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Reunión de la asociación para la restauración de la iglesia de Guadahortuna. Ariel C. Rojas
La Mirilla

La asociación para la restauración de la iglesia de Guadahortuna se reúne con un primer proyecto claro

Encarna Ximénez de Cisneros

Sábado, 28 de septiembre 2024, 00:43

Faustino Jiménez era agente inmobiliario y de seguros. Ahora, jubilado, vive a caballo entre la capital y Sierra Nevada. Y, por esas cosas de la ... vida, se convirtió en fundador de una asociación cuyo nombre deja muy claras sus intenciones: restauración de la iglesia de Guadahortuna. Fue el entonces párroco, William Sauce, el que le pidió ayuda ante el estado del edificio religioso que, tras el estudio encargado por Faustino a profesionales, es mucho más preocupante de lo que aparenta, aunque no se vea.

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Con todo esto, un grupo de entusiastas, entre ellos Luis Mengual, con el que también estuve charlando, se han puesto manos a la obra y, conscientes de que es un tema monetario –me hablaban de unos novecientos mil euros para la restauración– han decidido organizar actos para recaudarlos y, de camino, estrechar lazos y pasarlo bien.

Por eso, se reunieron en las Comendadoras de Santiago –todo el cariño para las madres que, como siempre, se volcaron– en un almuerzo solidario. El objetivo, dar a conocer esas actividades, porque en la asociación nadie paga cuota. Lo que quieren es, como afirmaba Jordi Cabedo, concienciar a la sociedad civil para promover estas «iniciativas primordiales» –palabras de Lydia Moreno–, que permitan recuperar el patrimonio.

«Hay que ponerse las pilas», dejaba claro Miguel Ángel Bernardo que tampoco se perdió la cita al igual que Beatriz de Miguel, María Victoria Moya, Alejandro Roldán y Blanca Ortiz. Aunque muchos ni siquiera se conocían entre sí, la reunión fue todo un éxito y en ella se presentaron las citas que ya tienen fecha: 11 de octubre, con el club de lecturas teatralizadas, con Navarro de Calín y Paco Pérez a los que estuve saludando, junto a Teófilo Martínez, que vino «a curiosear» y la grata sorpresa de encontrarme con Antonio Ubago que es consuegro de Faustino y que es padre, entre otras, de mi querida compañera Laura; y con el que me di un abrazo al compartir un cariño común, el de otra localidad de nuestra provincia, que se llama Güevéjar, donde los Ubago son toda una saga.

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Lazos familiares también en otro de los protagonistas de la jornada, y por partida doble; porque será uno de los participantes como poeta en el espectáculo de zarzuela y recital de poesía –junto al tenor Antonio Jesús Valle y la pianista Mariló Beas– y porque Manuel Juan García –que es de quien les hablo– que tuvo la buena idea de llevarse un jamón para compartir con los asistentes –cuando fuimos a hacer la foto ya estaba en las últimas; bueno, estaba en los platos que seguro degustarían rápidamente–. Manuel Juan es consuegro del siempre recordado Melchor Sáiz-Pardo, tantos años director de esta casa.

Así me encontraba yo, como en casa, saludando a Carlos Sáez –gracias por tu colaboración– o escuchando los buenos deseos de Javier Sánchez y José Juan Nogales. «Podemos llevar la iniciativa» en la que se puede colaborar comprando las entradas y, no se lo pierdan, el entonces párroco de Guadahortuna –que estaba en el almuerzo– ahora ejerce en Colomera y también ha pedido ayuda, así que… esto continuará.

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