Los nuevos dueños dan un paso más para reflotar el Santa Clara Golf de Otura

La llegada de la nueva propietaria, el pasado verano, abrió una puerta a la esperanza no solo para que los aficionados recuperen el campo de golf que tenía 172 socios en su última etapa sino para revitalizar toda la urbanización otureña, que necesita el campo de golf en pleno funcionamiento como gran locomotora.

Además, como principales propietarios privados de la urbanización, los dueños del campo de golf son una pieza fundamental para que la entidad de conservación que gestiona la urbanización logre los ingresos necesarios para realizar los arreglos que necesita y revitalizarla. El pasado verano, el grupo hotelero Ona con sede en Barcelona gestionaba la compra del campo de golf de Otura, que estaba en manos de la Sareb, a través de su sociedad Ona Asset management. Sin embargo, la empresa hotelera ha especificado a IDEAL que ellos no son los propietarios finales, sino que actuó como asesor para impulsar la venta a un tercero, un fondo de inversión con el que por el momento este periódico no la logrado contactar.

Sí tienen contacto con el propietario en la Unidad Urbanística de Conservación de Santa Clara Golf, que tiene al frente a unos infatigables vecinos que llevan años trabajando para intentar resolver los problemas generales de la urbanización, que se vio paralizada tras la crisis del ladrillo.

Hace un año, fuentes de la empresa propietaria expresaron su intención de resucitar el campo para lo que comenzaron a resolver los no pocos problemas en lo que estaba envuelto, empezando por la recuperación de la gestión por la vía judicial. Sin embargo, por el momento los inversores no han hecho pública la hoja de ruta que seguirán, ni cuales son sus plazos y sus intenciones ahora que tienen las manos libres para actuar. El campo de golf cerraba definitivamente el 1 de noviembre de 2022, dejando en la calle a doce trabajadores, que se quedaron con nóminas colgadas. Desde entonces, los 18 hoyos del campo de golf Santa Clara de Otura han dejado de ser un espectacular paraje verde con vistas a Sierra Nevada para convertirse en un gran erial sin riego donde el césped se ha perdido por completo. A los nuevos propietarios les ha costado más de un año lograr tomar posesión de sus instalaciones y ahora, a juicio de la entidad de conservación, «empieza una nueva etapa» que les llena de esperanza.

«Esto ya es suyo y ahora estamos esperando a que se presenten y nos digan qué planes tienes. Nosotros les hemos propuesto colaborar con ellos a todos los niveles con la confianza de que devuelvan el campo a la vida. Estamos dispuestos a apoyarles lo máximo posible con la creación de una asociación de jugadores y para buscar fórmulas que aceleren la puesta en marcha del club de golf», señalan fuentes de la entidad de conservación que agrupa a los vecinos propietarios de la urbanización.

En los últimos meses, en la urbanización se han reparado calles, se han ejecutado viales peatonales, se ha instalado iluminación led solar y se han recuperado zonas verdes, según fuentes de la entidad. Además, aseguran que gracias a las obras financiadas por los propietarios, se garantizado el suministro eléctrico no solo a Santa Clara sino para todo el sur de Otura.

Ahora, con estas mejoras en marcha y gracias a la llegada de los nuevos dueños del Club de Golf, la urbanización espera «vivir un nuevo comienzo». «Lo que hace poco era un riesgo, ya es una oportunidad para inversores y familias que pueden edificar aquí sus hogares adquiriendo solares al mejor precio de todo Granada», afirman los vecinos agrupados en la entidad.

«Termina el año con la buena noticia del cierre de una etapa de incertidumbre con la toma de posesión del activo por la nueva propiedad, más de un año después de haberla adquirido como parte de un lote de activos a la Sareb. Con su gestor Ona Hotels a la cabeza, todos en Otura esperamos con ilusión los proyectos de futuro que desarrollen los nuevos dueños una vez concluya el análisis del estado de las instalaciones de las que acaban de tomar posesión», finalizan.