Los bomberos que se enfrentan al fuego en tierra de nadie
El grupo Grafor es una sección especializada de los Bomberos Municipales que trabaja en zonas determinadas interfaz, entre lo urbano y lo forestal
En 2008 comenzó a gestarse la idea de que los Bomberos de Granada tuvieran un grupo especializado en fuegos forestales. Dos años después nacía, ya ... oficialmente, el grupo Grafor, el primero de este tipo en Andalucía. Quince efectivos componen esta sección de bomberos que trabaja en ese territorio que está entre lo urbano y lo forestal. Llevan quince años protegiendo a los ciudadanos y también el entorno.
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IDEAL recorre con Antonio y Alejandro, dos de los miembros del grupo, algunas de las zonas más sensibles. En el Barranco Bermejo hubo un incendio hace un par de semanas. Los efectos aún se ven sobre el terreno. Afortunadamente, explican, aún hay algo de humedad en el pastizal (los matojos que primero empiezan a arder) y eso dificultó que se propagase. En unos días, un fuego en el mismo punto generaría muchos más problemas.
Cuentan con un vehículo y un equipo propio, distinto al del resto de Bomberos. Y no usan agua, a no ser que necesiten apoyo de un camión bomba. Ellos tienen palas, motosierra o gorguis, una herramienta que combina rastrillo, pico y azada. También una herramienta para hacer quemas controladas, aunque esa no se utiliza en épocas de riesgo elevado. El dispositivo se activa con entre cuatro y cinco agentes. Cada día se revisan los partes meteorológico y del Infoca para conocer la situación. Si se activa riesgo máximo (este año aún no ha sido necesario a pesar del calor) se inician las labores de prevención. Para ellos son las más importantes. Lo ideal es que no sea necesaria su intervención, pero si lo es, siempre están preparados.
Para formar parte de este grupo pasan unas pruebas físicas específicas. Y tienen que hacer un examen que los certifica. Además, durante el año realizan distintas formaciones de especialización. Algunas de ellas en colaboración con grupos similares de otros puntos del país. Han trabajado con bomberos de Cataluña y han viajado a Canarias o California para mejorar técnicas que aplican ahora en nuestra ciudad.
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Conocen el monte y el fuego, que va más rápido ladera arriba y se ralentiza cuando baja. Saben sólo con estrujar con una mano un matojo si está tan seco como parece o aún conserva algo de humedad. En el crujido está el secreto y puede ser clave cuando se inicia un fuego. Pero también saben perfectamente cómo intervenir si las llamas llegan a las viviendas. Son zonas interfaz. Así las denominan. Espacios que están dentro del núcleo urbano pero muy cerca de terrenos forestales. Una especie de tierra de nadie donde estos bomberos se mueven con soltura.
Alejandro, que lleva muchos años formándose, señala que el periodo en el que se activa el riesgo es cada vez más largo. De mayo a octubre, aproximadamente, saben que en cualquier momento pueden ser requeridos. En invierno no suele ocurrir, aunque están disponibles. Los meses de 'calma' los utilizan para formación y para realizar labores de prevención. Reiteran que es imprescindible que haya más concienciación para evitar al máximo posible los fuegos. Y recuerdan que el trabajo de los bomberos no sólo es apagar las llamas. Y es que aunque los equipos cada vez estén más profesionalizados las dificultades a las que se enfrenan son también cada vez mayores.
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Los incendios denominados de sexta generación cada vez son más habituales y son muy difíciles de controlar porque generan su propia climatología. Puede que el viento fuera de la zona corra en una dirección y dentro en otra. Con los medios que tienen ahora, aseguran, se habría acabado con cualquier fuego hace veinte años, pero la situación ha cambiado. Por eso, los bomberos insisten en que la lucha contra el fuego es de toda la sociedad. Que cada ciudadano haga lo que esté en su mano para evitar que se prenda la chispa es imprescindible. Y es que detrás de la mayoría de estos incendios está la mano de la gente. No siempre es fácil concienciar, pero el trabajo de fondo da resultados. La mayoría de los ciudadanos, por ejemplo, es ahora perfectamente consciente de que en determinadas épocas del año no se puede hacer una barbacoa en el campo. Se ha hecho costumbre.Y eso se puede llevar a otros espacios. Si alrededor de tu cortijo hay restos vegetales, limpiarlo puede salvar tu casa.
Más de 23.300 personas viven en zonas en riesgo de incendio forestal en el término municipal de Granada. Son ciudadanos que residen en los diez puntos que se marcan en el Plan de Actuación del Ayuntamiento como zonas urbanas limítrofes, a través del que se establecen medidas preventivas y de actuación en estos espacios. Todos están en la parte oriental de la capital. ¿Por qué? Porque es un espacio con fuertes desniveles y en el que se aglutina la práctica totalidad de la masa forestal del municipio.
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El plan incluye las zonas de peligro forestal, en las que están cauces o parques rurales o las partes limítrofes, que son los espacios habitados que circundan los terrenos forestales. El Fargue; la carretera de Víznar y el río Beiro; el Campus de Cartuja; la carretera de Murcia y camino viejo del Fargue; los cármenes de San Miguel y la ladera de San Miguel; Sacromonte; Alhambra y cementerio; carretera de la Sierra; Genil y Serrallo; y Lancha del Genil comprenden las diez zonas urbanas limítrofes en las que se tiene detallado cómo habría que actuar.
El calor es cada vez más intenso. La vegetación cada vez está más seca. Y aunque da tranquilidad contar con un grupo como Grafor, como en casi todo en la vida, más vale prevenir que curar.
Un grupo que es modelo para el resto de Andalucía
El grupo Grafor de los Bomberos de Granada fue el primero de este tipo en Andalucía. Un nexo entre los bomberos municipales urbanos (que también actuán si es necesario) con los del plan Infoca, especializados en el monte. Un término medio ideal para trabajar en zonas limítrofes entre lo urbano y lo forestal. Ahora, desde otros puntos de Andalucía han contactado con estos bomberos granadinos para trabajar en un proyecto a nivel autonómico. La iniciativa está en ciernes, pero el objetivo es que otras provincias apliquen la coordinación que hay en nuestra ciudad para hacer grupos municipales o provinciales. Un proceso de aprendizaje mutuo, en el que Granada es modelo a seguir.
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