Se acabó cerrar en la Fiesta de la Primavera

Los comerciantes cercanos al botellódromo celebran la prohibición del encuentro, que en algunos casos "ahuyentaba a la clientela"

javier morales

Viernes, 18 de marzo 2016, 01:52

La prohibición de la Fiesta de la Primavera es un bálsamo para los comerciantes de la zona cercana al 'botellódromo', que será vallado en ... la mañana del viernes y estará custodiado a lo largo del día por 70 agentes de la Policía Local. Su misión: evitar que los jóvenes eludan las advertencias y consuman alcohol en las calles aledañas al recinto.

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Buena parte de los establecimientos de las calles Arabial y Cañaveral próximos a la explanada se vieron obligados a bajar sus persianas durante las tardes festivas de convocatorias anteriores. Es el caso del negocio de Jesús, dueño de la peluquería Cariatide, a quien arrancaron el letrero hace un par de años. Él dice estar de acuerdo con el "cierre permanente", ya que incluso llegaba a perder clientela en las primeras horas de la tarde. Y entre las vecinas que acuden a su salón, "todos los comentarios son negativos".

Ana, una de ellas, pide que "controlen para que no haya ese desmadre". "Se pueden divertir, pero sin molestar a los demás. No digo que prohíban, sino que controlen, para que no impidan la vida cotidiana", reivindica esta ciudadana. Erika, su peluquera, dice que es "maravilloso" que hayan vetado la celebración. "Los viernes por la tarde vienen muchas clientas, por lo que estamos perdiendo clientela". Y los sábados, tocaba limpieza de la calle.

De acuerdo con el testimonio de Jesús, las escenas en la tarde-noche de quedadas anteriores contaban con sexo en la calle, peleas, vecinos tirando cubos de agua desde los balcones para disuadir a quienes hacían ruido en las aceras e incluso ascensores inundados. Es el caso del portal contiguo a esta peluquería, donde se vieron la obligación de invertir "tres millones de pesetas" para arreglar el elevador. "Ya no es solo por la clientela, sino por la falta de conciencia hacia las personas jóvenes", insiste el peluquero. En su cochera avisan de que este viernes, como en otras ocasiones, no podrá meter el coche.

En otra peluquería del barrio, Roberto también se veía obligado a cerrar. "Los clientes no venían porque no podían aparcar los coches, estaba todo cortado". En cuanto a los jóvenes, "pasaban bebidos a ciertas horas y lo único que te esperabas era que te metieran un botellazo y te rompieran el cristal". Todo ello unido a un argumento recurrente de los vecinos y comerciantes del entorno del recinto: la orina, "salvo el último año, que ya el Ayuntamiento iba limpiando".

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Estefanía, trabajadora de la academia de arte Mi Espacio; Pepe, de la armería JC Antelo, o Alejandro y Cristina, de Centro Óptico Arabial, también han acostumbrado a bajar la persiana en la fiesta de la primavera. Estos últimos dicen haber participado activamente con la plataforma en contra del 'botellódromo'. Él es vecino de la zona y recuerda que hace dos años querían entrar en el baño de su local, incluso rompieron una de las placas colocadas en la puerta.

En la óptica remiten a otro negocio cercano. Se trata de la cafetería de Ramón, Desayunos Del Barrio, que el año pasado, pese a que la afluencia en la fiesta fue inferior a la de convocatorias previas, debido a la lluvia, sufrió desperfectos en el aseo. "Lo atrancaron, las mujeres estaban peleando con los camareros y la cocinera... Lo destrozaron todo", rememora. El coste de los daños fue de 400 euros, sufragados por el seguro.

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"Eso es una pesadilla"

La mayoría de los vecinos del lugar esperaban la prohibición de la fiesta y el cierre del 'botellódromo' como agua de mayo. María Victoria calificaba las jornadas de 'juerga' como "una pesadilla, no solo el día del botellón, sino los días siguientes, por la basura", asegura a IDEAL. "Es horroroso, cuando van y vienen tocando los portales, en todos hacen sus necesidades, por las aceras...". Esta granadina explica que "nunca ha habido botellódromo y los jóvenes se han divertido", y se pregunta: "¿Por qué tienen que hacerlo bebiendo en la calle y armando jaleo?".

Antonio, que vive junto al paso de calle Cañaveral a la explanada, explica que "beben mucho y tienen que eliminarlo". Y al día siguiente, malos olores en las cocheras y portales. "Si la Policía Local da vueltas, algo bajará". En un Estanco de Arabial, conversa con Isaac, trabajador del establecimiento. Solo cerró el primer año de la fiesta, "porque se complicó la cosa". En las últimas, la presencia de agentes, dice, disuadía a los jóvenes. También a la hora de consumir en su local.

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"Es bueno para la ciudad"

El testimonio de Elvira, también residente de los viales próximos a María de Moliner, va en contra de la opinión mayoritaria. "Trae dinero, los comercios venden más, la gente conoce Granada". Para esta mujer, la suciedad "es una contraprestación por traer chicos". No obstante, pide mayor vigilancia policial y que pongan "los medios adecuados", ya que "queremos que venga la gente pero luego no le damos los servicios que tenemos que dar".

IDEAL ha tratado de recabar la opinión de tres tiendas de alimentación y bebidas cercanas. Solo una de ellas, La Pequeña Despensa, regentada por Juan Carlos, ha accedido a valorar el veto al 'botellón'. "Adiós Pepillo que te pillo". Con esta expresión ha resumido el dueño su sentir ante el adiós a la fiesta. "Es esencial para las tiendas que están aquí, si no hay 'meneo' pronto habrá que cerrar el chiringuito". Este comerciante asegura que desde hace un año no hay problemas de suciedad ni destrozos, "la policía está vigilando y está todo controlado".

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