Las dos familias de acogida posan con el delegado de Igualdad y la representante de Aldaima. PEPE MARÍN

«Esta bebé no es nuestra hija pero siempre será nuestra niña»

Dos familias cuentan de Granada su buena experiencia como hogares de acogida: «hay que tener paciencia y sobre todo darles mucho cariño»

Laura Ubago

Granada

Martes, 1 de junio 2021, 00:52

La bebé está para comérsela, con amplia sonrisa bajo el chupete y rosquitas en las piernas. Se ríe, da golpes con las manitas en la ... mesa y solo protesta un poco cuando la conversación se alarga y empieza a aburrirse. Elisabeth y Francisco la miran embelesados. La conocieron hace un año, cuando tenía siete días. Salió del hospital y llegó a la casa de esta familia de Santa Fe para cambiarles la vida, para mejor, por supuesto. Sus hijos biológicos, Inés (20 años) y Ángel (17), se pasan a la niña para entretenerla. Todavía no anda y ponen cara de ilusión cuando la imaginan dando sus primeros pasos. Están todos emocionados con esta niña de un año, de pelo ensortijado y nombre de princesa que no se puede desvelar para preservar su intimidad.

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Hace un año Elisabeth y Francisco decidieron hacerse familia de acogida de emergencia y recibieron a la bebé recién nacida. Ahora la miran con el amor que supera al vínculo de la sangre. El amor que desarrollan unos 'padres' al cuidar de esta bebé con desvelo. «Nos da igual despertarnos varias veces por la noche... lo hacemos encantados», expresan con más sonrisa que ojeras.

Se lanzaron a la aventura de ser familia de acogida de urgencia, un periodo que puede durar como máximo entre seis meses y dos años y que suele darse con bebés. Ahora llega otro niño –mañana– con solo diez días a sus vidas y en vez de pensar en cuánto trabajo tendrán ya planean cuánto van a quererlo.

«Esta bebé no es nuestra hija pero siempre será nuestra niña», defienden ambos que explican que ser padres de alguien va más allá de los lazos sanguíneos. «No hay que haberla parido para sentirse su madre», aclara Elisabeth, que ampliará estos días su corazón para recibir al otro bebé recién nacido. También tienen un perro que aceptó a la niña con nombre principesco tan bien que cada vez que estornudaba se acercaba a la cunita para ver si todo estaba en orden.

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Lo peor, sin duda, va a ser separarse. Pero este también será un gesto de generosidad. Mientras tanto Elisabeth, que se dedica al cuidado de la niña y Francisco, que es bombero y tiene muchos días libres para también estar con ella, no pueden ni hablar de ese día en que se marche. Se les ensombrece el rostro. Ahora, tienen contacto con los padres de la niña, que la ven y los que están agradecidos de la bien que se la están cuidando. Algo que no deja de ser duro para todos.

La historia de María y su marido es diferente pero igual de emocionante. También tienen acogido a un niño del sistema de protección, que llegó a su casa con 10 años y que se quedará –al menos– hasta que cumpla 18 gracias al acogimiento permanente.

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María es educadora del centro de menores Nuestra Señora del Pilar y acogía a niños de manera temporal, en vacaciones. «Una Navidad me traje a uno y cuando terminaron esos días me dijo: es que yo no me quiero ir de aquí. Mi marido dijo que adelante y ahora tiene 14 años y nos aporta mucho», explica esta «mami», que dice que su niño sigue teniendo contacto con su madre a la que ha conseguido ver como una amiga y que se va a adaptando a la situación porque es un niño muy sociable, listo al que también adoran sus nuevos abuelos y su familia en general. «¿Qué podría decirte que me da mi niño?... es que me hace feliz», explica esta educadora que recomienda a las familias de acogida mucha paciencia y que les den mucho cariño. «Lo que no se puede hacer es coger a un niño y devolverlo al centro si las cosas van mal porque le destrozas por segunda vez la vida», apunta.

Este reportaje es para que las familias se animen a acoger y formen parte de esa bolsa de hogares que son tan necesarios. «Se necesitan perfiles muy diferentes así que cuantas más familias sean más opciones habrá para acoger niños», explica Karima El Harchi, responsable de Aldaima, que es la institución colaboradora con la Junta, que tiene un contrato con la consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación para la información y captación de las familias, valorar su idoneidad y acompañarlas durante el proceso. Y hay un teléfono (958-255203) al que hay que llamar para iniciar esta aventura de ser padres temporales de niños que han vivido situaciones difíciles en sus casas o que ni siquiera han tenido tiempo de tenerla. La idea, dicen, es que los centro de menores, a pesar de ser lugares estupendos para su desarrollo, puedan sustituirse por familias generosas como estas.

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El sistema más beneficioso

La delegación de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación ha querido conmemorar el día del acogimiento familiar con un llamamiento a las familias para que se animen a acoger un menor, ya que lo consideran la medida de protección «más beneficiosa para los niños del sistema de protección».

El delegado de Igualdad, Manuel Montalvo, quiso reconocer la labor de los profesionales que se encargan del acogimiento familiar y que han seguido realizando su labor a pesar de la pandemia.

«Los niños que son retirados de sus familiares por sufrir graves situaciones de desprotección necesitan una familia para establecer vínculos afectivos seguros que les ayuden a crecer como personas», expresan desde esta delegación.

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En Granada hay actualmente 230 menores en acogimiento familiar: 115 en familia ajena y otros 115 en familia extensa, que sí tienen algún parentesco con el menor.

«Cualquier familia que tenga compromiso con la infancia, voluntad para el acogimiento y capacidad para cubrir las necesidades de los niños, que superen el proceso de valoración de idoneidad, podrán acoger a uno de los 359 menores que se encuentran en centros de protección de Granada», apuntó el delegado de Igualdad, Manuel Montalvo.

De manera general, los menores entre cero y seis años sí están en una familia de acogida pero desde la Junta y recursos como Aldaima quieren encontrar más hogares para dar la oportunidad a más niños para desarrollarse en el seno familiar. Estas campañas de promoción del acogimiento suelen resultar efectivas ya que se produce la llamada de familias interesadas.

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