El Spíderman de la Bahía
Un militar de permiso escala para ayudar a una anciana accidentada en ArmillaLa mujer se cayó dos veces en poco tiempo y pidió auxilio a gritos, con la suerte de que Roberto pasaba por allí en ambas ocasiones
Roberto recuerda a la perfección los ojos llorosos de Encarnación, el gesto de complicidad, cómo le apretó las manos. Era su forma de agradecerle que ... la hubiera auxiliado en su domicilio de Armilla después de caerse dos veces, con una diferencia de poco más de una hora. Sentía, tal y como le expresó, que había encontrado a su ángel de la guardia. «Estoy en una burbuja por esas palabras de agradecimiento», confiesa Roberto Carlos García Alonso, brigada del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC), que en ese momento se encontraba de permiso.
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Roberto, natural de San Fernando (Cádiz), y que ha sido apodado como 'el spiderman de la bahía' por sus amigos, está destinado en la Capitanía General, situada en Granada capital. Ese día, miércoles, 27 de diciembre, había ido a comer junto a su mujer, Laura, a un bar de Armilla. Aparcaron en la calle Manuel de Góngora y mientras paseaban vieron a dos chicas mirando hacia un balcón. Podía verse a una señora tirada en el suelo que estaba pidiendo ayuda. Sin dudarlo, Roberto escaló hasta el primer piso -donde se encontraba la afectada-, apoyándose en las rejas de las ventanas y en las barandas. Saltó al balcon, la levantó, la ayudó a ponerse el zapato que le faltaba y la dejó sentada. «Estaba muy nerviosa, le temblaba el cuerpo, pero decía que se encontraba bien», explica el gaditano. Concepción, como se llama la anciana, se quedó llamando a su hijo. Roberto la vio en buenas condiciones y salió del domicilio, esta vez por la puerta, para seguir su ruta.
Cuando la pareja terminó de comer, a la vuelta, pasó por la misma calle una hora y poco después. Se fijaron y la mujer volvía a estar tirada en el suelo, esta vez con medio cuerpo dentro del domicilio y medio en el balcón. Roberto soltó lo que tenía en la mano y escaló otra vez hasta el primer piso. La escena se repetía: Encarnación se había caído de nuevo, por lo que la auxilió otra vez. Estaba muy nerviosa y, sobre todo, agradecida por volver a ver a Roberto, al que describió como su ángel de la guarda. «Espero que no le haya pasado nada al aire acondicionado del vecino de la planta baja, sobre el que pisé para subir», bromea.
Emergencias 112 recibió el aviso por la caída y activó a la Policía Local del municipio. No fue necesaria la presencia de los servicios sanitarios, que en un principio también fueron alertados. El hijo de la afectada llegó al piso y Roberto y Laura pudieron irse con la tranquilidad de saber que estaba bien atendida. Según ha podido saber este periódico, la anciana pasó ayer el día en el hospital, donde le realizaron pruebas médicas.
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Laura inmortalizó con una fotografía el primer rescate, pero no pudo grabar más, ya que se colocó delante del balcón para amortiguar la caída si Roberto tropezaba. «No pensé en que me caería encima y saldría mal parada, solo estaba centrada en servir de ayuda», destaca. En la segunda intervención sí pudo grabar cómo su marido escalaba hasta el domicilio. Lo ha publicado en redes sociales y se ha hecho viral.
Empatía e impotencia
Roberto se siente emocionado, pero más por recordar a Encarnación, que le tocó el corazón, que por la propia hazaña en sí. «Creo que cualquiera hubiera hecho lo mismo», asegura. Si llega a ser un sexto piso se lo hubiera pensado un poco más, pero con la adrenalina del momento probablemente hubiese actuado igual. «Sentí mucha empatía por ella e impotencia al ver que no podía incorporarse... a saber cuánto tiempo pasó en el suelo hasta que llegué. Para mí fue un privilegio y un honor ayudarla», manifiesta Roberto. Una hazaña por la cual ya le han felicitado varios miembros del Ejército de Tierra al que pertenece.
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