Un email para denunciar a vecinos que cultivan marihuana en Monachil

Las pistas son variadas. Un fuerte olor, una planta que asoma desde un balcón, unos apagones repentinos que parecen estar relacionados con los excesos de potencia eléctrica, necesaria para estos cultivos. Vecinos indignados les contactan para denunciarlo. «Al correo nos llegan indicios y lo investigamos. Por ejemplo, hacemos mediciones con electricistas para ver si hay defraudación, si coincide lo que marca el contador con el consumo. Trabajamos con varias áreas de la Guardia Civil y ponemos todo en su conocimiento», explica Raúl Fernández, oficial jefe de la Policía Local en Monachil.

Cuando la investigación lo respalda, se procede a comprobar el interior de la vivienda en cuestión, a través de una entrada voluntaria o una orden judicial. En muchos casos, los que custodian las plantas se muestran colaboradores.

El correo electrónico al que enviar indicios lleva dos años activo. Hasta la fecha, ha dado lugar a una veintena de operaciones y otras tantas investigaciones que siguen en marcha. «De vez en cuando recordamos que lo tenemos, porque muchos no lo saben o se les olvida, y si lo tienes en cuenta te fijas más en posibles delitos. La colaboración ciudadana es esencial», expone Raúl Fernández.

En esta lucha contra la marihuana, cuentan con tres agentes caninos y una furgoneta que principalmente usan para transportarlos. Los animales rastrean en busca de droga y, gracias a ellos, anualmente la Policía Local levanta de 200 a 300 actas. Cabe recordar que es este cuerpo el que controla la zona de Pradollano en Sierra Nevada, donde los visitantes se disparan con la temporada de esquí. También en el instituto del municipio realizan una labor disuasoria con la presencia de estos animales. «Pretendemos que los adolescentes no lleven sustancias y no se inicien de forma temprano en esta lacra», apostilla el oficial jefe.

En muchas ocasiones, en las operaciones antidroga el juez ordena la destrucción del material utilizado para el cultivo, como aires acondicionados, ventiladores o lámparas LED. Otras veces no, lo cual es aprovechado en Monachil para darle una segunda vida a los aparatos previamente usados para fines ilegales. «Hemos reutilizado aires acondicionados en escuelas municipales o ventiladores en aulas de mayores, procuramos que beneficie al ciudadano y los vecinos puedan darle uso. Hay materiales, como bombillas de alto consumo, que no merecen la pena, pero las placas de LED, por ejemplo, pueden ser útiles en las naves», detalla. El material con un fin exclusivamente ilícito se destruye.

Por último, la Policía Local de Monachil anima a los vecinos a seguir denunciando, y recuerda algunos de los problemas que acarrea el tráfico de marihuana. Desde el asentamiento de mafias a los cortes de luz, pasando por los ajustes de cuentas entre unos y otros. «El que menos te esperas puede estar plantando para sacarse un dinero para la comunión de su hija o comprarse un coche, y así cada vez a mayor escala. Los niños, además, puede que naturalicen una práctica que no es normal. Hace falta una labor de concienciación», concluye Fernández, que anima a otras policías locales a poner en marcha esta iniciativa, que da «muy buenos resultados».