Adiós al mítico bar Torres Bermejas: cierra la 'antesala' judicial de Granada
El negocio, cuna de los grandes juristas de la ciudad y donde se ha resuelto más de un pleito, cierra después de 40 años
Hace esquina entre el pasado y el futuro. Convive junto a locales de 'Takeaway', grandes cadenas de hostelería, nuevos bares de moda de Plaza Nueva – ... estrellas de un día–, restaurantes de comida rápida y los sitios de siempre que, por desgracia, cada vez son menos. El Bar-Restaurante Torres Bermejas nace a los pies del TSJA, el edificio de la Real Chancillería, y en sus mesas se ha estudiado más Derecho que en el aulario de la facultad.
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Es la cuna de abogados, funcionarios, letrados, fiscales, jueces o procuradores. Y se despide después de 40 años de escuela para dar paso a otras generaciones. Los hermanos Lombardo, Antonio y Rafael, se jubilan oficialmente al concluir el mes de octubre y este templo de la buena comida, bebida y compañía baja definitivamente la persiana. Su cierre deja huérfanos a muchos noctámbulos que usaban la barra de refugio en sus peores días. Los juristas de Granada buscan también otro 'despacho' donde sirvan buenas cervezas. Los Lombardo han hecho mucho por la paz en Granada. En las mesas del comedor se han sellado incontables alianzas y firmado acuerdos que han evitado más de un juicio. Es la 'antesala' más popular.
Tristeza y alegría dejan un sabor de boca agridulce a los hosteleros. «Es una profesión y una pasión que nos gusta. Creemos que ya es hora de jubilarnos y que entre savia nueva», explican con un nudo en la garganta. Su vida cuelga en las paredes y pasa rápido ante los ojos curiosos de los clientes que escrutan los muros. Decenas de fotos y caras conocidas que han disfrutado en Torres Bermejas. Los Lombardo, naturales de Iznalloz, se iniciaron en el mundillo de la hostelería con 14 años. Empezaron en Suiza, donde su padre emigró en busca de futuro. Volvieron al poco tiempo. La tierra siempre llama. Antes de adquirir el Torres Bermejas, que abrió a principios de la década de los 60 como mesón, alquilaron durante cinco años el restaurante Marinetto en Churriana.
Pero en el número 6 de Plaza Nueva la familia fue donde se hicieron un nombre. «El negocio creció poco a poco con la gente de la justicia. Funcionarios, jueces, fiscales... Una vida larga, pero bonita. Prácticamente se mantiene como al principio, después de nuestra reforma. Hemos hecho algún arreglo puntual, el mayor llegó hace una década con un puesto de churrería. Siempre bajo el mismo nombre», explican.
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La decisión de Antonio (70 años) y Rafael (65 años) de bajar la persiana viene motivada también porque la propiedad se queda con el local y rehabilitará todo el edificio. «La solera de Torres Bermejas no la tiene ninguno. Han comido presidentes, políticos y ministros como Gallardón, fiscales generales del Estado, criminales... Un derecho de admisión amplio, solo pedimos a nuestros clientes que sean respetuoso», rememoran. Recuerdan un nombre entre todos con mezcolanza por las circunstancias. «Luis Portero, el fiscal, era una excelente persona. Nos hemos tomado muchas copas de vino con él. El atentado terrorista nos tocó mucho. Nos quedamos perplejos, le teníamos mucho cariño y amistad. Yo le serví su último café. Esa mañana me esperó. Había mucha gente y aguantó a que le viera para decir adiós. Parece que quería despedirse. A las dos horas estaba muerto», lamenta Antonio con tristeza.
Una gran despedida
Por el bar también han pasado celebridades como el bailaor Joaquín Cortés, Miguel Ríos o Steve Harris, bajista de Iron Maiden. «Se lió un revuelo en la puerta, nos enteramos al ver a toda la gente parada en la terraza. Nosotros no sabíamos quién era el melenas», dicen al echar la vista atrás.
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Lo único que no van a echar de menos los hermanos es la pandemia, los recuerdos de un incendio y, sobre todo, la Semana Santa. «Llevamos ya demasiadas aquí entre pasos y penitentes. Perdíamos varios kilos», ríen. El secreto para aguantar tantos años, además de las ganas, es «mano derecha». «Tienes que tener mucha psicología para lidiar con los problemas que tienen los clientes detrás de la barra», argumentan. «Ser amable y discreto. Hemos guardado el secreto profesional como un abogado más o un cura», afirman. Ni siquiera cuando está prescrito se atreven a romper el silencio. Y se guardan para ellos si ha habido peleas de clientes con traje y corbata.
La saga continúa con un nuevo local, Puerto Lombardo, en la avenida Barcelona del Zaidín, junto al 'Cubo'
Tienen claro lo que harán cuando bajen la persiana a final de mes. «Descansar». Rafael se dedicará a sus caminatas y a salir con la bici, mientras que Antonio, que también es de dar paseos, bajará más a la playa, visitará su cortijo y tendrá más tiempo para la caza. Raúl Lombardo, hijo de Antonio, cogerá el testigo. En la avenida de Barcelona del Zaidín, muy cerca del 'Cubo' donde trasladarán sedes judiciales abrirá las puertas de Puerto Lombardo, un nuevo bar-restaurante donde todos los antiguos clientes serán bienvenidos. Y los nuevos también. Raúl lleva 25 años en hostelería, ha tenido grandes profesores.
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La gran familia que forma la judicatura de Granada les prepara una despedida que, en principio, se celebrará el próximo 24 de octubre. Los organizadores son Laura Tapia, Letrada de la Administración de Justicia de la Sala de lo Social del TSJA –quien conoció el bar por su padre, Fernando Tapia, expresidente de la Audiencia Provincial–, Fernando Oliet, magistrado del TSJA y Antonio Moreno, magsitrado de la Sala Civil y Penal del TSJA.
Serán muchos los que acudan a dar el último adiós al bar. En la 'penúltima' despedida del Torres, convocada por este medio para plasmar el final del establecimiento, en pocas horas y con premura pudo reunir a los organizadores y a otras personalidades relevantes del ámbito judicial de Granada, como José Luis López Fuentes, presidente de la Audiencia Provincial, Alberto Manuel del Águila, decano de los juzgados de Granada, Paco Requena, vicesecretario del Colegio de Procuradores, Antonio Mir, vicedecano del Colegio de Abogados y José María Sánchez Jiménez, magistrado de la Audiencia Provincial. Todos quieren despedirse de un lugar querido que les vio crecer como juristas.
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