Ramón L. Pérez
Con otros ojos

El camino

Esta foto fue hecha el pasado miércoles en la comarca de Baza con motivo de las informaciones sobre los efectos de la DANA en la provincia que este periódico ha ido publicando esta semana

Sábado, 2 de noviembre 2024

El camino es sinuoso, cuesta arriba y plagado de obstáculos. Está hecho de pedazos que perdieron su sentido. El agua no lo riega, no lo ... limpia, no lo llena de vida: lo inunda y lo devasta y desaloja cuanto existe. La belleza que antes lo rodeaba tiene las raíces arrancadas, como si no pudiese resistir la memoria de lo que ha pasado. Nadie puede saber adónde conduce el camino. Y mucho menos quien lo está cruzando ahora, entre resuelto y cabizbajo, dejando su pequeña huella entre otras miles. El camino se parece a un rompecabezas sin modelo para orientarnos. Su destino es incierto, como todo los destinos cuando les restamos la autosugestión.

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El cielo que nos queda aparece atravesado de manchas ambiguas: imposible afirmar si esas nubes son el esbozo de la calma, los restos del naufragio, o bien las emisarias de la siguiente tormenta. Hay quienes confían en que el cielo nos ayude. Aunque, últimamente, la meteorología puede más que la fe. Y hay quienes se conforman con la mala fortuna o el azar. Pero, en cualquier desgracia, la otra mitad del azar suele ser la negligencia.

Igual que una pequeña figura en la inmensidad de un contexto cuyas reglas no controla, siempre vulnerables a escala, hacemos nuestro camino en soledad. O al menos eso creemos. Nos entrenan para creerlo. A quienes tienen responsabilidades, porque cobran para tenerlas, les resulta más cómodo y lucrativo que nos convenzamos de que salvarse depende exclusivamente de cada cual. Para el relato oficial, las condiciones previas y las reacciones posteriores no le competen a nadie.

Antes de una catástrofe existen las prevenciones materiales, las campañas de información, los sistemas de aviso. Después de una catástrofe, los canales de comunicación con las víctimas, los mecanismos de auxilio y, por supuesto, las inversiones justas. No es lo mismo mirar al cielo que mirar para otro lado.

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A lo largo del camino, lo que nunca falla son las redes de apoyo del prójimo: lo que la gente como nosotros puede hacer por nosotros. La etimología nos recuerda que la solidaridad proviene de lo sólido, de la unión de la partes. En mitad del desierto, caminamos de la mano con otras soledades que merecen protección.

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