablan de lo que pueden conseguir con este aparato, un brillo de ilusión reluce en la mirada de estos profesionales. Están ante un juego único que convierte la realidad en una experiencia por encima de lo común. Como ejemplo de lo que estos brazos mecánicos pueden llegar a hacer, muestran un vídeo en el que Da Vinci pela a la perfección la piel de una uva y la vuelve a coser mientras está dentro de una botella de cristal. «Es increíble lo que es capaz de hacer. Es una maravilla. Sería casi imposible hacer esto a mano», recalca Rodríguez. Tal y como afirma, este nuevo instrumento elimina cualquier tipo de temblor que pueda tener las manos de los cirujanos y es más preciso en los movimientos.

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«Ha cambiado muchísimo nuestra forma de trabajar. Antes decíamos que le quitamos el dolor a nuestros pacientes, pero nos lo llevamos nosotros, porque tenemos que coger posturas muy complicadas durante horas para operar. Ahora, puedes estar muchas más horas trabajando y es más cómodo», dice Antonio Rodríguez.

Esta nueva técnica provoca que las operaciones sean más largas por la necesidad de preparar los aparatos pero, a cambio, los usuarios tienen una recuperación mucha más rápida porque, al realizar las actuaciones de la operación con tanta precisión, es una intervención muy poco invasiva.

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Este robot quirúrgico es el primero que llega a Granada. Según explican los profesionales, hace años se instaló uno en un centro de formación, pero se usaba únicamente para dar clase. Es la primera vez que se usa en tierras granadinas, pero ya estaba implantado en el resto de provincias andaluzas –a excepción de Huelva y Jaén–.

Un aparato que ha costado más de dos millones y medio de euros y que podría ayudar a operar con mayor precisión y seguridad a cientos de pacientes. Un robot que ha convertido la ciencia ficción y las técnicas futuristas en una realidad del día a día.

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