2.036 personas que febrero nos ha quitado en Andalucía por covid-19
No es un número. Son personas con nombres y apellidos. Febrero ha sido el mes con más muertes por coronavirus: son las funestas consecuencias de la apertura navideña
No es solo un número. Son personas con nombre y apellidos que han fallecido por covid-19 en febrero de este 2021. Son 2.036 ... personas que febrero nos ha quitado en Andalucía debido a la covid-19, 549 más que en noviembre, el peor periodo hasta ahora, cuando 1.487 personas perdieron la vida por esta causa.
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El viernes 12 de febrero, con 127 muertes, ha sido la jornada con más muertes por covid-19 en la comunidad andaluza de toda la pandemia, seguida por el martes 9 de este mismo mes, cuando murieron 126 personas, y por el sábado 13, con 120 muertes. En enero, en Andalucía perdieron la vida por esta causa 1.240 personas y en diciembre, 1.117.
6.050 muertes el 26 de enero, eran 6.988 el 8 de febrero. La marca de casi mil fallecidos sobrevino en apenas 13 días. Ha habido un récord más fúnebre aún. En apenas 11 días, Andalucía enterró a otro millar: de los 6.988 del 8 de febrero a los 8.003 del 19 de febrero. El ritmo en febrero ha sido endiablado. Estos datos superan todos los registros. Desde la muerte 5.000 a la 6.000 pasaron 32 días (desde el 24 de diciembre al 26 de enero). Transcurrieron 26 días desde los 4.000 a los 5.000 muertos, 20 días desde los 3.000 a los 4.000; 29 días desde los 2.000 a los 3.000; casi seis meses entre el primer y el segundo millar y, tiempo atrás, en la primera ola, desde el 13 de marzo al 18 de abril, 35 días para alcanzar los primeros mil muertos.
Y en España, febrero ha sido el mes con más muertes por covid (¡más de 10.000 !) desde abril, pese al descenso de los contagios, y que concentra en torno a un 15% de los fallecimientos totales. Así la tercera ola cierra con la mayor mortalidad acumulada tras las alcanzadas en 2020. Madrid, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Castilla y León son las comunidades con mayor porcentaje de muertes.
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Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus en marzo de 2020, en España se han observado alrededor de 92.000 muertes más que en un año normal. De ellas, casi la mitad (42.000) se han producido desde julio, mientras que los fallecimientos oficiales son alrededor de 65.000. Son 27.000 muertes más que las que el ministerio atribuye al coronavirus. Castilla-La Mancha, Madrid y otras tres comunidades acumulan el 60% del exceso de fallecidos durante la pandemia. Madrid es la región donde más aumentó la mortalidad en 2020: un 41% más de fallecimientos respecto a la media de los años anteriores. Le siguen Castilla-La Mancha (37%), La Rioja (28%), Aragón (25%) y Castilla y León (25%).
Las personas de Andalucía están soportando los sucesivos picos pandémicos. Abrir el grifo, como es sabido, alimenta las olas; cerrarlo, como sucede desde la festividad de Reyes, las rebaja, convirtiendo la cima de contagios en valle. Más difícil resulta convivir con la incertidumbre de a quién va a señalar la siguiente onda, una sensación que sigue inquietando casi un año después. Y la tercera curva concluye que ha sido la más grave de las tres, al menos en intensidad. Más contagios, más hospitalizados y más muertes más rápidamente. Entre enero y febrero han muerto más de 3.200 andaluces/as hospedando la covid-19.
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En este entorno, algunos datos a añadir:
– Para los hombres es el doble de peligrosa la enfermedad: pasan más por el hospital, son más del doble los que terminan en la UCI y mueren más.
–Se han detectado más positivos entre las mujeres.
–Más del 70% de las víctimas mortales tenían más de 75 años. Muy lejos del siguiente tramo, de 65 a 75, que con poco más del 15% de los fallecidos es el segundo más afectado por la virulencia del virus.
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– En las residencias de Andalucía ha muerto uno de cada cinco contagiados por covid.
Son las funestas consecuencias de la apertura navideña, que no ha sido sino el tercer traspié en la misma piedra. La precipitada flexibilización de las restricciones trajo consigo el repunte de la propagación del SARS-CoV-2. El coronavirus estaba encantado de un sitio para otro; ahora en las grandes mesas familiares, ahora en los interiores sin ventilación... Y los contagios se reprodujeron sin control. Tuvieron que transcurrir la Nochebuena, la Nochevieja y los Reyes para que la Junta de Andalucía decretara más medidas severas. Fue un 8 de enero: demasiado tarde para parar la mortalidad en esta tercera ola.
Y mientras tanto, la inmunidad en España roza el 20% entre vacunados y contagiados. Según la Sociedad Española de Epidemiología, 9,7 millones de españoles están inmunizados frente a la covid-19. Un total de 4,7 millones de personas tienen anticuerpos, según la última oleada del estudio de seroprevalencia elaborado por el Instituto de Salud Carlos III. A ellos hay que sumar el aumento de personas inmunes tras el otoño, que llegó a un 14%, y los más 3 millones de personas a las que se les ha administrado la primera dosis de las vacunas contra la enfermedad.
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La extensión de la inmunidad, ya sea natural por haber pasado la enfermedad o conducida por las vacunas, producirá un pico que se limite a los contagios y enfermedades leves. Habrá personas que morirán, pero menos. Y los muertos serán dolorosos pero quizá mucho menos relevantes, siempre que el virus no reproduzca variables rebeldes.
Habrá que estar pendiente de las variantes. Las variantes están cambiando, hacia perspectivas más pesimistas, los planes de los gobiernos contra la covid-19: más contagiosas, con la posibilidad de que también sean más mortales, con capacidad para mutar sobre sí mismas... y con enormes dudas sobre si las vacunas serán efectivas contra ellas, al menos en algunas de ellas. Los resultados preliminares de las farmacéuticas muestran que la eficacia de los antídotos, que tan bien funcionaban contra la variante anterior, desciende frente a las nuevas cepas, en algunos casos, muy significativamente. De las vacunas aprobadas hasta ahora por la Agencia Europea del Medicamento, Pfizer sería eficaz contra la cepa británica, pero perdería eficacia contra la brasileña y la sudafricana, a la espera de ensayos más concluyentes. Moderna, por su parte, sería efectiva contra la británica, menos efectiva contra la brasileña y no se ha probado con la de Sudáfrica. Finalmente, AstraZeneca sería eficaz contra la británica, pero no contra la sudafricana, donde sólo lograría el 10% de efectividad, y no hay datos sobre la brasileña. Las compañías trabajan en aumentar la capacidad de sus vacunas frente a las variantes. Habrá que seguir el tema y comprobar que todo marcha sobre lo previsto. Algunos datos sobre Israel, la mayoría positivos y algunos negativos, nos hacen ser prudentes.
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Y todo ello y más cuando la pandemia del coronavirus ha hecho mella en el sistema sanitario español, que ha dejado de ser el más eficiente de Europa. De hecho, ni siquiera se encuentra ya en el Top-10 mundial, según la clasificación que elabora cada año Bloomberg.
Mucho por hacer para mejorar la tendencia de esta enfermedad que no termina de irse.
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